Nota: Las ideas acá dispersas ahondan en razón de un pensamiento metodológico que describe el contexto en el cual se construirá el Trabajo de Aplicación. Es en razón de este contexto que debe fundamentarse la propuesta metodológica, o la reflexión metodológica acerca del tema o evento de investigación.
LA MODERNIDAD
Obra de Benjamín Arenas, "La ventana del Mago", 2017.
Considerada como una
serie de rasgos y características que definen a dicho periodo, y que suponen
una cierta ruptura, la aparición de un nuevo clima intelectual. Surge en el
siglo XV después que se provocaran cambios emblemáticos a nivel mundial como:
el Descubrimiento por los europeos, el desarrollo de la imprenta,
la Reforma Protestante, el Renacimiento y
la Revolución.
Moderno, modernidad,
modernización son palabras claves de nuestra época. En México es frecuente
encontrar estos términos en artículos y ensayos, en el discurso político y en
los pronunciamientos de los líderes: el sistema político, la economía o el país
en general. El reiterado uso de estos vocablos acaba por tornarlos banales y
huecos, razón por la que se hace necesario precisar su sentido original, así
como sus diferentes acepciones.
De acuerdo con
el Vocabulurio filosófico de Lalande,
el término "moderno" se
empleaba ya en el siglo X en las polémicas filosófico-religiosas, tanto con una
acepción positiva -para denotar apertura y libertad de espíritu, estar al tanto
de los más nuevos descubrimientos o de las ideas recientemente formuladas como
con una acepción negativa -para significar ligereza, querer estar a la moda, cambiar
por el gusto de cambiar.
Ahora bien, no fue
sino hasta el siglo XIX cuando su uso se volvió común y se utilizó para
distinguir la antítesis entre feudalismo y capitalismo (tradición y
modernidad), como gran momento de cambio-ruptura en el proceso histórico. En la
misma época, modernidad empezó a servir para nombrar una aspiración cultural y
una expresión artística: así Rimbaud afirmaba "hay que ser absolutamente
moderno" y en América Latina los modernistas constituían una importante
corriente literaria. A la vez, el término adquirió una connotación ideológica
(como serie de representaciones más o menos elaboradas que encubren y
justifican una práctica, la capitalista, y facilitan la expansión del mundo de
la mercancía). De esta forma se propagó e introdujo en países como México donde
las élites cultivadas, fascinadas por su poder de seducción, eligieron a la
modernidad como bandera en la creencia de que bastaba con adoptar su lenguaje
para romper y superar el "atraso ancestral".
En el siglo XX este
concepto fue empleado para designar los cambios y transformaciones de la
realidad contemporánea. En este sentido, la modernidad ha sido objeto de
reflexión de muchos autores, entre los cuales destaca Henri Liebre quien, en su
permanente cuestionamiento y meditación sobre el mundo en el que vivimos, ha
hecho del análisis crítico de la modernidad uno de los ejes alrededor de los
cuales gira su pensamiento.
En términos sociales e
históricos, no se llega a la Modernidad con el final de la Edad Media en el
siglo XV, sino tras la transformación de la sociedad postindustrial rural,
tradicional, en la sociedad industrial y urbana moderna que
se produce con la revolución industrial y el triunfo del capitalismo.
Obra de Benjamín Arenas, "Casi-rostros", 2017.
En este sentido; la
superación de la sociedad industrial por la la sociedad post-industrialse ha dado en
llamar postmodernidad La crisis de la modernidad
comenzó hacia el final de la PRIMERA GUERRA MUNDIAL cambiando la
mentalidad y las conciencias así como otros profundos cambios sociales que
derivaron en cambios políticos.
Asimismo, la modernidad
promovió transformaciones en la organización de las naciones en el cual, se secularizan los estados para dar paso al poder
republicano, la racionalidad administrativa y la industrialización. Además, con
la aparición de los Estado-Nación. deben reorganizar los territorios y se procede a la
creación de la urbe, para conseguir un desarrollo industrial capitalista y un
progreso económico y tecnológico.
En términos generales
la modernidad ha sido el resultado de un vasto transcurso histórico, que
presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que
su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que
duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas,
medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases,
de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron
fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad
feudal.
Se trata de un
proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas
históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se
interrelacionan, se interpenetran, avanzan ritmos desiguales hasta terminar por
configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de
organización política, el Estado-nación.
La modernidad surge
en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más
tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial
y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de
dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro
desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista (MPC) y
destruye o íntegra (pero vaciándolas de su contenido y despojándolas de su
significado) las estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este
proceso, que atraviesa por diversas etapas, desemboca en la actual
generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados
modernos.
La modernidad reviste
características tales que, sin lugar a dudas, representa una ruptura con
respecto a las formas anteriores. Las formaciones pre capitalistas eran sociedades
predominantemente agrarias, en las que prevalecía el valor de uso y la economía
natural y los objetos producidos eran concretos y variados, concebidos para
durar. El hecho de que se tratara de sociedades más bien cerradas, aisladas y
con escasas comunicaciones facilitó la formación de culturas muy diversas. Las
relaciones sociales eran personales, directas e inmediatas, lo que
evidentemente no excluía la explotación y la sujeción, inherentes a toda
sociedad estatal, pues se trataba de sociedades jerarquizadas, cuya base de
legitimidad política y social era religiosa y el poder sacralizado y absoluto.
El advenimiento del
capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia
el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la
uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él
surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias
a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía,
adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición
de objeto durable y variado.
Las relaciones
sociales muestran una nueva opacidad debido a la aparición de intermediaciones
(desde la mercancía hasta el Estado) que tienden a adquirir una existencia
autónoma y en consecuencia a fetichizarse, generando una enajenación económica
y política. La base de legitimidad socio-política se fundamenta en la
racionalidad; el poder condensado en el Estado se vuelve impersonal y está
definido por instituciones y constituciones. De lo concreto se pasa a lo
abstracto; de lo transparente a lo opaco; de lo inmediato a lo mediato; de lo
diferente y variado a lo homogéneo.
Como producto de un
desarrollo interno, la nueva clase burguesa se fue constituyendo y consolidando
junto con el proceso global de acumulación, en medio de luchas y
enfrentamientos que se libraron en todos los ámbitos de la praxis social, contra
la nobleza y el sistema feudal, situación que confirió a esta clase un papel
activo y revolucionario. En este combate fue ganando parcelas de poder (hasta
terminar por conquistarlo por completo), a la vez que iba elaborando un
pensamiento crítico (racional) y una práctica de participación democrática,
apareciendo nuevos proyectos de organización social y política. Proyectos,
leyes e instituciones que se encuentran en íntima relación con las actividades
productivas urbanas y las relaciones sociales que de ella surgen, y que, desde
luego, no impedirán las actividades coactivas y represivas del nuevo Estado en
formación, pero limitarán en cierta forma lo arbitrario.
Como forma expansiva
imperialista, la modernización capitalista se mundializa (mediante un complejo
proceso de integración-desintegración de las culturas a las que domina) aunque
no deja de encontrar resistencias y antagonismos. Se impone sobre las formas
precapitalistas existentes en los territorios conquistados destruyéndolas, o
bien subordinándolas, transformándolas y utilizándolas.
En el terreno de las ideas, la razón va a presidir el nacimiento
del mundo moderno y a constituir su elemento de base. En la efervescente
sociedad del siglo XVII, una racionalidad en un primer tiempo difusa y confusa
-que se ha ido desprendiendo de la práctica capitalista desde sus inicios y que
va a servir de fundamento a su pensamiento- se propaga, emerge de las urbes, de
los diversos sectores de la burguesía. Nace del mundo de la mercancía que
comienza a expandirse, del valor de cambio que sustiuye poco a poco al valor de
uso, del dinero que reemplaza con su poder a la propiedad y renta de la tierra.
Para actuar y obtener ganancia, el comercio y la industria
necesitan de la razón y de la racionalidad. La racionalidad es inmanente a la
realidad de los nuevos tiempos y los filósofos formulan y sistematizan sus
principios teóricos. En todos los dominios, ya se trate de la ciencia, de las
creencias, de la moral o de la organización política y social, el principio de
la razón va a sustituir a los principios que regían hasta ese momento, a saber,
los de autoridad y tradición fundamentados religiosamente. El individuo quiere
servirse de la razón en todo, desea examinar y conocer por medio de la razón.
Al referirse a las características del pensamiento de esa época,
que abandona las preocupaciones teológicas para ocuparse de las terrenas,
escribe Hegel: “El hombre adquiere confianza en sí mismo y en
su pensamiento, en la naturaleza sensible fuera y dentro de él; encuentra
interés y alegría en hacer descubrimientos en el campo de la naturaleza y en el
de las artes. La inteligencia despierta para lo temporal; el hombre cobra
conciencia de su voluntad y de su capacidad, mira con alegría a la tierra, a su
suelo, a sus ocupaciones, viendo en ello algo justo e inteligente. ( ... ) Lo
mundano quiere ser juzgado mundanamente y su juez es la razón pensante”.
En sus inicios, durante los siglos XVI y XVII, el racionalismo es
casi tan herético, en términos políticos, como la herejía religiosa
representada por Pascal y el jansenismo. Se persigue a ambos: Tomás Moro es
decapitado en 1533, Galileo (1564-1642) es condenado por la Inquisición,
Descartes, en busca de más libertad, prefiere emigrar a Holanda. En esa época,
las matemáticas y, sobre todo, la física al impugnar las concepciones
teológicas tienen también un carácter subversivo.
El siglo XVIII, heredero del pensamiento de Descartes, marca con
la Ilustración el triunfo del racionalismo, de la razón propagando sus luces,
de la creencia en la evolución y el progreso. Los filósofos de este siglo
exponen los principios del nuevo orden que se está gestando y que se encuentra
en abierta oposición al ideal autoritario que habían impuesto la Iglesia y el
Estado en el siglo XVII. La crítica de la religión y del régimen absolutista se
hace en nombre de la razón.
De igual manera, para señalar la autonomía de la naciente sociedad
burguesa respecto a la feudal -religiosa y dividida en estamentos- se difunde
la noción de sociedad civil regida por el derecho civil. Este término sirve
también para designar al tejido de relaciones que brotan alrededor de la
práctica capitalista naciente y que tiene como base el intercambio, tanto
material (objetos) como espiritual (ideas). La sociedad civil, contrapuesta a
la sociedad religiosa, implica ya la existencia de una clase burguesa que se
caracteriza tanto por la participación activa en la reivindicación de sus
derechos y la preservación de sus intereses, como por la capacidad de
organizarse sin la intromisión del Estado y de la religión.
De la crítica
política que privilegia a lo civil frente a lo estatal brota un proyecto social
de corte democrático-liberal. Para esta doctrina el Estado es un medio, no un
fin, que sirve de marco al ordenamiento jurídico; por otro lado, la esfera de
la vida privada y las libertades individuales deben permanecer inaccesibles al
Estado.
De hecho, el racionalismo teórico dio forma conceptual a una
realidad ya existente que luchaba por romper las trabas que impedían su pleno
desarrollo. Es obvio que este pensamiento tenía sus límites, ya que el proyecto
"universal" que defendía, se reducía en realidad al proyecto e
intereses de una clase concreta, la burguesía. Sin embargo, las ideas aportadas
por los filósofos de la Ilustración no pueden ser vistas simplemente como la
expresión ideológica de las fuerzas nuevas que luchaban por emanciparse: su
actitud crítica, su rechazo del absolutismo político y de la intolerancia
tienen un contenido que sigue vigente.
Al impugnar el orden existente, propusieron ideas y proyectos que
eran el condensado de luchas sociales e ideológicas de varios siglos, y en
muchos casos rebasaron el marco de las demandas burguesas para volverse reivindicaciones
simplemente humanas, como son el caso de los Derechos del Hombre, la democracia
o el espíritu crítico- que deben ser defendidas y hacerse más extensas. En
nuestros días, frente a la enorme concentración del poder, esas ideas cobran un
nuevo valor y se vuelve preciso rescatarlas y vindicarlas como proyecto social.
2. Una gran
capacidad de adaptación del sistema capitalista, con un neocapitalismo que
asimila la racionalidad planificadora (postulada por el marxismo) y da
prioridad a la organización, a la planeación, a la racionalidad técnica (lo que
no quiere decir que se suprima la ley del desarrollo desigual, que subsiste y
marca diferencias entre países, regiones, clases y grupos hegemónicos, ricos y
desarrollados, y países, regiones, clases, grupos subordinados, pobres y
subdesarrollados.
3. La
organización y sistematización, tanto de las actividades productivas como de la
sociedad en general, son realizadas mediante la intervención del Estado y de
los tecnócratas, y en consecuencia el Estado crece, asume nuevas y múltiples
funciones, adquiere un papel preeminente y se manifiesta y actúa sobre todos
los ámbitos de la realidad social.
4. Todas estas
transformaciones operan sobre lo social, incluyendo a la vida cotidiana, que
pierde espontaneidad y naturalidad para terminar por ser programada,
organizada, controlada. Se manipulan las conciencias, se desvía la energía
creadora hacia el espectáculo, hacia la visión espectacular del mundo; es
decir, se tiende al predomino de la apariencia sobre la realidad. La
explotación organizada y programada de la sociedad se lleva a cabo no sólo en
el trabajo, sino a través del consumo dirigido y manipulado mediante la
publicidad.
La modernidad y
su racionalidad científica
El
entendimiento, el juicio y la razón son facultades del hombre cuando su
pensamiento abandona el desencantamiento de las explicaciones míticas. Tal
secularización pretendía disolver los mitos y derrocar la magia mediante la
ciencia, un tipo de ciencia, el juicio y la razón que se convierten en las
consignas del movimiento de Ilustración, agregando a ellas la idea de libertad
y de progreso infinito. Kant y muchos ilustrados son incansables luchadores de
su tiempo, la razón que invocan es la potencia crítica, la que se interesa por
todas las actividades sociales, un racionalismo que se vuelve combativo hasta
de lo que representa.
El
siglo XVIII se caracteriza por los grandes cambios y construcciones derivadas
de las últimas cosmogonías y su lucha contra el pensamiento racional del siglo
precedente: Ga li leo, Descartes, Spinoza, Hobbes. Contra ese estado de hechos
se levantan los pensadores, la lucha que emprenden la organizan en función de
los medios y lugares que les son propios, para ellos la cultura crítica es una
primera naturaleza del pensamiento. A ello, se incorpora la filosofía de fines
del siglo XVII en la que cobraban auge dos problemas ineludibles para ese
momento: el del estatuto de las ciencias experimentales, que gracias a New ton,
recibieron desde hacía un siglo la certeza de sus fundamentos; no por ello
dejan de estar sometidas a interrogantes y Rosa María Ramírez Martínez cincuenta
contradicciones que provienen de la tradición teológico-filosófica. Y el otro
problema, es el que proviene de las cuestiones que, con Hume, plantea el “sentido
común”.
Así,
de Descartes a Leibniz la actividad filosófica, en sentido estricto, se
desplegaba como una reflexión cuya finalidad última era la justificación de la
existencia de esa ciencia que, como la naturaleza, se escribe en lenguaje
matemático. La propuesta del proyecto ilustrado se matizará por la concepción
de progreso: del hombre, de la sociedad y del conocimiento mismo.
En
ese sentido, estos pensadores que por exaltar la idea de razón como solución a
la construcción del conocimiento se incorporan al movimiento de la Ilustración,
dejan fuera, en otros ámbitos, los asuntos de la metafísica y entienden el
progreso con relación a la búsqueda de un proyecto emancipador para la
sociedad, que fue explicado de diversas formas, algunas de ellas contrarias entre
sí.
En
este sentido, el problema del pensamiento se matiza por la actividad científica
y la realidad política, las posturas desenmascaran a la teología y su alcance
efectivo, desplazando la cuestión filosófica-metafísica sustituyendo la
ecuación: Dios/mundo/Hombre por la de sujeto cognoscente/naturaleza
unificada/saber universal. El orden de las ideas claras y distintas y el de los
encajonamientos mecánicos no bastaban para explicar experiencias que en
adelante han de aclarar la reflexión y la crítica. Al modelo de causalidad se
va oponiendo el de la acción a distancia. La razón es la potencia crítica para
construir un sistema abierto del conocimiento, de ahí la búsqueda de una nueva
racionalidad en pro de la razón.
Esta
nueva racionalidad entra en liza contra el cartesianismo Razón y Racionalidad.
Una Dialéctica de la Modernidad 51 en nombre del cartesianismo mismo; el
trabajo ideológico de la Ilustración parece destruir los principios sobre los
cuales se funda; generando, más tarde, sus antinomias expresadas en la
conformación de ciertos dogmatismos, como el de concebir una sola idea, única,
de construir el conocimiento científico.
La
Filosofía Moderna
La filosofía
moderna abarca los comienzos del Renacimiento y la reforma
protestante hasta los últimos años del siglo XX. Después de quince siglos
de filosofar acerca de cuestiones teológicas, surge un espíritu de reacción de
protesta en contra de la postura tradicional que había adoptado la filosofía.
Se considera a René Descartes como padre de esta filosofía, pues
su genio lo condujo a la creación de una nueva ciencia matemática,
la geometría analítica y llegó a la conclusión de que para evitar el
error no basta la inteligencia, sino que hay que aplicarla adecuadamente, es decir
requiere de un método.
De
la Edad Media a la Edad Moderna
Suele considerarse que
la Edad Moderna se inaugura con el humanismo y
el Renacimiento y se distinguen dentro de ella corrientes tales como
la platónica, neoplatónica, aristotélica y, dentro de ésta, la averroísta y la
alejandrinista, entre otras. Por otra parte, a veces se atribuye al platonismo
renacentista el afán de renovación religiosa, mientras que al
aristotelismo el de las ciencias naturales. Sin embargo, muchas veces no
pueden hacerse en historia divisiones excesivamente incomunicadas. Es
verdad que el Renacimiento centra su atención en el hombre y desde su propia
originalidad y valor descubre a Dios, a la cultura y a la naturaleza.
La Edad Media había partido de un orden dado por la revelación
divina y encabezado por Dios-Creador tratando de dar una explicación
racional a dicho orden, mediante las categorías filosóficas griegas, sobre
todo.
Con ello, la atención
medieval se había centrado en la pura especulación, dejando de lado las
consideraciones naturales, científico-positivas de la naturaleza: este mundo no
era más que uno de tantos elementos creados por Dios y ordenados a él. Cabría
pensar que la ciencia medieval había abandonado el aspecto científico llamado
positivo del saber y la filosofía natural; lo que vendría avalado por el hecho
de la gran preponderancia que tuvo el pensamiento platónico en la Edad Media y
por tratarse de un platonismo entendido en su aspecto más especulativo.
.
Alta
Edad Media
Período de la historia
de Europa que abarca desde la caída del Imperio romano de Occidente hasta
aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento económico y cultural. En
este periodo conviven tres imperios: el bizantino, el árabe o islámico y
el carolingio.
Baja
Edad Media
La Baja Edad Media
sucede cronológicamente a la Alta Edad Media y es el periodo que abarca desde
los inicios del siglo XI hasta el Renacimiento, ya en el siglo XV, aunque para
algunos autores, sólo este período sería medieval, mientras que el
correspondiente a la Alta Edad Media sería en realidad Antigüedad Tardía.
Periodo de máxima expresión del feudalismo y de máximo poder de
la Iglesia Católica.
Caída
del Imperio Romano
Caída del Imperio
romano de Occidente (en el año 476, en que el último emperador romano de
Occidente, Rómulo Augústo, es depuesto por los hérulos del rey Odoacro en la
ciudad de Roma);
Caída del Imperio
romano de Oriente o Imperio bizantino (en el año 1453, con la Caída de
Constantinopla, que es conquistada por el Imperio otomano) debido a los
intereses del imperio otomano por el buen territorio estratégico que ofrecía
las tierras de Oriente.
LAS
GRANDES INVASIONES BÁRBARAS
Durante decadencia del
Imperio Romano, fueron muchos los pueblos bárbaros (extranjeros) que,
aprovechando las disidencias internas, se aproximaron a sus fronteras y se
establecieron en ellas, presionando en forma permanente para entrar. Si bien
las legiones romanas contuvieron todos los intentos realizados, los bárbaros
lograron penetrar lentamente entre los siglos I y IV, y establecerse en el
interior, hasta que, finalmente, empujados por otros pueblos, lo hicieron en
forma violenta.
Los germanos, de
raza blanca, establecidos desde el río Rin hasta el Oder, entre los cuales se
encontraban los trancos, anglos, alamanes, suevos, borgoñones, daneses,
sajones, lombardos, hérulos, vándalos y visigodos, estos últimos divididos en
ostrogodos, o godos del Este; y visigodos, o godos del Oeste.
Los eslavos,
también de raza blanca, que se ubicaron en el valle inferior del Danubio, en
Bohemia y a orillas del rio Vístula, integrados por los venetos, polacos,
eslavones, servios, moravos, bosníacos y croatas
Y, por ultimo,
los tártaros o mogoles, en su mayoría de raza amarilla, entre los cuales
sobresalían los hunos (hiung-un), y quienes derivaron de la mezcla de razas,
como loS fineses, lapones, avaros, búlgaros y húngaros o magiares.
Los primeros que
penetraron fueron los mogoles, que ya eran dueños del Asia y se convirtieron en
el azote de los europeos. De costumbres primitivas, eran hábiles jinetes y
temibles combatientes, sin escrúpulos de ninguna naturaleza. Vivían
prácticamente a caballo y se alimentaban casi exclusivamente de carne.
Luego lo hicieron los
eslavos, en tanto que los germanos renovaron con su aporte las poblaciones de
Occidente y contribuyeron a su defensa contra el ataque de los primeros. La
gran diferencia entre unos y otros consistió en que los mogoles no buscaban
tierras para establecerse, sino pastos para su ganado y ciudades para saquear.
CLODOVEO
Rey de los Francos
Clodoveo tenía solo quince
años cuando se convirtió en el jefe de su tribu, su coronamiento dio inicio a
la primera dinastía de reyes de Francia, los Merovingios, los cuales
tomaron su nombre del abuelo de Clodoveo, el gran Meroveo.
El reino de Clodoveo se
inscribe más bien en la continuidad de la antigüedad tardía que en
la alta edad media según numerosos historiadores. No obstante
contribuye formar el carácter original de este último período, dando inicio a
una primera dinastía de reyes cristianos, y gracias a la aprobación de las
élites galo-romanas, crea un poder central en Galia. Clodoveo era en aquel
tiempo (496) el único príncipe católico del mundo conocido en el sentido que se
le daba entonces a la palabra católico. Anastasio, emperador del oriente,
profesaba el eutiquismo. Vayamos y venzámoslos con la ayuda de Dios, y
sometamos la tierra". "Lo dicho agradó a la multitud, y el
ejército reunido marchó hacia el sur hasta el Loira".
El Código
de Justiniano
En latín, Codex
Iustinianus es una recopilación de constituciones imperiales promulgada
por el emperador Justiniano, en una primera versión, el 7 de
abril de 529, y en una segunda, el 17 de
noviembre de 534. Esta última forma parte del denominado Corpus
Iuris Civilis.
El "primer"
Código de Justiniano (conocido como Codex vetus o primus) fue la
primera obra elaborada dentro del proceso recopilador de Derecho
romano justiniano. Esta obra no se ha conservado, salvo por un fragmento
del índice. Fue preparado por una comisión de juristas, presidida por Triboniano,
comenzando sus labores en febrero de 528. Los comisionados
debían recopilar las constituciones imperiales vigentes en la época, pudiendo
utilizar obras anteriores como el Código Teodosiano del año 438,
de carácter oficial, y el Código
Gregoriano de 293 y Hermogeniano, de carácter privado. Con
la promulgación de este código se dejó sin efecto los anteriores. El derecho
justiniano es el derecho más importante del mundo romano sobre todo hacia el
siglo II, donde alcanza su máximo esplendor, este derecho sirvió para realizar
muchos códigos civiles actuales entre ellos el francés o el español.
El derecho justiniano
recoge una constitución muy importante en el mundo romano que es la de
Caracalla. Esta constitución habla sobre todo del siervo. El siervo sería libre
después de 20 años de servicio.
Debido a las reformas
efectuadas por Justiniano fue necesario actualizarlo hacia el año 533. Una
comisión presidida nuevamente por Triboniano debió agregar todas las nuevas
constituciones imperiales dictadas por Justiniano al "primer" Código,
recibiendo la facultad de interpolarlas o modificarlas, para su adecuada
incorporación.
El 16 de
noviembre de 534 –en fecha posterior al Digesto– se
promulgó el "segundo" Código de Justiniano (denominado en
ocasiones Codex repetitae praelectionis), quedando derogado el anterior y
prohibida su alegación. Está estructurado en 12 libros, divididos en títulos,
que contienen las constituciones.
El Imperio
bizantino
También
llamado Imperio romano de Oriente o, sencillamente, Bizancio)
fue el Estado heredero del Imperio romano de oriente que pervivió
durante toda la Edad Media y el comienzo del Renacimiento y se
ubicaba en el Mediterráneo oriental. Su capital se encontraba
en Constantinopla (en griego: Κωνσταντινούπολις, actual Estambul),
cuyo nombre más antiguo era Bizancio. También se conoce al Imperio
bizantino como Imperio romano de Oriente, especialmente para hacer
referencia a sus primeros siglos de existencia, durante la Antigüedad tardía,
época en que el Imperio romano de Occidente continuaba todavía existiendo.
A lo largo de su
dilatada historia, el Imperio bizantino sufrió numerosos reveses y pérdidas de
territorio, especialmente durante las guerras romano-sasánidas y
las guerras árabo-bizantinas. Aunque su influencia en África del Norte y
Oriente Próximo había entrado en declive como resultado de estos conflictos,
continuó siendo una importante potencia militar y económica
en Europa, Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental
durante la mayor parte de la Edad Media. Tras una última recuperación de su
pasado poder durante la época de la dinastía Comneno, en el siglo
XII, el Imperio comenzó una prolongada decadencia durante las guerras
otomano-bizantinas que culminó con la toma de Constantinopla y
la conquista del resto de los territorios bajo dominio bizantino por los
turcos, en el siglo XV.
Durante su milenio de
existencia, el Imperio fue un bastión del cristianismo, e impidió el avance del
Islam hacia Europa Occidental. Fue uno de los principales centros comerciales
del mundo, estableciendo una moneda de oro estable que circuló por toda el área
mediterránea. Influyó de modo determinante en las leyes, los sistemas políticos
y las costumbres de gran parte de Europa y de Oriente Medio, y gracias a él se
conservaron y transmitieron muchas de las obras literarias y científicas del
mundo clásico y de otras culturas.
En tanto que es la
continuación de la parte oriental del Imperio romano, su transformación en una
entidad cultural diferente de Occidente puede verse como un proceso que se
inició cuando el emperador Constantino I el Grande trasladó la
capital a la antigua Bizancio (que entonces rebautizó como Nueva
Roma, y más tarde se denominaría Constantinopla); continuó con la escisión
definitiva del Imperio romano en dos partes tras la muerte de Teodosio I,
en 395, y la posterior desaparición, en 476, del Imperio romano
de Occidente; y alcanzó su culminación durante el siglo VII, bajo el
emperador Heraclio I, con cuyas reformas (sobre todo, la reorganización
del ejército y la adopción del griego como lengua oficial), el Imperio
adquirió un carácter marcadamente diferente al del viejo Imperio romano.
Algunos académicos, como Theodor Mommsen, han afirmado que
hasta Heraclio puede hablarse con propiedad del Imperio romano de Oriente
y más adelante de Imperio bizantino, que duró hasta 1453, ya que
Heraclio sustituyó el antiguo título imperial de «augusto» por el
de basileus (palabra griega que significa 'rey' o 'emperador') y reemplazó
el latín por el griego como lengua administrativa
en 620, después de lo cual el Imperio tuvo un marcado carácter helénico.
En todo caso, el
término Imperio bizantino fue creado por la erudición ilustrada de
los siglos XVII y XVIII y nunca fue utilizado por los
habitantes de este imperio, que prefirieron denominarlo siempre Imperio romano
(griego: Βασιλεία Ῥωμαίων, Basileia Rhōmaiōn; latín: Imperium Romanum) o
Romania (Ῥωμανία) durante toda su existencia.
Hégira
En árabe: هِجْرَة
[hiyra]) indica el traslado de Mahoma. Es la emigración de los
musulmanes de La Meca a Medina, ocurrida en el
año 622 de la era cristiana. Dicho evento marca en el mundo
islámico el primer año. Los musulmanes toman desde el año 622 d. C.
el primer día del año lunar en el que se produjo (16 de julio de
622) como referencia para su calendario. El término, por extensión, se aplica a
cualquier fuga o emigración semejante. En el año 639 d. C., el
califa Umar señaló el año de la Hégira como el primero de la era
musulmana. En consecuencia, el 622 d. C. se convirtió en el 1 AH
(anno hegirae, «año de la Hégira») en el calendario musulmán.
La
palabra hiyra significa literalmente «migración», y no «huida», como
por error se traduce algunas veces.
CARLOMAGNO
Su verdadero nombre era
Carlos I, pero se la conoce como Carlomagno (Carlos el grande). Nació en 747
d.C. y falleció en 814 en Francia. Fue rey franco y lombardo y también fue el
fundador y Emperador del Imperio de Occidente, que pasó a llamarse Carolingio
tras su restauración y que más tarde sería restaurado de nuevo. La verdadera
razón de su coronamiento fue una inteligente negociación llevada entre el Papa
León III y el mismo emperador.
Pero estas
negociaciones se remontan a hechos pasados en las que la Iglesia y Carlomagno
son aliados. El Papa Adriano I le pide ayuda a Carlomagno, tras la muerte de su
hermano en el 772 d.C., para derrotar a los lombardos. Dos años más tarde los
derrotan y Adriano I lo nombra Rey de Lombardia y “Protector de Roma”. Aquí
podemos apreciar como empiezan a ayudarse mutuamente la Iglesia y el rey.
Entonces el rey y el
Papa León III hacen un pacto en el que el ejército papal le ayuda a conquistar
la gran parte de Europa, unificada en una nación, cristianizar a las diferentes
etnias y nombrarlo Emperador de Roma. A cambio, Carlomagno entregó unos
territorios a la Iglesia llamados estados Pontificios.
En el año 800 d. C. el
Sumo Pontífice lo corona en la Basílica de San Pedro Emperador de los romanos.
Después de esto Miguel I de oriente lo reconoce como emperador de Occidente.
Gracias a todo esto
conformó un imperio Europeo y cristiano llamado Carolingio. Esto ayudo
mucho a la futura evangelización de Europa y, en consecuencia, al nacimiento de
una Europa con unas mismas raíces.
En el año 813
d.C. Carlomagno corona a su propio hijo, Luis, Emperador del imperio
Carolingio. Un año más tarde fallece y es enterrado en Aquisgrán.
Los estados Pontificios al igual que el Imperio fueron decayendo hasta
reducirse a la ciudad del Vaticano y Francia.
Las Cruzadas
Fueron una serie de
campañas militares impulsadas por el papado y llevadas a cabo por
gran parte de la Europa latina cristiana, principalmente por la Francia de
los Capetos y el Sacro Imperio Romano. Las cruzadas, con el
objetivo específico inicial de restablecer el control cristiano
sobre Tierra Santa, se libraron durante un período de casi doscientos
años, entre 1095 y 1291. Más tarde, otras campañas
en España y Europa Oriental, de las que algunas no vieron su
final hasta el siglo XV, recibieron la misma calificación.
La peste
negra
Peste
bubónica o muerte negra se refiere a
la pandemia de peste más devastadora en la historia de la
humanidad que afectó a Europa en el siglo XIV y que alcanzó un punto
máximo entre 1346 y1361, matando un tercio de la población
continental; aunque Diane Zahler estima que la mortandad superó la mitad,
quizás el 60% de los europeos ó 50 de 80 millones.
Se estima que la misma
fue causa de muerte de aproximadamente 50 a 75 millones de personas entre los primeros
casos en Mongolia (1328) y los últimos en la Rusia
Europea (1353). Afectó devastadoramente Europa, China, India, Medio
Oriente y el Norte de África. No afectó el África subsahariana
ni al continente Americano.
La teoría aceptada
sobre el origen de la peste explica que fue un brote causado por una variante
de la bacteria Yersinia pestis. Apareció hacia 1320 en
el desierto de Gobi y en 1331-1334, llegó a China, un año
después de que grandes inundaciones devastaran extensas regiones del
país, después de arrasar en 1330 Birmania, llegando
a India en 1342 y algunas regiones de la actual Rusia
en 1338 y a Europa en 1346.
Según crónicas de 1353,
desde 1331 murieron dos tercios de la población china, en efecto, entre esa
fecha y 1393 su población cayó de 125 a 90 millones. Es común que la palabra
«peste» se utilice como sinónimo de «muerte negra», aun cuando
aquella deriva del latín «pestis», es decir, «enfermedad» o «epidemia», y no
del agente patógeno. De acuerdo con el conocimiento actual, la pandemia
irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través
de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo
en Mesina. Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras
estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas.
En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió. En el
territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes
perdió la vida a causa de la peste negra.
Hamburgo, Colonia y Bremen fueron
las ciudades en donde una mayor proporción de la población murió. No obstante,
el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor. Las consecuencias
sociales de la muerte negra llegaron muy lejos; rápidamente se acusó a
los judíos como los causantes de la epidemia por medio de la
intoxicación y el envenenamiento de pozos. En consecuencia, en muchos lugares
de Europa se iniciaron pogromos judíos y una extinción local de
comunidades judías. Aun cuando líderes espirituales o seculares trataron de
impedir esta situación, la falta de autoridad debido a la agitación social, que
a su vez era consecuencia de la gravedad de la epidemia, generalmente no les
permitía a aquellos tener éxito.
Johannes
Gutenberg
Fue un
orfebre alemán, inventor de la prensa de imprenta con tipos
móviles moderna (hacia 1440). Su mejor trabajo fue la Biblia de
42 líneas. La invención de la imprenta con caracteres móviles, obra del alemán
Johannes Gutenberg, es uno de los grandes hitos de la historia de la cultura.
La posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros facilitó
el acceso de un mayor número de personas en todo el mundo al saber escrito y
conllevó radicales transformaciones en la política, la religión y las artes.
El impacto de la
invención de la imprenta fue tremendo. La producción de libros durante los
primeros cincuenta años después de la decisiva aportación de Gutenberg fue, casi
con toda seguridad, mayor que en los mil años precedentes. La imprenta de
Gutenberg provocó una verdadera revolución en la cultura. El saber escrito dejó
de ser patrimonio de una élite y se extendió a amplias capas de la población.
La escritura fue sustituyendo a la tradición oral como forma privilegiada para
transmitir conocimientos, a la par que las publicaciones impresas, como libros
o periódicos, se generalizaron. A principios del siglo XX la escritura impresa
ya era el medio predominante en Occidente para la difusión del saber. Además de
su enorme significado para la religión, la política y las artes en general, fue
este un avance tecnológico que facilitó todos los demás que le siguieron.
Los cambios que trajo
consigo la imprenta de Gutenberg sólo son comparables a los que está originando
la generalización de la informática en el umbral del siglo XXI. Los ordenadores
están sustituyendo a los documentos impresos como instrumentos para transmitir
y conservar los textos. Sin embargo, el libro, tal como lo hemos entendido
hasta la actualidad, continuará siendo de gran utilidad durante mucho tiempo.
Podría decirse que aún vivimos en lo que el sociólogo canadiense Marshall
McLuhan denominó la «galaxia Gutenberg», la época de la historia marcada por el
predominio de la letra impresa.
Obra de Benjamín Arenas, 2015.
Teología
fundamental
La Teología
fundamental es una disciplina de la Teología católica en
investigación y docencia. Es función de
la Teología fundamental el presentar desde el punto de vista de la razón los
fundamentos y las características de la fe cristiana, analizando sus
condiciones y desarrollando las diferencias esenciales con respecto a otras
visiones del mundo y otras religiones.
Sus orígenes se
encuentran en las apologías de los primeros siglos del cristianismo y
en la Apologética. La denominación se empezó a utilizar en el siglo XIX. En
el siglo XXI se estudia teología fundamental de la misma manera que antes
apologética con dos enfoques: en Alemania desde la búsqueda de la Verdad y la
de Roma, que busca estructurar, fundamentar a la persona desde la propuesta de
sentido "dar razón de tu esperanza a todo aquel que te la pida"
(1Pe.3, 15). También se estudia la materia orígenes cristianos.
La metafísica aborda
problemas centrales de la filosofía, como lo son los fundamentos de la
estructura de la realidad, el sentido y la finalidad última de todo ser. La
metafísica tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en
palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el
ser en cuanto tal. El segundo es el de la teleología, que es el estudio de
los fines como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que
sigue aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica, sobre
si sus enunciados tienen propiedades cognitivas.
La metafísica estudia
los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica.
Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo
sustancial o relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre
un asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado
sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser
humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó
de «necesidad inevitable». Arthur Schopenhauer incluso definió al ser
humano como «animal metafísico».
Gottfried
Leibniz
Fue uno de los grandes
pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como "El último
genio universal". Realizó profundas e importantes contribuciones en las
áreas de metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la
religión, así como en la matemática, física, geología, jurisprudencia e
historia. Incluso Denis Diderot, el filósofo deísta francés del siglo
XVIII, cuyas opiniones no podrían estar en mayor oposición a las de Leibniz, no
podía evitar sentirse sobrecogido ante sus logros, y escribió en la Enciclopedia:
"Quizás nunca haya un hombre leído tanto, estudiado tanto, meditado más y
escrito más que Leibniz... Lo que ha elaborado sobre el mundo, sobre Dios, la
naturaleza y el alma es de la más sublime elocuencia. Si sus ideas hubiesen
sido expresadas con el olfato de Platón, el filósofo de Leipzig no cedería en
nada al filósofo de Atenas."
De hecho, el tono de
Diderot es casi de desesperanza en otra observación, que contiene igualmente
mucha verdad: "Cuando uno compara sus talentos con los de Leibniz, uno
tiene la tentación de tirar todos sus libros e ir a morir silenciosamente en la
oscuridad de algún rincón olvidado." La reverencia de Diderot contrasta
con los ataques que otro importante filósofo, Voltaire, lanzaría contra el
pensamiento filosófico de Leibniz. A pesar de reconocer la vastedad de la obra
de éste, Voltaire sostenía que en toda ella no había nada útil que fuera
original, ni nada original que no fuera absurdo y risible.
GÉNESIS
E HISTORIA DE LA MODERNIDAD
En todo contexto social
y cultural, lo antiguo y lo nuevo alternan y discuten. Ya la Edad Media conocía
la "via modernorum". Pero la modernidad como estructura histórica y
polémica de cambio sólo puede discernirse en Occidente a partir del siglo XVI y
no adquiere toda su amplitud más que a partir del XIX.
La fecha del
descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492), según los manuales
escolares, constituye el fin de la Edad Media y el comienzo de los tiempos
modernos. En este período la invención de la imprenta, los descubrimientos de
Galileo y el humanismo del renacimiento inauguran una nueva forma de ver la
realidad. También hay que señalar la reforma protestante, que introduce una
división en la cristiandad, pero también una nueva forma de vivir la fe
cristiana, que valoriza la libertad y la autonomía de la persona. Durante los
siglos XVII y XVIII los fundamentos filosóficos de la modernidad se sitúan en
línea con el pensamiento individualista y racionalista que tuvo en Descartes y
luego en los filósofos ilustrados sus mejores promotores. La revolución de 1789
establece el Estado moderno, centralizado y democrático.
El siglo XIX conoce el
progreso continuo de las ciencias y de las técnicas, la división racional del
trabajo y la urbanización, que introducen el cambio de las costumbres y la
destrucción de la cultura tradicional. La palabra misma de
"modernidad" parece ser que la empleó por primera vez Théophile
Gautier en un artículo del Moniteur universel del 8 de julio de 1867:
"Por un lado la modernidad más extrema, por otro el amor austero a lo
antiguo".
Desde el siglo XIX
hasta hoy el proceso de ruptura con el pasado y con la tradición se fue
implantando constantemente gracias a la actuación cada vez más intensa de
nuevas fuentes de energía, de medios más eficaces de producción y de
transporte, de una organización racional y más anónima de la sociedad. La
informatización y la robótica contribuyen en nuestros días a cambiar de forma
todavía más marcada las diferentes esferas de la vida. La difusión industrial
de los medios culturales, la intervención admirable de los medios de
comunicación social (radio, televisión, vídeo) van forjando masivamente una
mentalidad de cambio por el cambio, en donde los contenidos son efímeros y no
tienen demasiada importancia.
LA
MENTALIDAD MODERNA
Desde el siglo xix, los
cambios han contribuido a mejorar las condiciones de existencia de los hombres
y han favorecido la explosión de la modernidad. La modernidad, que no puede
explicarse sin esos diversos cambios, no se identifica con ellos y los
trasciende, ya que es una forma de pensar, un modo de vida y una mentalidad que
tienen sus propias características y valores: la hegemonía de la eficacia
mensurable, la supremacía de la estructura sobre el contenido y de la imagen
sobre -el pensamiento, la promoción de la racionalidad y de la actividad- en
detrimento de la sabiduría y de la contemplación, la valoración del consenso y
de la opinión pública que prevalece sobre la verdad.
La modernidad
experimenta también ciertas resistencias y no se libra de las ambigüedades que
ahora se manifiestan por la preocupación de salvar a la persona como sujeto en
el proceso de homogeneización de la vida social, por los temores y las decepciones
de un desarrollo ciego que amenaza a nuestra tierra frágil, por una búsqueda de
lo irracional, de lo misterioso y hasta de lo religioso. Hay, pues, cierto
desencanto respecto a la modernidad. Algunos hablan hoy de
"posmodernidad", para significar precisamente que somos menos
ingenuos y más realistas frente a los resultados de las tecnologías y de las
ciencias y su capacidad de dar sentido a la existencia humana. Somos más
lúcidos sobre los resultados de un progreso querido por él mismo, en detrimento
a veces del bien del individuo. Somos escépticos frente a un saber totalizante
y frente a una manera de ser que no tiene en cuenta la singularidad y el
arraigo histórico y cultural.
FE
CRISTIANA Y MODERNIDAD
La secularización es el
impacto más visible de la modernidad sobre la fe cristiana. Se ha impuesto
masivamente una mañera de pensar y de vivir sin referencia a Dios y a su
palabra. La teología fundamental no puede librarse del choque con la modernidad
si quiere ser significante y afianzar su credibilidad para hoy. La fe cristiana
es rica en una larga historia, pero, no es prisionera de su pasado. Al
contrario, es siempre nueva. Desde la predicación apostólica se ha presentado
como una novedad absoluta, total, ya que no toma su origen de los dinamismos y de las
necesidades del hombre; sino del misterio mismo del amor de Dios. Las imágenes
de un renacimiento, de una eterna juventud, de un día sin ocaso son las que
mejor lo expresan en oposición a un mundo antiguo que camina hacia su muerte.
La fe cristiana tiene
una palabra original que decir a la modernidad. Ante las posibilidades
prácticamente ilimitadas de la ciencia y de la técnica moderna, la fe cristiana
puede lanzar la consigna de renunciar a las técnicas, excepto a las que
produzcan condiciones que posibiliten la promoción de la calidad de vida
necesaria para la existencia humana. Estimula ciertamente el dominio sobre los
elementos, porque sabe que el hombre está llamado a acabar la creación. Pero,
por otra parte, recuerda el valor de cada persona y afirma que ninguna puede
ser sacrificada con el pretexto del progreso científico. La técnica moderna se
ha convertido muchas veces en su propio fin y no se somete más que a la ley del
desarrollo de sus propias posibilidades.
Pues bien, la fe
cristiana se niega a admitir que pertenezca a la ciencia sola la decisión de la
cuestión del sentido de la existencia humana. Además suscita actitudes y
comportamientos concretos ante los que sufren, a quienes la modernidad tiene
tendencia a dejar de lado. La teología fundamental no puede limitarse a pensar
el misterio cristiano dentro de su tradición, ni siquiera dentro de algún que
otro sistema filosófico. Tiene que salir de su propia concha tradicional para
ponerse a escuchar a las hombres que sufren y a dialogar con las culturas. La
praxis y la inculturación de la fe cristiana constituyen el programa de la
teología fundamental en la era de la modernidad.
Según el proceso de la
modernidad, el hombre se hace autónomo al liberarse de sus tutelas
tradicionales, y hasta de la tutela de Dios. La no necesidad de Dios en la
realización del progreso del hombre es una dimensión de la modernidad. Hay que
admitir que el Dios al que ignora es el Dios que era considerado como útil para
la marcha del mundo y como garantía del orden social, pero no precisamente el
Dios de la fe cristiana. La teología fundamental tiene que redescubrir a ese
Dios de la alianza, que se da a los hombres de forma gratuita, respetando su
autonomía y su libertad; a ese Dios cuya fuerza es la del amor y cuyo derecho
la gracia. Mostrará cómo el misterio de Dios no es la simple respuesta a una
vaga necesidad religiosa y a un sentimiento de impotencia. Hablará del Dios que
supera todas las esperanzas del corazón humano y que no es necesario, en cierto
sentido, para el éxito del progreso humano. Presentará al Dios que quiere
comunicarse gratuitamente al hombre y mostrará la posibilidad para el hombre de
reconocerle y de estar en comunión con él.
En un momento en que se
eclipsan la religión y el significado mismo de Dios, la teología fundamental
tiene que mostrar que Dios se hace siempre presente al hombre, incluso al que
vive en la modernidad, en su ausencia aparente, una ausencia que manifiesta la
cruz de Jesús. Para la fe cristiana es en la cruz, en la que Jesús realiza la
experiencia del silencio de Dios, donde Dios salva al mundo y manifiesta su
solidaridad con los que sufren y mueren. La teología de la cruz, en cuanto que
revela el verdadero rostro de Dios, forma parte, por consiguiente, de la
teología fundamental, que quiera estar atenta a la modernidad y presentarle la
credibilidad del mensaje cristiano.
La Modernidad es
una categoría que hace referencia a los procesos social e histórica que tiene
sus orígenes en Europa Occidental a partir de la emergencia
del Renacimiento. El movimiento propone que cada ciudadano tenga sus metas
según su propia voluntad. Se alcanza la meta de una manera lógica y racional,
es decir, sistemáticamente se da un sentido a la vida. Por cuestiones de manejo
político y de poder se trata de imponer la lógica y la razón,
negándose en la práctica los valores tradicionales o impuestos por la
autoridad.
La Modernidad es un
periodo que principalmente antepone la razón sobre la religión. Se crean
instituciones estatales que buscan que el control social esté limitado por
una constitución y la vez se garantizan y protegen
las libertades y derechos de todos como ciudadanos. Surgen
nuevas clases sociales que permiten la prosperidad de cierto grupo poblacional
y la marginación de otro. Se industrializa la producción para
aumentar la productividad y su economía; y, finalmente, es una etapa de
actualización y cambio permanente.
La Modernidad es
un concepto filosófico, historiográfico y sociológico, que propone un
mundo de metas. En el mundo moderno cada ciudadano propone sus metas según su
propia voluntad. Se alcanza la meta de una manera lógica y
racional, es decir, sistemáticamente se da un sentido a la vida. Por cuestiones
de manejo político y de poder se trata de imponer la lógica y la razón, negándose
en la práctica los valores propuestos
La modernidad es la
posibilidad política reflexiva de cambiar las reglas
del juego de la vida social. La modernidad es también el conjunto de
las condiciones históricas materiales que permiten pensar la emancipación
conjunta de las tradiciones, las doctrinas o las ideologías heredadas, y no
problematizadas por una cultura tradicional.
La modernidad es un
período histórico que aparece, especialmente, en el norte de Europa, al final
del siglo XVII y se cristaliza al final del siglo XVIII. Está caracterizada
por instituciones como el Estado-nación, y los aparatos
administrativos modernos.
En las sociedades
modernas las normas que rigen la vida cotidiana, que determinan cómo
significamos, cómo interpretamos, cómo vivimos nuestra vida, no están
producidas a ese nivel de la relación cara a cara, sino que están producidas
por mecanismos expertos, impersonales, que parten
del conocimiento experto en relación con el Estado.
Culturalmente, la
modernidad es caracterizada en términos de la creciente apropiación de las
hasta entonces dadas por sentadas competencias culturales, por formas
de conocimiento experto asociadas al capital y a los aparatos
administrativos del Estado.
Características
Generales de la Modernidad
1) Ruptura con el pasado referencial:
la Iglesia, la Civilización romana y el Imperio Carolingio
2) Superación desde la manera
cristiana de comprender la historia, lo
nuevo, es la redención de lo antiguo.
3) Surgen movimientos que marcan la
novedad: artístico, música, letras, pintura, filosofía,
teología, entre otros.
4) Se inicia un despertar
del pensamiento humano, libre de
toda esclavitud intelectual.
5) Separación entre la fe y la razón.
6) Adversarios y partidarios de la
modernidad se unían en una creencia en común que se perpetuaría a lo largo de
los siglos: los valores son universales y eternos.
7) Introducción al progreso:
político, social y económico.
8) La modernidad nace del presente:
el presente ya no existe en relación con el pasado, sino en sí mismo.
9) La modernidad se vuelve no sólo
normativa, sino imperativa: ya no es la pertenencia a un periodo histórico, ser
moderno se vuelve una elección.
10) El mundo como lo conocemos ahora,
es una mera respuesta a la modernidad, es decir, un suceso de cambios en el
pensamiento del hombre.
11) De la mano del hombre,
surge la ciencia y poco después la tecnología.
12) Aparece el humanismo: movimiento
intelectual que surge en las Ciudades Italianas y desde ellas se expande por
Europa. Trae consigo una nueva mentalidad crítica individualista.
13) Crecimiento económico: aparecen
nuevos productos, nuevas rutas y nuevos países hegemónicos
14) En lo social:
nuevas enfermedades atacan los núcleos urbanos, mestizaje,
crecimiento poblacional.
15) En lo cultural: época de intercambio
cultural.
16) Se establecen nuevas clases
sociales: nobleza, burgueses y campesinos.
17) Con el renacimiento, se
introduce un renacer: una vuelta a la antigüedad clásica grecorromana.
18) El conocimiento es
del dominio público: las universidades son la piedra fundamental
del cambio del pensamiento humano.
La
modemidad como desarrollo global
Se trata de un proceso
de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas
históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se
interrelacionan, se interpenetran, avanzan a ritmos desiguales hasta terminar
por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma
de organización política, el Estado-nación:
1. su carácter global y acumulativo (desarrollo
de técnicas, conocimientos, instrumentos, clases, ideologías, instituciones,
etc.).
2. su carácter expansivo (proceso que se
origina en Europa occidental y luego se propaga como forma imperialista por
todo el mundo).
La
modernidad como ruptura histórica
El advenimiento del
capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia
el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la
uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él
surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias
a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía,
adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición
de objeto durable y variado.
Las relaciones sociales
muestran una nueva opacidad debido a la aparición de intermediaciones (desde la
mercancía hasta el Estado) que tienden a adquirir una existencia autónoma y en
consecuencia a fetichizarse, generando una enajenación económica y política. La
base de legitimidad socio-política se fundamenta en la racionalidad; el poder
condensado en el Estado se vuelve impersonal y está definido por instituciones
y constituciones. De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente a
lo opaco; de lo inmediato a lo mediato
La
modernidad en el siglo XX
En nuestro siglo la modernidad es empleado también para
designar a la nueva fase del capitalismo que se inicia alrededor de la década
de los 20 y termina hacia la de los 80. Durante este período se observan
múltiples y rápidas transformaciones entre las que podemos señalar:
1. Un desarrollo sin precedentes de la
técnica y la ciencia.
2. Una gran capacidad de adaptación del
sistema capitalista, con un neocapitalismo que asimila la racionalidad planificadora
(postulada por el marxismo) y da prioridad a la organización, a la planeación,
a la racionalidad técnica (lo que no quiere decir que se suprima la ley del
desarrollo desigual, que subsiste y marca diferencias entre países, regiones,
clases y grupos hegemónicos, ricos y desarrollados, y países, regiones, clases,
grupos subordinados, pobres y subdesarrollados.
3. La organización y sistematización,
tanto de las actividades productivas como de la sociedad en general, son
realizadas mediante la intervención del Estado y de los tecnócratas, y en
consecuencia el Estado crece, asume nuevas y múltiples funciones, adquiere un
papel preeminente y se manifiesta y actúa sobre todos los ámbitos de la
realidad social.
4. Todas estas transformaciones operan
sobre lo social, incluyendo a la vida cotidiana, que pierde espontaneidad y
naturalidad para terminar por ser programada, organizada, controlada. Se
manipulan las conciencias, se desvía la energía creadora hacia el espectáculo,
hacia la visión espectacular del mundo; es decir, se tiende al predomino de la
apariencia sobre la realidad. La explotación organizada y programada de la
sociedad se lleva a cabo no sólo en el trabajo, sino a través del consumo
dirigido y manipulado mediante la publicidad.
Pensadores más destacados de las corrientes
postmodernas:
a)
Gilles Deleuze: Nace en Francia en el año 1925 fallece en 1995. Su pensamiento tiene una
fuerte relación con el arte y la literatura que se pueden encontrar dentro del
posmodernismo de base estructuralista. Fue profesor de filosofía de la
Universidad de París. En cuanto a su propuesta ontológica, se puede decir que
se topa con la necesidad de fundamentar el ser en el sujeto, todo ello por
cuanto procura mostrar que hay un fundamento anterior al ser y al sujeto, y al
ser como sujeto.
b) Friedrich Nietzsche: Nace en Alemania en el año 1844, fallece en 1900. Precursor de un pensamiento
posmoderno, en el que considera que nuestra cultura se ha puesto en contra de
la razón y se cuestiona la creencia en una verdad objetiva, universal. Proclama
la muerte de Dios que significa la muerte de la razón y de la metafísica, la
necesidad de Dios ya no es tan importante en la conciencia del hombre moderno.
"Dios ha muerto porque los hombres lo han matado". Designa como el
advenimiento del superhombre, del hombre nuevo que está más allá del bien y del
mal.
c) Jean Baudrillard:
Nace en Francia en el año
1929, fallece en 2007. Crítico de la sociedad de consumo y uno de los
teóricos de la posmodernidad. Teórico crítico postestructuralista, prestigiosos
analistas de los fenómenos de la postmodernidad. En su pensamiento sobre la
formación del conocimiento y la percepción de la realidad, los medios y sus
extensiones tecnológicas aparecen como elementos centrales del análisis.
d) Jean-François Lyotard: Nace en Francia en el año
1924. Fallece en 1998, la
idea de la realización de la universalidad en el saber, en la justicia, en la
paz, entre otras, ha sido “liquidada”, destruida. Identifica la condición
postmoderna, «la condición del saber en las sociedades más desarrolladas [y
que] designa el estado de la cultura después de las transformaciones que han
afectado a las reglas de juego de la ciencia, de la literatura y de las artes a
partir del siglo XIX». El «saber» y, en especial, sus «formas de legitimación»
las cuales durante la Modernidad se sustentaron sobre unos «grandes relatos
unificadores», de carácter ideológico y teleológico, entraron
en crisis a mediados del siglo XX.
e) Jacques Derrida:
Nace en Francia en el año 1930, fallece en 2004. Derrida es considerado el
filósofo de la deconstrucción que consiste en el movimiento contrario al
llevado a cabo por la modernidad. Su trabajo ha sido conocido popularmente como
pensamiento de la deconstrucción, aunque dicho término no ocupaba en su obra un
lugar excepcional. Es, acaso, el pensador de finales del siglo XX que más
polémicas ha levantado, por su iconoclastia y por su empeño crítico. En cierta
medida, logró realizar el sueño nietzscheano del filósofo-artista.
f) Gianni Vattimo: Nace en Italia en el año 1936, fallece en 2004. Plantea la cuestión de la
vida o muerte de la modernidad en su ensayo Posmodernidad, ¿una sociedad
transparente?, y lo hace partiendo de la modernidad, entendida como la época en
que el hecho de ser moderno era un valor determinante, La primera consecuencia
producto de los conceptos de progreso y superación, de algún modo, es que el
viejo ideal que tanto han defendido pensadores del siglo XIX y XX, el de la
emancipación del ser humano, aquella promesa de libertad, debe ser dado por
imposible.
Conceptualización La postmodernidad
La posmodernidad es un concepto muy amplio
que se refiere a una tendencia de la cultura, el arte y la filosofía que surgió a finales
del siglo
XX, a nivel general, puede decirse que lo posmoderno se asocia al culto de
la individualidad, la ausencia de interés por el bienestar común y el
rechazo del racionalismo, aunque la idea tiene muchas aristas.
Enmarcado en la definición
anterior, se debe señalar que la postmodernidad
constituye un verdadero cambio de paradigma que puede alumbrar las relaciones
gnoseológicas, sociológicas, éticas y estéticas del presente, tomando en cuenta lo planteado por Azocar (2012)
en “ Ensayos Contemporáneos” en
la postmodernidad se materializa una
nueva manera de entender la realidad; de ver más allá de la monotonía de un
pensamiento encajonado en paradigmas y captar que la vida y los hechos se ven
bajo el criterio de la complementariedad, sobre esta premisa se debe señalar
que el autor de dicho ensayo se basa en lo contemporáneo, en una época donde
los avances van más allá lo tecnológico, es decir sobre el desarrollo del
pensamiento del hombre va de la mano con la evolución de las nuevas tecnologías
en el siglo XXI, donde lo cualitativo y cuantitativo es parte de una misma
forma y asumen, desde la visión sistémica, un impulso sinérgico que mueve los
acontecimientos y sus reacciones en un espacio y tiempo cada vez más angosto e
inmediato.
En este sentido, el siglo XXI
se desarrolla en medio de profundas transformaciones que afectan todos los
niveles entre los que destaca, la educación, cultura, ciencia, tecnología
salud, entre otros, por esta razón los
habitantes de esta época están sujetos a
cambios en lo histórico social; lo científico, tecnológico e incluso lo
ideológico, algunos autores entre los que destacan Lyotard; Vattimo utilizan la
palabra posmodernidad”, para referirse a esta época dando cuanta que se
trataría de un tiempo que aparecería a continuación de la modernidad, resultado
claro, que lo posmoderno revelaría la
caducidad de algunos de los principales postulados modernos que se centraban en
la búsqueda racional de la verdad y del progreso garantizado por el desarrollo
científico.
En base a lo anteriormente señalado,
Jameson, por ejemplo, considera que en lugar de alabar o denostar una época resultaría
más conveniente: evaluar la nueva producción cultural a partir de las hipótesis
que implica una modificación general de la cultura misma, no obstante,
imposible obviar otros sectores primordiales en la postmodernidad del siglo
XXI, siendo estos la educación, ciencia,
tecnología y salud, sin menospreciar otros como el deporte, la industria, las
artes etc.
Generalmente se puede dejar claro que en la mentalidad postmoderna,
el hombre es el único sujeto constitutivo de la sociedad, desaparecen los proyectos colectivos que se gestaban bajo las formas de clase, nación,
Estado, humanidad o pueblos de modo que no hay cabida para acciones que no
tengan por destinatario al individuo concreto, visto de esta forma que la
postmodernidad, no da cabida a ideologías políticas consideradas obsoletas, y
fuera de orden en el siglo XXI, que aún existe como forma de gobierno en países
“tercermundistas”.
En un primer momento, "postmoderno" viene a ser sinónimo de
desencanto de la modernidad y de sus valores, de visión fragmentaria de la
vida, de provisionalidad, de cierta nostalgia y melancolía. Los intelectuales
postmodernos hablan de la razón débil, incapaz de llegar a la verdad; de una
razón que ha perdido su sentido y no puede construir sistemas duraderos, ni
mucho menos utopías.
En definitiva,
postmodernidad es sinónimo de "crisis de civilización". Crisis para
la que no se atisba un futuro con esperanza. De ahí que el postmoderno viva al
día, goce el momento presente, experimente la mística de lo cotidiano. El
hombre postmoderno es un hombre solitario, hedonista, preocupado por
sobrevivir, sin grandes ni duraderos ideales. Para este hombre postmoderno la
sociedad en crisis ha tocado techo. Seguimos profundizando: ¿Cuántas caras
ofrece la postmodernidad?.
La postmodernidad, en
su versión común, ha venido a ser sinónimo de desencanto, desmitificación y
ruptura abierta con la modernidad. A la que ha acusado de decadencia y origen
de todos los males de nuestra sociedad moderna: desde la irreversible
destrucción ecológica, al anunciado antihumanismo (regímenes autoritarios,
guerras sin límite, violación constante de los derechos humanos, etc.). En este
sentido de "decadencia", la postmodernidad aboga por desenmascarar y
desnudar la paradoja de la razón ilustrada (Wellmer), por vivir el momento
presente (Baudrillard), por un nuevo narcisismo individualista (Cueto) y por el
progresivo imponerse de la razón débil o el no recurrir a los metarrelatos o
puntos de vista que pudieran dar sentido global a nuestra historia y cultura
más allá de nuestra pequeñas y cotidianas historias (Lyotard, Vattimo,
Mardones); historias, por lo demás, particulares y que ni siquiera tienen la
pretensión de dejar huella alguna (Umbral): es el imperio de lo
"light".
Pero la postmodernidad,
poco a poco, va haciendo resurgir otro sentido diverso: el de "resistencia
y regeneración" de la otra cara de la modernidad: la olvidada. La de la
solidaridad, libertad, fraternidad, igualdad. En definitiva, la de la utopía. Y
ello en diversas versiones y direcciones: recuperando el metarrelato y el
sentido de la historia (M. Cruz, Gómez Muller), profundizando en las raíces de
la razón y de la democracia (Ballesteros), optando decididamente por el no
hombre y su dignidad, haciendo realidad una política con rostro humano
(González Faus), potenciando el nacimiento de un nuevo humanismo
post-ideológico (Jiménez Sánchez), redescubriendo el valor de la comunidad y lo
comunitario (Barcelona), dialogando integralmente con la modernidad
(González-Carvajal), haciendo una relectura de los signos de los tiempos
(Quinzá Lleó), restaurando el valor de la belleza que integra el sentido de
unidad y verdad (Díaz Murugarren), o incluso volviendo a redescubrir la
dimensión mística profunda desde el Dios de Jesús, el Cristo (González Ruiz).
A todas estas, la postmodernidad se hace necesaria porque, cuando la postmodernidad sólo se
queda en la primera de sus acepciones, la de la decadencia, no es extraño que
no sea más que una nueva modalidad de consumismo, del "fin de una historia
sin horizonte", de moda para pequeños o grandes burgueses que hacen
realidad y desembocan en el triunfo del llamado neoconservadurismo social
(Mardones) o de la religiosidad ecléctica y difusa de la "Nueva Era"
(Spangler).
En un primer momento, "postmoderno" viene a ser sinónimo de
desencanto de la modernidad y de sus valores, de visión fragmentaria de la
vida, de provisionalidad, de cierta nostalgia y melancolía. Los intelectuales
postmodernos hablan de la razón débil, incapaz de llegar a la verdad; de una
razón que ha perdido su sentido y no puede construir sistemas duraderos, ni
mucho menos utopías.
Lo fragmentario y provisional, las historias cortas y sin huella,
definen en gran manera toda:
a) Diferencia: Es entendida como una multiplicidad de identidades culturales o
realidades que existen en nuestro planeta y que cobran voz a través de las
comunicaciones haciéndonos partícipes de su existencia. Este reconocimiento de
las diferencias genera una conciencia en nosotros mismos de que somos una entre
muchas culturas.
b) Pluralidad: es una idea muy similar a la idea de la
diferencia, se distingue de ésta en que aquélla denota una cierta actitud ante
la vida, una voluntad política que no se queda en la aceptación o
reconocimiento de lo otro como diferente, sino que pretende una comunicación
con esta alteridad, una coexistencia y voluntad para compartir un mundo en
común. La pluralidad denota una multiplicidad de racionalidades: ya no se va a
pensar en una razón universal unificadora sino en muchas racionalidades, y en
muchas maneras de ver y vivir el mundo.
c) Relativismo: Al aceptar las diferencias y vivir en
un mundo plural es inevitable caer en un relativismo; si no hay una razón
unificadora de valores y conocimientos, lo que cada quien crea será válido
según la cultura o la realidad en que se viva. Esto de alguna manera genera un
vacío de ideales en el que no existe un modelo de perfección humana, un tipo
ideal. El relativismo se opone así al universalismo, que plantea como tal una
escala de valores universales que no tienen lugar en la sociedad plural.
d) Comunicación en masa: En palabras del filósofo Gianni Vattimo
(uno de los pensadores más importantes de la postmodernidad), los medios de
comunicación masiva son el principal factor de la sociedad postmoderna. Éstos
han convertido al mundo en un lugar más complejo; se encargan de mostrar las
diferentes realidades, las múltiples identidades en toda su individualidad y
peculiaridad; pero también nos muestran irrealidades o, en otras palabras,
realidades artificiales, a veces producto de la imaginación de todos aquellos
que participan en y de estos medios.
En un mundo donde la comunicación rompe todas las fronteras, en donde
podemos conocer a través del internet, el cine y la televisión, culturas y
diferencias que en otros tiempos habrían sido impensables y ajenas a nuestra
realidad, el sentido de la historia y de la razón se ve alterado de manera
definitiva.
e) Vacío de ideologías: Tal vez lo que más destaca de este fin
de la modernidad o de la historia es que no hay ideologías. Como consecuencia
del relativismo, de la pluralidad, del reconocimiento de la diferencia y de la
comunicación en masa y del mundo en el que “todo se vale”, se acaban las
ideologías (por lo menos en el sentido en el que estábamos acostumbrados en la
modernidad): como un sistema ordenado de ideas donde surgen y tienen cabida
muchas maneras de pensar se acaba lo que conocemos como mentalidad, es
decir un conjunto de valores e ideas compartidas con un grupo de personas
dentro de una sociedad.
Postmodernismo y postmodernidad
Se entiende por “postmodernismo” a un conjunto de proposiciones, valores
o actitudes que, independientemente del grado de su validez teórica, no puede
negarse que existen y funcionan ideológicamente como parte de la cultura, la
sensibilidad o la situación espiritual de nuestro tiempo. El rechazo a la
totalidad y a los “grandes relatos”, el culto al fragmento y a la diferencia,
los usos del desorden, la ironía, el relativismo, la actitud lúdica, el
desánimo, son rasgos de esta sensibilidad. ¿A qué se debe la existencia y
difusión de esta situación espiritual? Para algunos, el postmodernismo se
corresponde con la existencia de una nueva época, la postmodernidad, por la que
entienden a un período histórico distinto a la modernidad en el sentido de que
los nuevos tiempos se sustraen a la lógica de desarrollo que imperaba en
aquella época; Se multiplican las relaciones e intercambios. Crece
prodigiosamente la información y la oferta consumista. El yo es bombardeado e
invadido por la propaganda, hasta sucumbir en un estado de saturación.
¿Quién vive en la Postmodernidad?
Si reflexionamos acerca de las características antes señaladas, nos
ponemos a pensar en quiénes son aquellos que están viviendo esta era
postmoderna. Y es que cuando vivimos en un planeta donde las diferencias no
sólo existen entre naciones (países ricos y pobres), sino al interior de cada
país, vemos que los contrastes sociales muestran también realidades muy
distintas.
Hay comunidades rurales y poblaciones marginadas en donde no se puede,
ni siquiera, hablar de modernidad porque ésta nunca ha llegado a ellos. ¿Cómo
entonces podríamos hablar de postmodernidad? En cierto sentido parecería como
si la postmodernidad fuese sólo un fenómeno de las grandes ciudades, o por lo
menos de aquellos que tienen acceso a las telecomunicaciones. Sin embargo,
podemos decir que la marginación y la pobreza, y en general todas las minorías,
son de hecho el tema principal de la postmodernidad, donde son reconocidas como
parte de una realidad global y ya no como la “periferia”. El pobre, el
homosexual, el negro o el indígena, el “diferente”, por decirlo así, es el
principal protagonista de la postmodernidad. Éste es el principio de la
pluralidad.
Postmodernidad como posibilidad
La postmodernidad no es nihilista (escéptica): antes al contrario,
nos plantea la posibilidad de un futuro en el que todos estemos representados
en el sentido de que haya un lugar para todos en el mundo, sin importar cuáles
sean nuestras características particulares; en donde, a través de conocer a los
otros seres humanos diferentes a nosotros, se nos revele también una nueva
posibilidad de existencia.
La indiferencia quizás una de las consecuencias más importantes de la
comunicación en masa, porque la realidad postmoderna es una en la que los seres
humanos y aquí la ironía, que somos más visuales que nunca, ya no nos
conmovemos con lo que vemos, con todo y que lo que vemos es muchas veces
pobreza, violencia, miseria y desencanto.
De la mano con la postmodernidad esta la globalización, donde
encontremos que es un proceso mediante el cual los habitantes del mundo tienen
una mayor interdependencia en todas las facetas de la vida: culturales,
económicas, políticas, tecnológicas, entre otras.
POSTMODERNIDAD EN LA EDUCACION
La postmodernidad educativa tiene un parangón o modelo filosófico en el
cual se inspira; La educación actual tiene que modificar sus contenidos, sus
aportes curriculares, ya que como se
vive al transformarse las condiciones del saber se transforma también el saber
mismo. En consecuencia, la transmisión de contenidos educativos se asentará en
la enseñanza y aprendizaje de lenguajes, que como hemos dicho es el saber que
alimenta las nuevas tecnologías de la información, este cambio, llevará consigo
otro mucho más determinante, y es que se separará la formación de la
instrucción, en el sistema educativo hay
que tomar en cuenta que el futuro, en un mundo cambiante, dependerá de la
capacidad de innovación, e innovar significa crear, descubrir, ampliar en
definitiva el saber.
Cabrá
pues plantearse la cuestión educativa en términos de eficacia y de utilidad,
por lo que la enseñanza individualizada, así como el valor del individuo, se
verán en alza, en contra de la cultura del lazo social, ahora bien la
postmodernidad es útil en la educación actual, visto de esta forma quienes
están inmerso en el sistema educativo como docentes están en la capacidad de
señalar que en Venezuela no existe postmodernidad en esta ciencia social, solo con observar el estado de la
infraestructura de las instituciones educativas para poder señalar que en el
país, el algunos casos no se aplica esta terminología postmodernista.
POSTMODERNIDAD EN EDUCACION INICIAL
El
niño moderno era un ser indefenso, que necesitaba del amor, cuidado y
enseñanzas de los adultos (padres muchas veces) a los que debía obediencia
porque su razón era incompleta y sus conocimientos no eran útiles en la
sociedad adulta. Infancia era igual a dependencia, obediencia y heteronomía es
decir que se regían por imperativos que estaban fuera de ellos mismos; el niño
era un ser privilegiado al que se debía proteger.
Resulta oportuno, señalar que los
niños en la postmodernidad son los que gozan del saber (virtual,
informático y telemático); su mundo es tan legítimo como el mundo adulto:
consumen, luego existen; y si no consumen, emergen con violencia y finalmente
existen (aunque esa emergencia les cueste el encierro, la cárcel y hasta la
muerte), esto se observa en los ambientes de los preescolares, donde los
escolares son autónomos, independientes, algunos ya están adaptados a las nuevas tecnologías, quizá mejor que los
adultos.
Son
chicos que, portadores de una cultura legítima, obligan a sus padres y maestros
a adaptarse a ella; los conocimientos se elaboran o se vetan en otros espacios:
la televisión con sus reality, los programas de opinión donde el “no experto” 9
adquiere voz y critica. Niños cada vez "más adultos" por su capacidad
de elección y su independencia tecnológica pero, paradójicamente, cada vez más
indefensos frente a la influencia más mediática y la compulsión al consumo.
POSTMODERNIDAD EN LA ESUELA PRIMARIA
La Posmodernidad en instituciones
educativas primaria, va relacionado con la madurez intelectual tampoco resulta
fácil, según Piaget, el niño en edad escolar elabora teorías y metafísicas que
la realidad hace sensatas y lo convierte en adulto. Pero la posmodernidad no
inspira pasión por las teorías ni por las metafísicas. Las cosas son más bien
como son, indiferentemente, el colegio o 'cole' aparece como el lugar más
aburrido que existe.
Es entonces, cuando el interés está fuera
del colegio, la palabra es desautorizada y la posmodernidad pone por encima de
ella la imagen (lo cual es una regresión a la situación infantil
pre-verbal), en las escuelas con frecuencia trata al escolar como a un
niño: poco capaz de soportar frustraciones, necesitado de motivaciones
afectivas, ni el colegio, ni la cultura de la imagen combaten suficientemente
el pensamiento mágico, fomentando la idea de que aprender es apoderares de algo
sin esfuerzo.
Asimismo, el acceso masivo a la escuela ha
requerido muchos docentes, entre los cuales no siempre se encuentran los
impulsados por una vocación docente, sin que, por otra parte, puedan dejar esa
profesión que es su único recurso económico y el de su familia. K. Popper
propone, como un medio para mejorar la educación, "dar a los malos
profesores la posibilidad de abandonar la enseñanza". Los malos docentes (dejando a los narcisistas
y los autoritarios, que siempre los ha habido) lo son, en parte, porque la
posmodernidad les ha cambiado el rol.
Además de estar mal pagados por su
trabajo, y por ello frecuentemente malhumorados o apremiados, descontentos
frente a sí mismos y a los alumnos, con una profesión en descrédito social, la
modernidad preparaba al docente en una saber o disciplina específica, con la
misión de posibilitar aprender a los alumnos ese saber: El aprendizaje era
fundamentalmente un problema cognitivo.
Por tal motivo, con la posmodernidad, se
ha priorizado el aprendizaje socio-afectivo. Lo que importa ahora son los modos
de relacionarnos, las actitudes, los hábitos sociales, el amor, la persona y
sus valores. Esto se lograba en la modernidad a través del proceso de aprender
cognitivo, para el cual el docente estaba preparado. En la escuela se habla
mucho de los afectos, las actitudes y los valores, se ven muchos conflictos en
vídeos; pero no logra desarrollar la afectividad en sus alumnos, pues, el clima
posmoderno es un clima de indiferencia.
Consecuencias
de la postmodernidad
§
Desde el punto de vista de la comunicación:
La postmodernidad emite los mensajes de la
muerte de las ideologías y de la lealtad a los valores existentes y la
cotización de los mercados.
§
Desde el punto de vista de la política:
La postmodernidad proclama el fin basada
en un supuesto: El agotamiento de la ideología. Con esa visión, concibe la idea
de la agonía del Estado y de la política.
§
Desde el punto de vista del Arte:
La postmodernidad señala el fin de las
vanguardias basada en los criterios respecto de la estética.
En
la Filosofía: El nihilismo orgánico, la muerte de la
razón, la aniquilación del sujeto y el fin de la Historia. En un aspecto
particular, los críticos han observado la afección de distintas categorías. El
filósofo nicaragüense Alejandro Serrano Caldera, al comentar la tesis de la
"desconstrucción" de modelos y paradigmas de la modernidad, se ha
referido a la orfandad de categorías.
Afianzamiento
del nihilismo: Se concreta cuando la postmodernidad
propicia la negación de toda creencia; revive un sistema del siglo XX con su
finalidad de destruir las estructuras sociales de la modernidad. Al referirse a
la post modernidad, Francisco Umbral dice: "En lo que ha dejado de creer
la postmodernidad, precisamente, es en la especulación filosófica o
metafísica." (15:179)
En
la política: En los países de las economías
subalternas, los conceptos de Estado – nación y de soberanía se debilitan -aún
más de lo que están- cuando estos países abren sus fronteras para dar paso a la
globalización de los mercados alrededor de un centro hegemónico mundial o
regional. El post modernismo propugna la reducción del Estado a su mínima
expresión; sustenta el criterio que no tiene ideología porque ésta ha muerto.
Pero, en realidad, tiene tendencia hacia la derecha. Considera que los
dirigentes políticos deben ser sustituidos por gerentes o, es más, por máquinas
computadoras para tomar decisiones.
En
la estética: El rechazo de la nacionalidad y la
funcionalidad del arte, el rechazo a la función crítica de las artes. En
relación con la literatura, los seguidores del post modernismo han sustentado
un criterio determinista: A una situación determinada corresponde una
literatura determinada acorde con el tiempo en que se produce. En la situación
modernista, han visto factores negativos: La incertidumbre, el escepticismo, la
disminución, la discontinuidad, la fragmentación, la crisis. En resumen, la
postmodernidad propicia las novelas irónicas con temas cotidianos de tiempos
recién pasados. ¿No es este fenómeno un reflejo de la teoría del fin de la
Historia adoptada por los seguidores del postmodernismo en épocas de globalización?
Post-modernidad
religiosa/ciencia médica
La posmodernidad
presenta como rasgos esenciales de esta etapa de la humanidad hay un desencanto
social en relación con la religión, la política y la ciencia. La idea de verdad
y de progreso es cuestionada. La comunicación y el consumo son factores
esenciales para entender nuestra civilización. Las ideas tradicionales dejan de
ser referentes válidos y se tiende a la desmitificación de todo. Lo que importa
es lo inmediato, el aquí y el ahora del presente. Hay un gran interés por lo
alternativo en cualquiera de sus manifestaciones. Lo individual desplaza a los
proyectos colectivos, lo cual se aprecia en el culto al cuerpo o los libros de
autoayuda. La posmodernidad es una crítica de la modernidad, de sus valores y principios.
Como propuesta alternativa presenta nuevas propuestas: la subjetividad, el
multiculturalismo y la pluralidad. Ante estas ideas, hay pensadores que
critican el pensamiento posmoderno, al considerarlo un referente decepcionante,
sin un proyecto definido e incapaz de afrontar los retos de la humanidad, de
guiar el pensamiento o la creación artística.
Como corriente
ideológica y tendencia de la civilización, la posmodernidad ha tenido algunos
logros destacados: el papel de la clase media y su desarrollo, el aumento de
las libertades en occidente y algunos aspectos positivos de la globalización.
Por el contrario, tiene rasgos negativos y criticables: la banalización, el
consumismo, la pérdida de identidad por la misma globalización, la ausencia de
referentes políticos válidos y, en definitiva, la sensación de que el mundo
está fragmentado y no hay proyectos estimulantes para orientar a los individuos
y a la humanidad en su conjunto. Ante esta situación algo caótica, es lógico
que aparezcan propuestas religiosas, sociales y políticas variopintas y, en
ocasiones, muy poco fiables.
Es preciso reflexionar,
en este contexto postmoderno, sobre algunos aspectos que afectan a todo hombre
inmerso en esta crisis, las sociedades contemporáneas están gobernadas por la
disociación creciente del universo instrumental y el universo simbólico, de la
economía y las culturas, y por el poder cada vez más difuso, en un vacío social
y político en aumento, de acciones estratégicas cuya meta no es crear un orden
social sino acelerar el cambio, el movimiento, la circulación de capitales,
bienes, servicios, informaciones. ¿Quién no conoció las primeras experiencias
alarmantes que se producen durante los años iniciales de la infancia? De pronto
se le declaraba a uno enfermo, bajo la supervisión de los padres, y esa mañana
no le permitían levantarse. Durante los años subsiguientes, estas experiencias
comienzan a acumularse, de modo que lo que va quedándole a uno claro es que lo
extraño no es tanto la enfermedad, como el milagro de la salud.
Esto da motivo para
inscribir la situación científico-teórica y la situación práctica dentro de un
contexto más amplio: el de la sociedad modelada por la ciencia post-moderna.
También desencadena la pregunta acerca de ¿cómo uno debe orientarse en su vida
práctica respecto a la enfermedad y de la salud? Es indudable que en la
experiencia de la salud y de la enfermedad asoma parte de una problemática
general que no puede referirse sólo a la posición especial de la ciencia médica
dentro de las ciencias naturales modernas.
Con esto, el tema, se
desplaza hacia un contexto muy amplio que desde la aparición de la ciencia
moderna y el establecimiento de su tensión con el acervo de experiencias de la
humanidad, constituye, en el fondo, un deber común a todos. El hombre vive en
un medio cada vez más modificado por la ciencia-un medio al que apenas se
atreve a llamar naturaleza- y, por otra parte, en una sociedad moldeada por la
cultura científica de la Edad moderna, a la cual debe acomodarse. Hay
diversidad de prescripciones y de reglamentos que establecen una creciente
burocratización de la vida. ¿Cómo no perder el coraje para modelar la propia
vida?
Es muy elocuente el
hecho de que en la progresista civilización técnica de nuestros días haya
debido inventarse una expresión como "calidad de vida", que pretende
describir lo que se ha sufrido entre tanto. Lo cierto es que uno de los temas
más antiguos en la vida del hombre lo constituye la cuestión de que cada uno
debe "elevar" su propia vida y debe preguntarse cómo hacerlo. Esto se
da allí donde el cuidado de la salud es regido por ritos religiosos, dominados
por ciertas figuras y grupos sociales importantes.
Al respecto, expresa
Gadamer (1996), la cultura científica de la Port-Modernidad, ha conducido a
formas de vida que automatizan, en gran medida la existencia del individuo.
¿Qué posibilidades tenemos, entonces, cuando se trata de la salud? Nos
preguntamos ¿por qué ha aumentado la angustia en nuestro mundo actual? ¿A qué
se debe esta situación? Se considera que el tipo de conocimientos y de certezas
que nos ha brindado la ciencia, por medio de la experimentación y del control,
ha incrementado las necesidades de seguridad del ser humano.
Por otra parte, nuestro
verdadero punto de apoyo no es la esperanza sino el sufrimiento del
desgarramiento, como el universo de la objetivación y las técnicas se degrada
en puro mercado, mientras que el universo de las identidades culturales se
encierra en la obsesión comunitaria, el ser particular, el individuo, que es
cada uno o cada uno de nosotros, sufre al ser desgarrado, al sentir que su
mundo vivido está tan descompuesto como el orden institucional o la
representación misma del mundo.
En las últimas décadas
-sobre todo a partir de Foucault-, el concepto de enfermedad se ha convertido
otra vez en un problema, desde el punto de vista sociopolítico. Es innegable
que una conciencia social normativa y el correspondiente comportamiento de la
sociedad entera siempre contribuyen a definir un concepto de enfermedad de esta
naturaleza y lo tornan problemático.
También los conceptos
de salud y de enfermedad describen fenómenos vitales: aspectos de un aumento y
una disminución de la vitalidad que acompañan a las crecientes y bajantes de
nuestra sensación de vida. Se considera que la salud se encuentra siempre
dentro de un horizonte de perturbaciones y amenazas. Al decir de Touraine
(1998), desgarramiento personal, pérdida de identidad a la que nos resistimos
dando tanta importancia a la autoestima, el autodesarrollo -a la autonomía, en
una palabra- nos impulsa, en primer lugar, a tratar de aliviar el sufrimiento
del individuo desgarrado; dado que éste no puede ya apelar a un Dios creador,
una naturaleza auto organizada o una sociedad racional.
Las teorías económicas
no son meros diseños o estrategias técnicas. Son, sin lugar a dudas, la
expresión de concepciones éticas que afectan en su totalidad a la vida humana,
a los lazos sociales, y muy especialmente a las relaciones de poder. Quizás una
de las características más sobresalientes de las patologías psíquicas nuevas,
la constituye la constatación en ellas de una relación es-trecha entre los
rasgos subjetivos que presentan con las manifestaciones dominantes de la
cultura y la vida social actual, lo cual hace que las personas puedan ser percibidas
como verdaderos "paradigmas de lo social". Patologías caracterizadas
por un malestar proveniente del peso represivo que ejercían sobre nosotros las
prohibiciones, la ley; vivimos hoy una patología inversa, la de la imposible
formación de un Yo, ya esté sumergido en la cultura de masas o encerrado en
comunidades autoritarias.
Desde un punto de vista
personal, observamos que estamos asistiendo al surgimiento de nuevos rasgos en
los comportamientos de la cultura, de modalidades novedosas en los vínculos
humanos, de formas de sociabilidad que cuestionan aspectos claves del lazo
social, de transformaciones en el Estado que han modificado profundamente la
organización de los ámbitos de lo público y lo privado, los nuevos dinamismos de la política que cuestionan los sentidos
tradicionales de la representación y aun de los criterios de la democracia.
Esta nueva situación constituye el centro de las transformaciones que sufre en
la actualidad todo el campo de la salud mental.
Para Touraine, el
sufrimiento individual es la principal fuerza de resistencia al desgarramiento
del mundo des modernizado. Y es lógico y esperable que así suceda, ya que el
conjunto de estas nuevas situaciones no transita sólo por los espacios de la
organización del Estado, de la política o de la vida económica, sino que
atraviesan centralmente la cultura y se reflejan en la subjetividad singular de
cada uno de nosotros, producen rasgos nuevos en la subjetividad y modifican
aspectos esenciales de la individualidad, y ambas dimensiones se manifiestan en
las conductas concretas de los hombres.
La posmodernidad, en concreto, se coloca el acento en la crisis de la
Razón instrumental como articuladora única (hegemónica) del proceso de
apropiación del mundo natural y de explicación del mundo social. Frente al
razonamiento diádico y excluyente, la posmodernidad introduce el principio de
ambivalencia y de inconmesurabilidad del mundo. Bajo estas premisas, la Razón
deviene un articulador discursivo más, en horizonte de opciones posibles para
sujetos y actores. Al mismo tiempo, este desencanto abre cauces, como señala
Lechner, para pensar la pluralidad y ponderar la creatividad e imaginación
social y culturalmente hablando.
La posmodernidad construye un discurso que critica los holismos
científicos, sociales y culturales para permitir la emergencia de una suerte de
pluralismo reflejado en las retóricas y políticas de la identidad, de la
diferencia y del derecho a tener derechos, que va configurando la formación de
un humanismo “de lo otro” como contenido ético básico de la sociedad global. La
limitación de la mirada posmodernista consiste, según Lechner, en que no da
salidas en el terreno de lo político-institucional; no permite pensar el
problema del orden y de la vida colectiva. En este sentido, la democracia tiene
como uno de sus más importantes retos representar tal diversidad. El
Estado-nación pierde la consistencia que antaño se le otorgó, por ello es
necesario repensar un nuevo formato político-institucional, más aún en el
tiempo de la globalización, en donde las fronteras que separan lo propio y lo
ajeno se vuelven más difusas.
Frente al carácter coactivo de la Razón, la ley y la ciencia en la
modernidad, el pensamiento posmoderno, sin renunciar a la importancia de esas
narrativas, otorga un rol más activo a individuos y actores sociales al relevar
el carácter reflexivo y situado de sus interpretaciones e intervenciones sobre
lo que sucede en el mundo. La noción de sociedad global del riesgo designa con
claridad la tensión derivada de la sociedad programada y los riesgos que han
sido construidos a través de ella.
La posmodernidad da cuenta, a todas estas, de las mutaciones en la cognitividad, en la
racionalidad, así como en la acción de individuos, actores sociales y
políticos, e instituciones frente a problemas que antes eran de los expertos y
que hoy imputan a todos. El problema consiste en cómo articular la explosión de
identidades y prácticas en una realidad fragmentada con un orden social y
político. En este aspecto, Lechner emparenta el posmodernismo con el
anarquismo, pues ambos ofrecen herramientas para el cuestionamiento de lo dado
pero no para la construcción de la vida en común.
Al destacar el carácter pluralmente irreductible, contingente y
fragmentado del mundo, el pensamiento posfundamento ha realimentado la
reflexión sobre la diversidad, lo marginal o lo irracional como partes del
rompecabezas comprensivo del mundo. La posmodernidad, como horizonte reflexivo,
revela el carácter horizontal de las redes de conceptos que configuran nuestros
marcos comprensivos del mundo. Aquí se encuentra uno de los aspectos más
fecundos de la obra de Lechner: la revaloración de las subjetividades para la
reflexión.
El mundo no es solo materialidad, también se nutre de expectativas,
sentimientos, pasiones y valores de los sujetos. La esperanza de construir una
vida buena o mejor está presente activamente en la acción de los individuos y
de los sentidos que le otorgan. La diferencia con la fe anterior es que ese
futuro ya no está pre-escrito, sino que permanece abierto y se construye
gracias a la acción humana. La historia, muy lejos de lo que afirma Francis
Fukuyama, no ha llegado a su fin.
Un punto final es el papel de los intelectuales. Como sabemos, la
legitimidad social que alcanzó el sujeto de ideas como oráculo, guía o faro de
la sociedad hoy está erosionada. La importancia que asumió estaba en relación
directa con el Estado-nacional, y de este modo se constituía en la encarnación
espiritual del “pueblo”, de la identidad nacional. Pero ahora, cuando
precisamente esa estructura institucional está en crisis, el papel del
intelectual debe ser re-pensado, también por los mismos intelectuales. Si antes
reflexionaba sobre la pretendida homogeneidad como realidad o como aspiración,
en la actualidad el pensamiento debe erigirse sobre la heterogeneidad y, desde
ella, edificar sus propuestas de socialidad, de constitución de la vida en
común.
La Transmodernidad
La transmodernidad,
es la vuelta a un metarrelato
y la globalización. Este fenómeno, es considerado como el gran referente que
marca la ruptura con la postmodernidad y da pasó a un nuevo fenómeno
totalizante y totalizado debido a que
todo lo fragmentado, la atomización de relatos contextualizados son envueltos
bajo un mismo manto, englobados bajo la globalización.
Es por ello, que se
considera que la transmodernidad es el mundo de lo virtual, de la ficción, una
copia que suplanta al modelo. Es un intento de abrirse paso frente a los
desafíos de nuestra época sin renunciar a los proyectos ilustrados; según
(León, 2006) menciona, que lo engloba el término es un intento por definir
la realidad de hoy en día, tomando en cuenta que lo Post es un fenómeno
anterior.
En éste orden de
idea, el prefijo «trans» connota no sólo los aspectos
de transformación, sino también la necesaria transcendencia de la crisis de la
modernidad, retomando sus retos pendientes, tanto éticos y políticos (igualdad,
justicia, libertad, etc.), pero asumiendo las críticas postmodernas. Considerando lo trans según
Belausteguigoitia reconoce un nuevo campo epistemológico. Es decir, lo trans es
la palabra importante que hay que entender. Lo trans es un “más allá de”. Con lo trans se genera
otro territorio. No se pasa una frontera sino que se transgrede. Una frontera se le cruza o atraviesa, se la
transforma, o se le supera. En otras palabras, los contenidos de esos espacios,
de esos cuerpos que se atraviesan quedan transgredidos y afectados.
En
este sentido, lo trans aplaza o
desplaza; es decir, se cambia la perspectiva del sujeto y su relación con el
objeto. Este genera un campo de existencia de algo complejo. Lo trans tiene que
ver con la posibilidad de penetrar los límites y transformar los contenidos. En
este proceso de superar los límites y los contenidos, se crea lo
transdisciplinario, o la transmodernidad, donde se crea el pensamiento de
hombre, mujer o cualquier género.
Asimismo la transmodernidad, si
es considerada como una corriente evolutiva, debe reportar beneficios para las
naciones con los descubrimientos científicos y el desarrollo de la tecnología;
teniendo claridad respecto de que la globalización que, en teoría, propugna la
existencia de un solo bloque mundial está formando, en la práctica, bloques
antagónicos que recurren a la lucha comercial para conquistar a los mercados y
para preservar los mercados cautivos.
Transmodernidad
y su filosofía
Bajo esta perspectiva, se puede
decir, que se debiera pensar en una filosofía moral que propicie la
humanización de los procesos manejados en la producción de bienes y
servicios; humanizar la competencia entre las naciones hegemónicas
provocativas de luchas por el dominio de los mercados mundiales: Una
filosofía que restaure la actitud moral a partir de los problemas confrontados
por las naciones de economías subalternas y de todas sus secuelas. Entre éstas
secuelas, las desigualdades económicas excesivas en sus estratos sociales y,
como consecuencia, la provocación de violencia y de guerras internas.
De este modo, esta filosofía no debiera ser
producto del pensamiento aislado de un filósofo o de una nación; en esta
era de la globalización, debiera idearse una corriente de pensamiento para un
bloque globalizado de naciones de economías subalternas y culturas
influenciadas por países extranjeros, incluirse a las naciones latinoamericanas
en general y, en particular a las de pequeñas economías, y para concretar el
objetivo, debiera organizarse congresos de aplicación práctica. Rodríguez Magda discrepa claramente de Dussel en su concepto de
transmodernidad reconociendo que su propia propuesta teórica corresponde a una
concepción del primer mundo, de ese mundo globalizado y que ella lo caracteriza
como vacío.
Definiciones
y Críticas De Transmodernidad según autores
Es por ello, que la
transmodernidad es el nuevo paradigma del primer mundo, sofisticado. Lo que nos
dice Dussel, es muy diferente. Sin embargo, este autor no hace alusión a
Rodríguez Magda, ni siquiera referencias discretas; más bien se refiere a los
filósofos mayores de Europa como Habermas. Sin duda aquí se encuentra también
Rodríguez Magda como filósofa que toma las ideas de estos pensadores. Dussel
propone un claro proyecto de quiebre con el eurocentrismo y el discurso
totalizante de la Modernidad/Postmodernidad, y nos plantea una visión desde el
excluido. Dussel nos dice que el punto de partida al que se refiere tiene tras
sí un hecho con relevancia ética.
POSTURA DE ENRIQUE DUSSEL
Dussel viene trabajando esta propuesta mundial desde hace mucho tiempo,
aproximadamente desde el año 1965. La transmodernidad no es un estado de
la cultura actual, no es una continuidad de la postmodernidad ni parte de la
tríada dialéctica de la que habla Rodríguez Magda; tampoco es una especie
de cultura idéntica a otras ni un término imponente como lo expresa anteriormente.
La transmodernidad es un proyecto que va por fuera de la modernidad y de la
postmodernidad, es un proyecto paralelo que surgiría fuera de Europa y de
Estados Unidos, oponiéndose así al carácter totalizante que tiene el proyecto
moderno europeo.
A diferencia de Rodríguez Magda,
Dussel realiza un planteamiento mucho más historicista del término, y a juicio
nuestro, mucho más cercano a nuestra realidad, debido a que la idea de transmodernidad significa ver y analizar
los fenómenos de manera mundial, desde el sistema-mundo, y no solamente desde
categorías intraeuropeas y eurocéntricas.
Cabe
señalar, que el cambio de transmodernidad exigirá una nueva interpretación de
todo el fenómeno de la modernidad, para poder contar con momentos que nunca
estuvieron incorporados a la modernidad europea, y que busca lo mejor de la
modernidad europea y norteamericana que se globaliza, afirmará desde afuera de
ella, componentes esenciales de sus propias culturas excluidas, para
desarrollar una nueva civilización futura, la del siglo XXI (Dussel, 2001).
Lo que
hay detrás de la posición de Dussel es un esfuerzo por interpretar de manera no
eurocéntrica la historia, y plantear un proyecto a futuro, utópico, un
planteamiento de diálogos interculturales simétricos. La idea de
transmodernidad lleva consigo el propósito de resurgir lo propio de cada
cultura, aquello que dejó de lado el proyecto moderno por ser
inconmensurablemente disímil a su propia ideología. Sobre la basa de lo
antes expuesto, cada cultura en particular debe entenderse como una
cultura única que corresponde a características
muy particulares, debido a que
estas son opuestas a sus propias creencias.
En esta
misma dirección, Europa comenzó a ser
centro del mercado mundial y extender por ello el sistema mundo a todo el
planeta desde la revolución industrial;
que en el plano cultural produce los fenómenos de la ilustración. En este
sentido podemos apreciar que Europa en un periodo de (doscientos años), se
convierte en un icono para el resto de las culturas que no logran en ese tiempo
asumir un desarrollo similar, pero es muy corto plazo para profundizar las
culturas universales y similares , como : China, Japón, Vitnamita, Corea, entre
otros.
La
transmodernidad se propone ver desde
el otro los fenómenos y discursos hegemónicos que se producen y se
enuncian desde el centro. Desde la cultura europea-estadounidense, las otras
culturas que son asimétricas tanto en el aspecto económico, militar, político,
científico como tecnológico, guardan en sí una alteridad con respecto a la
modernidad europea, con la cual se han interrelacionado y convivido, y han
aprendido, a la vez, a responder a su manera a los desafíos (Dussel, 2005). El mismo nos dice que estas
culturas sólo están en un proceso de letargo, y que en la actualidad
comenzarían a despertar; estando en un proceso de pleno renacimiento buscando
caminos nuevos para su próximo futuro.
Cabe
considerar, que a diferencia de
Rodríguez Magda, Dussel plantea que las culturas exteriores a la occidental,
por no ser modernas tampoco pueden caer en la categoría de postmodernas. Son pre
modernos (más antiguas que la modernidad), conviven con ella y a futuro serán transmoderno.
Dussel nos dirá entonces que las culturas, por ejemplo la china (en la cual
centra principalmente sus ejemplos), no podrán caer nunca en las categorías del
postmodernismo occidental, Al contrario, partiendo desde sus propias raíces,
tendrán su desenvolvimiento propio, entonces la transmodernidad es, un proyecto mundial,
historicista y cultural que mira desde un otro, capaz de tener voz ante el
discurso hegemónico occidental, es decir un diálogo entre culturas.
Según, Jean Baudrillard ha descrito
magistralmente toda esta escenografía de lo trans. Según su percepción “todos
somos transexuales, en tanto el cuerpo sexuado está abocado hoy a una suerte de
destino artificial Lo social se convierte en su propia puesta en
escena mediática: “estamos en la transpolítica, es decir en el grado cero de lo
político, que es también el de su reproducción y de su simulación indefinida”. La semiurgia de las cosas a través de la publicidad, los media y
las imágenes comportaría una transestética, vértigo ecléctico de las formas.
“El sistema funciona menos por la plusvalía de la mercancía que por la
plusvalía estética del signo”.
De esta manera, la glasnost (transparencia) marcó la caída de
la perestroika, el deshielo del régimen soviético y el fin de la política de
bloques, esa misma metáfora de transparencia ejemplifica hoy un mundo que desea
ser imagen, instantánea presencia en la pantalla, holograma translúcido y
transferible. Un mundo transaccional cuyo modelo de legitimación no es la
autoridad, sino el contrato, la negociación para el ámbito político, financiero
o social, criterio que avala tanto el talante democrático cuanto el dinamismo
económico.
Cabe destacar, que no se trata de un
mero juego de palabras, de la aleatoria frecuencia de un prefijo sin mayores
consecuencias. Su apabullante presencia en aquellos calificativos con los que
pretendemos describir nuestro presente es el aviso de una diferente
configuración epistemológica, de una serie de desplazamientos epistémicos
generadores de un nuevo paradigma. Nos empeñamos en pensar política y
éticamente con nociones modernas, repetimos cultural y estéticamente los
tópicos postmodernos, reflexionamos sobre la globalización con la perplejidad
de este ir y venir entre ambos paradigmas fenecidos. La realidad es ya otra,
urge un pensamiento transmoderno, es necesario, si queremos comprender lo que
está ocurriendo, pensar la Globalización con el paradigma de la
Transmodernidad.
Es por ello, que la Transmodernidad
se nos parece síntesis dialéctica de la tesis moderna y la antítesis postmoderna,
bien cierto que al modo light, híbrido y virtual propio de los tiempos.
Irónicamente, frente a las pretensiones hegelianas, no como un acrecentamiento
del Absoluto, sino constituyendo su vaciamiento omnipresente; no como verdadera
realidad, sino virtualidad real; abandona la estructura piramidal y
arborescente del Sistema, para adoptar el modelo reticular de la excrecencia
replicante. Obviamente, la globalidad no es el Espíritu, ni el pensamiento
único la Razón Absoluta, pero precisamente la síntesis, para serlo, debía
recoger a la vez la positividad moderna y el vacío postmoderno, el anhelo de
unidad del primero y la fragmentación del segundo. Henos aquí en una
totalización suma de contingencias, que olvida el Fundamento y la Definición,
convirtiéndose en cristalografía proliferante. La característica de la
trasmodernidad son: Nuevo paradigma, Diversidad
cultural, Pensamiento único, Nueva economía, y Proyectos a futuro (cibernético).
Cuadro
comparativo de la modernidad, posmodernidad y transmodernidad
MODERNIDAD
|
POSTMODERNIDAD
|
TRANSMODERNIDAD
|
Realidad
|
Simulacro
|
Virtualidad
|
Presencia
|
Ausencia
|
Tele
presencia
|
Homogeneidad
|
Heterogeneidad
|
Diversidad
|
Centramiento
|
Dispersión
|
Red
|
Temporalidad
|
Fin de la
historia
|
Instantaneidad
|
Razón
|
Deconstrucción
|
Pensamiento
único
|
Conocimiento
|
Antifundamentalismo
escéptico
|
Información
|
Nacional
|
Postnacional
|
Transnacional
|
Global
|
Local
|
Global
|
Imperialismo
|
Postcolonialismo
|
Cosmopolitismo
transgénico
|
Cultura
|
Multicultural
|
Transcultural
|
Fin
|
Juego
|
Estrategia
|
Jerarquía
|
Anarquía
|
Caos
integrado
|
Innovación
|
Seguridad
|
Sociedad
de riesgo
|
Economía
industrial
|
Economía
postindustrial
|
Nueva
economía
|
Territorio
|
Extraterritorialidad
|
Ubicuo
transfronterizo
|
Ciudad
|
Barrios
periféricos
|
Mega
ciudad
|
Pueblo/clase
|
Individuo
|
Chat
|
Actividad
|
Agotamiento
|
Conectividad
estática
|
Público
|
Privado
|
Obscenidad
de la intimidad
|
Esfuerzo
|
Hedonismo
|
Individualismo
solidario
|
Espíritu
|
Cuerpo
|
Cyborg
|
Átomo
|
Cuanto
|
Bit
|
Sexo
|
Erotismo
|
Cibersexo
|
Masculino
|
Femenino
|
Transexual
|
Alta
cultura
|
Cultura de
masas
|
Cultura de
masas personalizada
|
Vanguardia
|
Postvanguardia
|
Transvanguardia
|
Oralidad
|
Escritura
|
Pantalla
|
Obra
|
Texto
|
Hipertexto
|
Narrativo
|
Visual
|
Multimedia
|
Cine
|
Televisión
|
Ordenador
|
Prensa
|
Mass-media
|
Internet
|
Galaxia
Gutenberg
|
Galaxia
McLuhan
|
Galaxia
Microsoft
|
Progreso/futuro
|
Revival
pasado
|
Final
Fantasy
|
Al observar, las tres columnas, la primera predominan los
principios bien definidos que tienden a la cohesión, la unidad, la afirmación,
a un pensamiento fuerte. La segunda se ordena generalmente como antítesis:
disgregación, multiplicidad, negación, pensamiento débil. La tercera suele
mantener el ímpetu definidor de la primera pero despojado de su fundamento: al
incorporar su negación, resuelve el tercer momento en una especie de clausura
especular.
Evolución del término Paradigma
Dado el carácter histórico y
social del lenguaje, las palabras, y por ende todos los elementos que componen
el acervo léxico de una cultura, son depositarias del dinamismo y adaptabilidad
que refleja el progreso de los hablantes y demás usuarios de una lengua. Por
ello, es muy poco probable que hoy en día un determinado término esté sometido
a las restricciones que predominaron durante el período en que fue usado por
vez primera. Tal es el caso del vocablo paradigma, el cual ha alcanzado un
grado tal de madurez que lo ha convertido en una de las palabras de mayor
trascendencia en el habla de los cultivadores del hacer científico. En esta
parte del trabajo se hará referencia a la evolución histórica que ha tenido
esta palabra, desde que fue usada primigeniamente por los griegos hasta la
época actual cuando, gracias a la obra del físico y filósofo norteamericano de
la ciencia Thomas S. Kuhn, adquiere una notable relevancia en el ámbito de la
epistemología y la sociología del quehacer científico.
Para la revisión del proceso de
evolución histórica del término paradigma y su posicionamiento actual en el
vocabulario de quienes se interesan por los asuntos propios de la ciencia y su
filosofía y por las prácticas de sus protagonistas, es decir, los científicos,
se hará la transposición del esquema que Michel Serres* (1968, citado por Li
Carrillo, 1981, p. 78) ha propuesto para el estudio de los conceptos
matemáticos. Serres afirma que en la evolución de dichos conceptos es posible
identificar tres edades:
La edad de aparición, la edad de
reactivación y la edad de recurrencia. La edad de aparición corresponde a la
época de nacimiento del concepto, a su génesis en el tiempo histórico; la edad
de ractivación, al momento de inserción del concepto dentro de un sistema
"que le da un nuevo sentido"; y la edad de recurrencia, a la etapa
actual donde se revela "la potencia de fecundidad" del concepto, su
valor y su eficacia en el trabajo científico efectivo. "Con respecto de la
historia ordinaria, cronológica, es la primera edad la que cuenta; con respecto
de la verdad de la sincronía del sistema, es la segunda; y con respecto de la
diacronía completa de las matemáticas, es evidentemente la tercera" (Li
Carrillo, 1981, pp. 78-79) (Las comillas fueron introducidas por Li Carrillo
para distinguir lo tomado textualmente por él a partir de la obra de
Serres).
Para la aplicación del Esquema de
Serres en el estudio del vocablo paradigma que se propone: (a) asociar la edad
de aparición con el uso primigenio que Platón hace de este término; (b)
vincular la edad de reactivación con su inserción en la Sociología por parte de
Merton y Parsons; y, (c) considerar como edad de recurrencia, el período que se
inicia a partir de la relevancia que alcanza el vocablo como consecuencia de la
publicación del libro de T. S. Kuhn, La Estructura de las Revoluciones
Científicas, en 1962.
La Edad de Aparición del vocablo podría ubicarse
rastreando su etimología. Paradigma proviene del griego paradigma (que
significa ejemplo o, mejor aún, modelo o patrón); originalmente, Platón utilizó
esta expresión para designar un instrumento de mediación entre la realidad y su
ideación. En efecto, como lo expone Vassallo (1977), uno de los problemas que
transita toda la obra de Platón es el que se refiere a la relación entre el
Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible o Mundo de las
Cosas; sostiene Vassallo que:
Estas ideas, estas formas o
esencias reales constituyen un mundo "inteligible", es decir, sólo
accesible a la razón, al "logos"; mundo inteligible que no sólo es
exterior al sujeto cognoscente, sino que existe "separado" también
del mundo de las cosas sensibles, trascendente a ellas y por sí subsistente.
Inmateriales, permanentes y eternas, ellas es el principio de las cualidades de
las cosas sometidas al flujo del devenir, del mundo de lo sensible e
impermanente (Vassallo, 1977; XVIII-XIX).
El reto platónico consiste en
exhibir el vínculo entre ese mundo inteligible, conceptual, ideativo y el
sensible, el material. Platón ofrece tres posibles soluciones: (a)
participación, la Idea como propiedad intrínseca de la cosa: todo lo bello
participa de la Idea de Belleza; (b) presencia, como cualidad circunstancial de
la cosa: la Sabrosura de la fruta se extingue cuando ésta es definitivamente
consumida; (c) imitación, entre las Ideas y las cosas en que resplandecen sus
cualidades se da una relación análoga a la existente entre el modelo y su
imagen "las cosas sensibles tienden a ser ´como´ lo inteligible,
´semejantes´ a lo inteligible (Vassallo, 1977, p. XXV). Es en esta solución por
imitación, con la cual aspira explicar el asunto de la relación entre el Mundo
de las Ideas y el Mundo Sensible, donde Platón hace uso del término.
En la versión platónica, un
paradigma constituye no un simple modelo, a modo de "copia",
"patrón" o "muestra" de algo que es real, sino, mucho más
que eso: un paradigma es un modelo ejemplar, es decir, perfecto de tal modo que
se ha de considerar digno de ser seguido e imitado (José Ferrater Mora , 1994,
Pp. 2691-2693)
Este último es el mismo
significado que se le atribuye en el contexto de la gramática; en este caso,
con la expresión paradigma se alude a un Conjunto de formas flexivas que toma
una unidad léxica, o conjunto de unidades léxicas que pueden aparecer y ser
intercambiables entre sí en un determinado contexto; en la gramática
tradicional se utiliza este término para designar al conjunto de formas
flexivas que toman las palabras que presentan flexión, es decir, variaciones o
cambios en su forma que indican tanto sus relaciones con las demás palabras,
como sus diferentes significaciones; como ejemplificaciones de esto se pueden
mencionar: a) la conjugación en el verbo; b) la declinación en sustantivos,
pronombres y adjetivos en las lenguas que presentan la categoría de caso. Así:
-ré, -rás, -rá, -remos, -réis, -rán constituyen el paradigma del futuro de indicativo
de cualquier conjugación. Por ello, en este ámbito, se pueden considerar como
paradigmas a los ejemplares que se utilizan como modelos en la conjugación de
los verbos, como lo es el caso del verbo amar cuya conjugación en todos los
modos y tiempos sirve como modelo ejemplarizante para conjugar todos los otros
verbos que integran la familia de los verbos regulares de la primera conjugación
(ar).
La Edad de la Reactivación del
vocablo paradigma podría ubicarse a partir del momento cuando, desde estos
contextos filosófico y lingüístico, el término pasa a ser utilizado en el
ámbito sociológico. Robert Merton y Talcott Parsons (Strimska, 1981) son
quienes comienzan a utilizarlo para referirse a sus teorías acerca de los
mecanismos de la acción social y los principios organizativos que subyacen en
las estructuras sociales. En este caso, al vocablo le son incorporadas otras
connotaciones que contribuyen a ampliar su significado original.
La Edad de Recurrencia, tercera
etapa en la evolución histórica del término, podría ser ubicada al comienzo de
la década de los años sesenta, gracias a la obra de T. S. Kuhn. Quien reconoce
la influencia que en su obra tuvieron los trabajos de muchos pensadores
dedicados a áreas muy disímiles que "aparentemente carecían de relación
con la historia de las ciencias" (p. 10) y entre los cuales destacan:
1. Alexandre Koyré, Émile Mayerson, Hélène Mitxger,
Anneliese Maier: Historia de las ideas científicas.
2. Epistemología Genética (Jean Piaget, quien
distinguió las etapas del desarrollo intelectual del niño).
3. Psicología de la Percepción (principalmente los
trabajos de los investigadores alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt
Koffka, quienes plantearon que la percepción estaba muy influida por el
contexto y la configuración de los elementos percibidos; las partes derivan a
menudo su naturaleza y su sentido global, y no pueden entenderse separadas de
éste. Más aún, la mera suma de las partes no equivale al todo).
4. Efectos del lenguaje sobre la visión del mundo
(B. L. Whort).
5. Problemas de Filosofía (W. V. O. Quine, conocido
por su afirmación de que el modo como el individuo usa el lenguaje determina
qué clase de cosas está comprometido a decir que existen
6. Además de las anteriores, una influencia
crucial, aunque no suficientemente reconocida por Kuhn, fue la que recibió del
médico judío polaco Ludwik Fleck quien, al padecer los rigores de la crueldad
nazista en el Campo de Concentración de Auschwitz, tomó conciencia de que las
teorías científicas no son inocentes (Mires, 1996).
En el Prefacio de su libro La Estructura de las
Revoluciones Científicas, Kuhn (1986, p. 11) escribe que durante su pasantía
como Junior Fellow de la Society of Fellows de la Universidad de Harvard,
descubrió: La monografía casi desconocida de Ludwik Fleck, Entstehung und Entwicklung
einer wissenschaftlichen Tatsache (Basilea, 1935), un ensayo que anticipaba
muchas de mis propias ideas... la obra de Fleck me hizo comprender que esas
ideas podían necesitar ser establecidas en la sociología de la comunidad científica.
(Kuhn, 1986, Pp. 11-12).
En opinión de Mires (1996),
Ludwik Fleck, como antecesor de Kuhn, ha sido "injustamente olvidado"
(p. 157), de allí que, por considerar que resulta pertinente, seguidamente se
expondrán algunos de los planteamientos de este autor que, en algunos casos,
contrastan con conceptos kuhnnianos y en otros han sido recogidos por Kuhn
(1986) "aunque (como él mismo dice) los lectores descubrieran pocas
referencias en el texto a esas obras o conversaciones, estoy en deuda con ellas
en muchos más aspectos de los que puedo recordar o evaluar hoy [esto último
refiriéndose no sólo al trabajo de Fleck, sino también al de los otros autores,
Koyré, Piaget, Whort, Quine, entre otros (Kuhn, 1986, Pp. 11-12).
Tentativas para aclarar el significado del término
Paradigma
Desde que Kuhn publicara, en
1962, la primera edición de su célebre obra ERC, varias han sido las tentativas
para clarificar el sentido y significado del término paradigma para reducir así
su polisemia, ampliamente señalada y asumida por el propio Kuhn en el
Postscritum que hiciera para la segunda edición, el cual amplió en su texto Mis
Segundos Pensamientos sobre Paradigmas (Kuhn, 1981).
La
complejidad
La complejidad
generalmente refiere a dos situaciones bien concretas. Por un lado, al conjunto
de características de lo que se encuentra conformado por muchos elementos se lo
designa con la palabra complejidad.
El mejor ejemplo que podemos dar para entender
esta referencia es la del rompecabezas, el hecho que esté compuesto por varias
piezas, mil en algunos casos muy sofisticados que se pueden hallar en el
mercado, es lo que le otorgará al juego la complejidad que mencionábamos. Y por
otro lado, cuando una determinada cuestión que se nos presenta, por ejemplo, un
ejercicio o una situación, se caracteriza por su dificultad y calidad de
difícil y complicado. También se suele usar el término complejidad para
referirse a la mencionada cuestión
En tanto, la palabra
complejidad, por estos días cuenta con una gran popularidad debido a que suele
ser continuamente aplicada en el lenguaje corriente para referirse a cualquier
tipo de fallo, imponderable o negligencia que se nos presenta en la realización
de nuestras actividades cotidianas. Es decir, la complejidad está plenamente
asociada a la palabra problema y quizás la razón de esto la encontremos en que
casi siempre cuando un problema nos invade la atención, seguramente, para darle
solución nos enfrentemos a la elección de entre varias soluciones variables y
heterogéneas, hecho que remite a percibir varios elementos interrelacionados
entre sí y que nos sitúa casi en un mismo contexto como el descripto en la primera
definición de complejidad.
Por otro lado y casi de
la mano de la complejidad podríamos decir, el ser humano de hoy en día se
encuentra y enfrenta con diferentes elementos, herramientas y servicios que le
permiten, en mayor o menor medida, reducir al máximo la complejidad, entendida
como dificultad claro está, que se les pueda presentar en algún aspecto de sus
vidas. Es decir, si encuentro difícil resolver un tema matemático, entonces
puedo acudir a un profesor para comprenderlo y solucionada la complejidad, o si
por ejemplo no puedo resolver yo misma la decoración de mi casa, puedo
consultar revistas especializadas al respecto que ofrecen distintas
alternativas de decoración o bien contratar a un experto en la materia como ser
un decorador.
La
complejidad según varios términos
Complejidad
ü Para
otros usos de este término, véase Complejidad (desambiguación).
Presentación de las disciplinas y
especialidades más importantes en materia de complejidad Ilustración metafórica
de la complejidad.
ü Complejidad
es la cualidad de lo que está compuesto de diversos elementos
interrelacionadas. Por un lado, en términos coloquiales, la palabra complejidad
tiende a ser utilizada para caracterizar un conjunto intrincado y difícil de
comprender ("complicado"). Por el otro lado, se refiere a un sistema
complejo, que es un sistema compuesto de partes interrelacionadas que como un
conjunto exhiben propiedades y comportamientos no evidentes a partir de la suma
de las partes individuales. Un sistema complejo normalmente no es complicado,
lo que permite estudiarlo y, una vez entendido, se encuentran mecanismos muy
simples que producen complejidad.
ü La
complejidad es una noción utilizada en diferentes campos tales como la
filosofía y la epistemología (consultar obras de Anthony Wilden y de Edgar
Morin ), así como también la física, la biología (consultar obras de Henri
Atlan), la sociología, la informática, la matemática, y también las llamadas
ciencias de la información y de la comunicación o TIC. La definición de
"complejidad", por cierto, tiene importantes sesgos diferenciadores
según el dominio en consideración.
ü Desde
un punto de vista etimológico, la palabra complejidad es de origen latino,
proviene de complectere, cuya raíz plectere significa trenzar, enlazar. El
agregado del prefijo “com” añade el sentido de la dualidad de dos elementos
opuestos que se enlazan íntimamente, pero sin anular su dualidad. De allí que
“complectere” se utilice tanto para referirse al combate entre dos guerreros,
como al entrelazamiento de dos amantes. La complejidad y sus implicaciones son
las bases del denominado pensamiento complejo de Edgar Morín.
Complejidad de
Kolmogorov
Esta teoría define la complejidad de Kolmogórov un objeto finito por el tamaño del más
pequeño programa informático (en sentido teórico) que permite de reproducir ese
objeto.
Así por ejemplo, un
texto comprensible tiene una complejidad débil, pero también contiene poca
información. Es así que los utilitarios generalistas para compresión no pueden
comprimir eficazmente archivos totalmente aleatorios (operación por naturaleza
imposible), pero sí archivos que se sabe de antemano conllevan cierta
redundancia que se traduce en correlaciones.
La
Complejidad Desde El Punto De Vista De La Física
Intuitivamente, un
sistema es complejo cuando está compuesto por múltiples ramificaciones (aunque
algo con estas características no es forzosamente complejo y complicado, ya que
al descomponerlo en partes puede resultar relativamente sencillo de
comprender). Dos criterios permiten caracterizar esta noción de una manera más
fina y concreta: el número de partes, y la independencia de las partes
La Complejidad En Biología
En el caso de los seres
vivos, la complejidad emerge por etapas. Dos grandes principios parecen
intervenir de manera repetitiva en este proceso: la yuxtaposición de entidades
similares o idénticas, y luego la integración de las mismas en entidades más
complejas, donde ellas constituyen sus partes. Georges Chapouthier propuso para
esos conjuntos compuestos el término
mosaico vivo. En arte, un mosaico es un conjunto que integra pequeños
elementos, las « teselas», que no obstante conservar sus características
individuales de forma y color, al integrarse en el todo cobran otra
significación. En un mosaico vivo, el « todo» está constituido por capas o
divisiones (célula, organismo, comunidad) en donde se deja cierta autonomía de
funcionamiento a esas partes. Una concepción similar en mosaico fue propuesta
por el lingüista Stéphane Robert en lo referente a la complejidad del lenguaje.
Sistemas Complejos
Es un sistema compuesto
de partes interrelacionadas que como un conjunto exhiben propiedades y
comportamientos no evidentes a partir de la suma de las partes individuales.
Las características de los sistemas complejos (como la interdependencia, la
diversidad y la adaptabilidad de los agentes, etc.), desafían los supuestos
básicos de las teorías tradicionales. El número y la independencia de las
partes.
Un sistema complejo
está formado de un gran número de partes. Tomando esta definición en sentido
estricto, en realidad todos los sistemas materiales serían complejos, salvo
posiblemente las partículas subatómicas, los átomos, los iones, y las
moléculas. Pero un sistema puede tener un gran número de partes sin presentar
características muy complicadas o rebuscadas, si es el caso por ejemplo que se
estudia el movimiento, y se constata que todas sus partes se mueven al unísono,
o sea en forma solidaria. La independencia de las partes precisamente excluye
el caso señalado, aunque el concepto correspondiente es difícil de definir con
precisión.
En la medida que
consideremos un sólido como un cuerpo perfectamente rígido, con toda evidencia
sus partes no son independientes unas de otras, y con solamente algunas cifras,
con sólo algunas variables de estado, podemos caracterizar completamente el
estado de movimiento del sólido: posición del centro de inercia, velocidad de
traslación, velocidad de rotación, u otros, y con estas informaciones, el
movimiento de cada una de las partículas del sólido queda perfectamente
determinado.
Por el contrario, si se
considera que el cuerpo no es completamente rígido, se podrían estudiar las
vibraciones, y por cierto, los movimientos resultantes de las partículas
entonces serían mucho más complicados. Algo similar podría afirmarse de un
fluido, aunque obviamente aquí se debiera distinguir entre el movimiento
estacionario del fluido y el movimiento turbulento.
Para describir los
movimientos de un cuerpo con partes independientes unas de otras, se requiere
naturalmente muchas más variables de estado, en teoría un número infinito. Y en
este contexto, afirmar que sus partes son independientes, no implica que ellas
no interactúen unas con otras, sino solamente que el conocimiento del estado de
una de sus partes proporciona muy poca información o ninguna información respecto
del estado de las otras partes.
Como podrá observarse,
en buena medida hay subjetividad y ambigüedad en la apreciación de este
concepto de independencia, y de allí surgen las grandes dificultades que se
tienen para definir este concepto en buenos términos. Un sistema mal conocido
puede parecer bien complejo, ya que en ese marco se revela como inexplicable,
si bien que podría parecer muy simple si solamente se tienen en cuenta
observaciones y descripciones superficiales.
Algunos
Lineamientos Para Estudiar La Complejidad
Los sistemas simples son objeto de estudios privilegiados, pues son
sistemas que se pueden caracterizar como resultado de una experiencia, y cuyos
resultados son reproducibles. Este interés por la simplicidad explica en parte
porqué se encuentran, en los libros y laboratorios de física, las mismas
geometrías simples analizadas una y otra vez (círculo, esfera, cilindro,...).
En una primera
aproximación, puede decirse que los sistemas complejos en realidad son todos
los sistemas, pues la complejidad es la regla y la simplicidad la excepción. El
conocimiento preciso del estado presente de un sistema complejo trae consigo el
problema de la identificación/determinación de los parámetros.
Los sistemas complejos
nos dan muchas sorpresas: emergencia (surgimiento, aparición) de propiedades
colectivas, auto-organización, números de Feigenbaum en los sistemas caóticos.
El Santa Fe Institute, creado en Estados Unidos por varios especialistas en
física (y entre ellos Murray Gell-Mann), y cuya denominación significativa es
(Institute for multidisciplinary study on complex adaptive systems o Institute
for complexity research expanding the boundaries of science), (en español
Instituto de estudios multidisciplinarios sobre sistemas complejos adaptativos
o Instituto de investigación sobre complejidad para la expansión de las
fronteras de la ciencia), sin duda ha tomado el análisis de este tipo de
asuntos como su actividad principal.
Para aprehender o
captar la complejidad en toda su riqueza, es necesario poner en juego
diferentes dominios de conocimientos y diferentes enfoques. Dar cuenta de la
complejidad del mundo obviamente parece un objetivo válido para los
investigadores. Y Edgar Morin, sociólogo y filósofo, propuso un interesante
abordaje de la complejidad en una conferencia que dictó en Francia en 1993 ("Introduction
à la complexité" ).
A poco que se analiza
la temática de la complejidad, puede notarse la capacidad de este asunto de
todo poner a discusión y de todo poner en duda. La complejidad notoriamente es
resultado de los efectos entremezclados de muchos parámetros, los que se
influencian y potencian unos a otros. No obstante ello, muchos de nuestros
abordajes consisten en simplificaciones que aíslan efectos, sin ponerlos en
relación unos con otros, lo que notoriamente enlentece y complica el proceso de
comprensión en su conjunto del sistema estudiado. Por algo la teoría general de
sistemas a veces es llamada sistémica.
Complejidad de lo real, complejidad de lo
virtual.
En el mundo real, una parte
de la complejidad proviene de la irracionalidad de los actores (y de los
diversos resultados de sus decisiones), así como de la multiplicidad de
impactos externos en la medida que consideremos sistemas abiertos. En el mundo
virtual, dificultades específicas por cierto aparecen: identificación de
entidades virtuales; definición de las mismas y establecimiento de sus roles;
procedimientos de autentificación, etc.
El Pensamiento Complejo
El pensamiento complejo
es una noción utilizada en filosofía y epistemología por autores tales como
Anthony Wilden o Edgar Morin, y que también se aplica en física y biología
(Henry Atlan), así como en sociología, en informática, y en otras disciplinas.
La definición varía significativamente según el área del conocimiento
considerada.
Sin embargo, del uso
del pensamiento complejo en todas estas disciplinas es el reconocimiento de que
la realidad es compleja: no puede contemplarse desde un pensamiento disyuntivo,
reduccionista, simplificador y predominantemente acrítico. Se requiere de una
visión holística e integrada que vislumbre las distintas perspectivas de un
objeto o situación. Desde la óptica psicológica este tipo de pensamiento se
conceptualiza como “aquel capaz de profundizar críticamente en la esencia de
los fenómenos, jugando con la incertidumbre y concibiendo la organización”
Por su parte, Edgar
Morín ve el mundo como un todo indisociable, y propone un abordaje de manera
multidisciplinar y multirreferenciada, de manera que se pueda lograr la
construcción del pensamiento, contraponiéndose a la causalidad para encarar
fenómenos como una totalidad orgánica. Morín hace mención de una situación
paradójica: se han adquirido una increíble cantidad de conocimientos sobre el
mundo, el universo, y el ser humano, obtenidos primordialmente con el método
científico: en nombre de la razón se creyó enterrar mitos y tinieblas. Y sin
embargo el error, la ignorancia, la ceguera progresan por todas partes al mismo
tiempo que los conocimientos (Morin, 2003).
El pensamiento complejo
nos permite contemplar diferentes representaciones de un sistema, al mismo
tiempo, (llamado metarrepresentación por Heylighten (1990), con el fin de tener
un entendimiento más completo del mismo.
Ante esta situación, se
da lugar a la incertidumbre sobre lo que se sabe. Es decir, si el conocimiento
existente es reestructurado, somos capaces de generarlo, abandonarlo y
recuperarlo. Al respecto, la visión del pensamiento complejo se opone al
paradigma de la simplicidad, a la parcelación del saber, puesto que “un conocimiento mutilado conduce a una
práctica mutilante” Lo anterior desencadena en que, la subjetividad y el
desequilibrio se hagan presentes, lo que implica que los docentes deben
trabajar con sus estudiantes en el desarrollo de un pensamiento complejo, que
les permita contemplar epistemológica y holísticamente la realidad, siendo no
sólo un observante pasivo, sino participante y constructor de ella.
1. El paradigma de la
Complejidad” Edgar Morín fue el propulsor del “nuevo paradigma de la
complejidad” El pensamiento de Morín conduce a un modo deconstrucción que
aborda el conocimiento como un proceso que es a la vez, biológico, cerebral,
espiritual, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico, mientras que la
epistemología tradicional asume el conocimiento sólo desde el punto de vista
cognitivo. Este nuevo planteamiento tiene enormes consecuencias en el
planteamiento de las ciencias, la educación, la cultura, la sociedad.
2. Relación: educación
diversidad inclusión exclusión Plantea el concepto de EXCLUSIÓN SOCIAL GRAVE
nos referimos a contextos de extrema pobreza, bajo nivel escolar, sin ocupación
o trabajo y con formas precarias de auto sustentamiento (trabajo ocasional, mal
pagado, al margen de la legalidad), dependencia de drogas, exposición a violencia
grave física y psicológica, vida en la calle y de calle, explotación sexual,
enfermedades transmitidas por vía sexual, VIH-Sida, desplazamientos y
migraciones forzadas, imposibilidad de acceso a los servicios básicos.
3. La perspectiva de la
complejidad, en educación, debe crear en las personas competencias y actitudes
para asumir y enfrentar la diversidad que asume formas distintas según género,
cultura, etnia, lengua, orientación sexual, preferencia sexual o creencia
religiosa. “Aprender a convivir” significa desarrollo de la tolerancia, pero
más que ello, apertura a lo distinto.
4. Una de las tareas
urgentes de la educación es “ayudar al individuo a percibirse como una
identidad múltiple, ayudándolo al mismo tiempo a percibir a los otros individuos
como identidades también múltiples”.
El reconocimiento de la
diversidad exige también repensar la propia identidad. Necesitamos reconocer
nuestra identidad y pertenencia local, pero abiertos a las exigencias de la
ciudadanía global.
5. La epistemología de la complejidad propone
una reforma del pensamiento y la educación: tiene como misión integrar
contextos diversos que posibiliten la integración de los saberes dispersos. A
lo largo del siglo XX el concepto de complejidad se ha integrado prácticamente en
todos los ámbitos. Se habla de una realidad compleja, de relaciones complejas
de la ciencia de la complejidad, de la teoría de sistemas complejos, del
paradigma de la complejidad.
6. Apuesta por defender un modelo de vida que
entiende la libertad como responsabilidad, un modelo de convivencia política
orientado hacia la democracia participativa, y la comunidad como forma de
proyectarse hacia la globalidad. La ciencia de la complejidad, es orientadora
de un modelo de pensamiento y de acción ciudadana.
7. La complejidad es un
tejido (complexus: lo que está tejido en conjunto) de constituyentes
heterogéneos inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo
múltiple. En un sentido, la complejidad siempre está relacionada con los
sistemas ricamente organizados.
8. Es complejo aquello
que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede
retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple. La
complejidad no sería algo definible de manera simple para tomar el lugar de la
simplicidad. La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.
9. Las fuentes
inspiradoras del concepto de complejidad son la Teoría de Sistemas, la Teoría
de la Información, la Cibernética, y el concepto de Auto- organización.
10. La complejidad es,
efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones,
determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Así es que la complejidad se
presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, del desorden, la
ambigüedad, la incertidumbre...
11. El pensamiento
complejo está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber
no parcelado, no dividido y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de
todo conocimiento. El
pensamiento complejo es estrategia y no designa a un programa predeterminado
que baste para aplicar sin variación en el tiempo.
12. La estrategia
permite, a partir de una decisión inicial, imaginar un cierto número de
escenarios para la acción, escenarios que podrán ser modificados según las
informaciones que nos lleguen en el curso de la acción. La acción supone
complejidad, es decir, la iniciativa, decisión, conciencia de las
transformaciones.
13. Necesidad de un
nuevo paradigma cognitivo, constructivista, lingüístico, sistémico, complejo y
necesidad de nuevos procedimientos asociativos.
Teoría
De La Complejidad
La expresión viene del
inglés (complexity theory), que designa un nuevo punto de vista sobre la
realidad y un emergente método de conocimiento y análisis científicos de ella,
surgidos en los años 80 del siglo anterior. Pero es un punto de vista integral,
dinámico, en movimiento, que incluye dentro de sus observaciones la observación
a sí mismo, de modo que se autocuestiona y es capaz de denunciar sus propias
deficiencias y contradicciones.
La teoría de la
complejidad es una categoría científica en formación fundada, en gran medida,
sobre la teoría del caos que se aplica a
los sistemas complejos de la realidad. La asociación entre las dos teorías se
debe a sus planteamientos sobre procesos causales y no lineales y a sus
comportamientos no deterministas. Tienen ellas, por tanto, muchos puntos de
contacto aunque son diferentes ya que la una plantea el caos y la otra un orden
complejo.
Heinz Pagels, Roger Lewin, Edgar Morin,
Gaston Bachelard, François Jacob, Michel Serres, M. Michell Waldrop, Iliya
Prigogine y otros pensadores y científicos norteamericanos y europeos que la
patrocinan sostienen que la teoría de la complejidad es “la ciencia del siglo
XXI”.
Ella concibe el movimiento
como la forma de existir de la materia y del pensamiento. Las partículas que
integran la materia se encuentran en continuo movimiento. Ninguna manifestación
de la materia ni del pensamiento está en quietud o en reposo. Tiene una visión
integral del mundo del mundo como un todo que atiende los nexos entre los
sistemas vivientes. Como bien dice el sociólogo, antropólogo y filósofo francés
Edgar Morin, obstinado y pertinaz explorador de la complejidad, “el mundo como
un todo está cada vez más presente en cada una de sus partes”. Este es el punto
de vista central de la teoría de la complejidad, que descubre en toda su
infinita profundidad la complejidad de lo real y que permite asociar en la
unidad elementos antagónicos pero complementarios, reconocer la dualidad en el
seno de la unidad y ver la cohabitación del orden y el desorden en todas las
cosas.
Uno de los que han
desarrollado esta teoría es Michell Waldrop en su libro “Complexity: The
Emerging Science al the Edge of Order and Chaos” (1994), que sostiene que a
cada nivel de complejidad corresponden propiedades completamente diferentes de
las cosas y que en cada etapa de su evolución son necesarias nuevas leyes y
conceptos.
Para esta teoría la
complejidad de todo lo viviente es enorme, hasta el punto que la complejidad
del ser humano, de la sociedad, de la Tierra, del cosmos ha obligado a
redefiniciones científicas, dentro de las cuales algunos problemas se han
declarado “no científicos” mientras que otros, que no han estado en la mira de
la ciencia, han pasado a ser sus objetivos importantes. En general, las
teorías, ideas, ideologías en suma: la
cultura han tenido que ser repensadas. Y se ha forjado un pensamiento
multidimensional capaz de aprehender la complejidad de lo real.
Por eso Morin, en sus cinco volúmenes de “El
Método” publicados entre 1977 y 2002, habló en los albores del tercer milenio
de una nueva teoría antropocosmológica y definió al ser humano como un homo
complexus, porque es una criatura “sensible, neurótica y delirante” al mismo tiempo
que racional. Es racional e irracional y, por tanto, capaz de toda clase de
mesuras y desmesuras. Ama y odia, es tierna y violenta, sonríe, ríe y llora.
Está compuesta de elementos racionales pero también de elementos afectivos. Es
seria y calculadora pero al mismo tiempo “ansiosa, angustiada, gozosa, ebria y
extática”. Se pierde por los laberintos del mito, la magia y la hechicería pero
es capaz también de introducirse en la filosofía y la ciencia.
Combina el conocimiento
científico con la quimera, y la civilización con la barbarie. Se mueve entre el
determinismo y la libertad. En su naturaleza alternan el homo sapiens con el
homo demens, o sea que en ocasiones la inteligencia se impone sobre la emoción
y en otras ocurre el fenómeno inverso. Pero esa complejidad se acrecienta si
pensamos, como dice Morin, que “somos la extremidad de un ala cósmica,
impulsados en y por una aventura que nos supera. Estamos poseídos por los
mitos, los dioses, las ideas; somos sonámbulos casi totales” en un mundo de complejidades
insondables.
Lo cual explica que el
hombre combine su desarrollo económico con el subdesarrollo ético, psíquico,
afectivo y humano que le aqueja. A su alrededor la civilización y la barbarie
están a un paso. Somos tribus de bárbaros con energía nuclear.
Morín afirma que la
relación entre el individuo y la sociedad de la que forma parte es una relación
dialógica e interactiva porque “somos engendrados por la sociedad que
engendramos” y porque poseemos ideas y mitos que nos poseen. Dentro de su mirada
general macrocósmica y microcósmica—, la
teoría de la complejidad ve a la sociedad humana como un objeto ontológicamente
muy intrincado porque envuelve una enorme cantidad de elementos de diversa
clase, relacionados entre sí de múltiples maneras, en una suerte de “juego de
espejos” en que ellos se reflejan mutuamente.
Fue el sociólogo alemán
Niklas Luhmann (1927-1998), en su libro ”Teoría de la Sociedad” (1993), al
abordar el tema social desde la perspectiva multidisciplinaria de la teoría
general de sistemas, quien incorporó al análisis social la noción de la
complejidad. Luhmann afirmó que “la complejidad tiene la forma de una paradoja:
la complejidad es la unidad de una multiplicidad”. Y añadió: “la unidad es
compleja en la medida en que posee varios elementos y los une mediante
relaciones”.
En su obra “The Society
of Society” (1997) Luhmann concibió el orden social como un complejo sistema
orgánico y psíquico, producto de una gran diversidad de sistemas que operan e
interactúan de manera simultánea. A la suya, por eso, se le denominó sociología
de la complejidad. Para estudiar los sistemas sociales, Luhmann adoptó el
concepto de autopoiesis formulado por el biólogo chileno Humberto Maturana al
definir la organización de los organismos vivos, que tienen la capacidad de
producir y reproducir por sí propios los elementos que los constituyen y dijo
que “los sistemas autopoiéticos son los que producen por sí mismos no sólo sus
estructuras, sino también los elementos de que están compuestos”.
Sin embargo, hay pensadores
que, sin negar las complicaciones de lo social, atribuyen las dificultades no
al objeto social sino al sujeto que lo observa sin la capacidad para comprender
su sistema. De donde concluyen que la complejidad es una cuestión subjetiva
antes que objetiva.
Ocurre con frecuencia,
entonces, que la realidad social sobrepasa los linderos de la complejidad y
entra en los dominios del caos. Y no es que el caos no tenga explicación. Con
frecuencia la tiene, puesto que en último término obedece a un sistema de
causas y efectos, aunque ellos sean en buena medida aún desconocidos por la
ciencia. Lo difícil es remediar el desorden catastrófico que frecuentemente
asumen los hechos sociales.
Características de la Complejidad
Según Campbell, algunos puntos que
pueden mencionarse con respecto a la complejidad son:
-La Complejidad puede ocurrir en sistemas naturales,
aquellos diseñados por el hombre e incluso en estructuras sociales.
-Los sistemas dinámicos complejos pueden ser grandes o
pequeños; de hecho en algunos sistemas complejos, los elementos grandes y
pequeños viven cooperativamente.
-La forma física puede ser regular o irregular.
-Como una regla, entre más grande es el número de
partes del sistema, existe mayor probabilidad de ocurrencia de la complejidad.
-La complejidad puede ocurrir en sistemas disipadores
(en contacto con su medio ambiente y que se desgastan al operar) o
conservadores de energía (como el movimiento planetario).
-Los sistemas no son completamente probabilísticos ni
completamente determinísticos; exhiben ambas características.
-Las causas y efectos de los eventos que el sistema
experimenta no son proporcionales.
-Las diferentes partes de sistemas complejos están
conectadas y afectan una a otra de una manera sinergética.
-Existe feedback positivo y negativo.
-El nivel de complejidad depende de las
características del sistema, su medio ambiente, y la naturaleza de las
interacciones entre ellos.
-Los sistemas complejos son abiertos, en el sentido de
que intercambian materia, energía e información con su medio ambiente.
-Los sistemas complejos tienden a generar procesos
irreversibles.
-Los sistemas complejos son dinámicos y no se
encuentran en equilibrio.
-Muchos sistemas complejos no son bien comprendidos y
frecuentemente generan cambios que sugieren que las relaciones funcionales que
los representan no son diferenciables (de fácil solución).
-Existen paradojas como eventos rápidos y lentos,
formas regulares e irregulares, y cuerpos orgánicos e inorgánicos en
cohabitación.
Campbell también menciona que
"Causa y efecto no son proporcionales, un pequeño efecto puede tener
consecuencias significativas; por otro lado un gran esfuerzo puede llevar a un
pequeño cambio, a lo que los matemáticos llaman a estos eventos no lineales
Los Siete Saberes Necesarios
Para La Educación Del Futuro Edgar Morin Interpretación Ilustrada Y Sintetizada
Siguiente.
Es necesario aprender a
navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza; En
tal sentido la educación actual tiene grandes obstáculos para avanzar. Y por
eso nuestros esfuerzos por una mejor educación no prosperan. La educación del
futuro debe considerar saberes que son normalmente ignorados en la educación
actual.
Debemos considerar que
el conocimiento es una interpretación limitada de nuestros sentidos: la vista,
el oído, el tacto, el olfato. La realidad y su conocimiento sufren una
reconstrucción continua a medida que nuestras ideas evolucionan. Hay veces que
las ideas pueden convertirse en “dioses de una religión” y nos cerramos a su
interpretación a la luz de nuevas ideas. Y así como no hay seres humanos falsos
o verdaderos, tampoco hay ideas verdaderas o falsas. Las cegueras del
conocimiento: El error y la ilusión
El primer saber: “Los
hechos son testarudos, los hombres lo son más aún”. Max Levin Cargamos ideas
que creemos que son inmutables, pero no lo son. Debemos abrirnos a nuevas
ideas, en conjunto, y no aferrarnos a creer ciegamente en las ideas aceptadas o
antiguas.
Por lo tanto
fragmentamos nuestro conocimiento en áreas específicas, pero no tenemos la
visión del todo. Es necesario tener en cuenta el contexto de los conocimientos
para que tengan sentido. El ser humano es complejo y multidimensional porque es
a la vez biológico, psíquico, social, afectivo, racional. Y el conocimiento
para que sea pertinente debe reconocerlo. Es necesario enfrentar la
complejidad, es decir cuando son inseparables los componentes interdependientes
de un todo. El aprendizaje por disciplinas impide ver lo global y lo esencial y
diluye la responsabilidad individual en la resolución de problemas. Los
principios del conocimiento pertinente.
El segundo saber: “No
se puede conocer las partes sin conocer el todo, ni el todo sin conocer las
partes”. Blaise Pascal. Debemos desarrollar la inteligencia general para
resolver problemas usando el conocimiento de una manera multidimensional,
tomando en cuenta la complejidad, el contexto y con una percepción global.
Nos olvidamos que cada
individuo posee una identidad que debe ser respetada. Nuestra identidad individual,
asociada a nuestra identidad como especie y la identidad social conforman un
trinomio propio de la realidad humana. La animalidad y la humanidad constituyen
nuestra humana condición y por eso es necesario entender el fenómeno de la
hominización. Existe una unidad humana y una diversidad humana al mismo tiempo.
Por un lado la unidad de los rasgos biológicos del Homo Sapiens, y por el otro
una diversidad psicológica, cultural, social. Comprender lo humano significa
entender su unidad en la diversidad y su diversidad en la unidad (Unitas
Multiplex). Enseñar la condición humana.
El tercer saber: “Tenemos los elementos
genéticos de nuestra diversidad”. Edgar Morin Somos individuos, especie y
sociedad al mismo tiempo. Debemos
entender que el destino de los seres humanos tiene la faceta del destino de la
especie humana, del destino individual y el social entrelazada e inseparable y
que tenemos un destino y una condición común como ciudadanos de la tierra.
El destino planetario
de los seres humanos es una realidad clave, hasta ahora ignorada por la
educación. Las sociedades viven aisladas olvidando que habitan en la misma
“residencia terrenal”. Destruimos nuestro planeta y a nosotros mismos porque no
entendemos la condición humana ni tenemos una conciencia de interdependencia
que nos ligue a nuestra tierra y considerarla como la primera y última patria.
La identidad terrenal.
El cuarto saber: “El
mundo está cada vez más devastado por la incomprensión”. Edgar Morin La
indiferencia hacia nuestro pequeño mundo se está agravando con el paso de los
años. Debemos enseñar sobre la grave crisis planetaria que marcó el siglo XX
mostrando que todos los seres humanos, de ahora en adelante, poseemos los
mismos problemas de vida y de muerte, y que compartimos un destino común.
Las ciencias nos han
dado muchas certezas, pero también nos han revelado incertidumbre. La
incertidumbre histórica, lo inesperado y la inestabilidad es irremediable en la
historia humana. Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre cerebro-mental,
lógica, racional, psicológica. Nuestra sinceridad no garantiza certidumbre;
existen límites para el conocimiento. Es necesario aprender a navegar en un
océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza. Sepamos confiar
en lo inesperado y trabajar para lo improbable. Las acciones sólo son
predecibles a corto plazo. La ecología de la acción es una apuesta que reconoce
riesgos y la estrategia permite modificar o anular cada acción emprendida.
Enfrentar las incertidumbres.
El quinto saber: “Lo esperado no se cumple y
para lo inesperado un Dios abre la puerta”. Eurípides La incertidumbre es parte
de la vida y debemos aprender que el conocimiento no es más que nuestra idea de
la realidad. Se debe desarrollar un pensamiento que reconozca y enfrente la incertidumbre
de nuestro tiempo y enseñar principios de estrategia que nos permitan afrontar
los riesgos y modificar su desarrollo en virtud de las informaciones en el
camino.
El planeta necesita
comprensiones mutuas en todos los sentidos para salir de nuestro estado
bárbaro. El estudio de la incomprensión desde sus raíces es una apuesta para la
educación por la paz. Nos creemos el centro del mundo y todo lo extraño o
lejano es secundario, insignificante o amenazante. La ética de la comprensión
es el arte de vivir que nos hace comprender de manera desinteresada, no espera
reciprocidad. Ensenar la comprensión.
El sexto saber: La comunicación sin
comprensión se reduce a palabras. La verdadera mundialización llegará cuando
seamos capaces de comprendernos. La educación del futuro debe enfocar sus
baterías a un cambio de pensamiento encauzado a enseñar a comprender, a
tolerar.
La democracia y la
política deben estar encaminadas a la solidaridad y la igualdad. La ética no se
enseña con lecciones de moral. Es la conciencia de que el humano es individuo y
al mismo tiempo es parte de una sociedad y una especie: una triple realidad. La
especialización del conocimiento mutila la posibilidad de una mirada global y
pertinente y produce regresión democrática. Sólo los expertos deciden la
aplicación del conocimiento. La Humanidad es un concepto ético: es lo que debe
ser realizado por todos y cada uno. La ética del género humano.
El séptimo saber: La
comunidad de destino terrestre nos impone la solidaridad. La educación debe contribuir
a una toma de conciencia de nuestra Tierra-Patria y también a que esta
conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal.
Siete
principios del pensamiento complejo.
1. El
principio sistemático u organizativo: es imposible conocer las partes sin
conocer el todo y viceversa.
2. El
principio holográmico: consiste en que el todo está inscrito en las partes,
como una especie de reflejo.
3. El
principio del bucle retroactivo o retroalimentación: la causa actúa sobre el
efecto y l efecto sobre la causa.
4. El
principio del bucle recursivo: consiste en auto producción y auto organización,
hace referencia a la especie humana, se es producto y más tarde productor de lo
mismo.
5. El
principio de autonomía dependencia: Morin destaca que los organismos auto
organizadores se auto producen constantemente gastando energía, en
consecuencia, para mantener su autonomía.
6. El
principio dialógico: permite asumir racionalmente la inseparabilidad de
nociones contradictorias para concebir un mismo fenómeno complejo. Es el
principio de una doble lógica para comprender dos nociones antagónicas como el
orden y el desorden para dar origen a la organización.
7. El
principio de reintroducción del que conoce en todo conocimiento: se señala que
todo conocimiento es una reconstrucción / traducción que lleva a cabo a una
persona, de acuerdo a una cultura y tiempo específicos.
IDEAS FINALES
El conocimiento científico moderno tiene por objeto
aclarar la aparente complejidad de los
fenómenos a fin de revelar el orden simple al que obedece, mediante métodos de verificación empírica y lógica
usados a lo largo de los últimos tres siglos, se han adquirido conocimientos
sobre el mundo pero también han progresado los errores derivados del modo de
organizar el conocimiento, incapaz de reconocer y aprehender la complejidad de lo real. El
conocimiento científico moderno opera mediante la selección de datos
significativos y rechazo de los no significativos: separa (distingue) y une
(asocia), jerarquiza y centraliza. La
complejidad como postura filosófica, surge por la necesidad de un pensamiento
complejo donde aparecen los límites, las insuficiencias y las carencias del
pensamiento simplificador. El pensamiento complejo plantea en uno de sus
axiomas la imposibilidad de una omnisciencia, por eso, el pensamiento complejo
está animado por una tensión permanente, entre la aspiración a un saber no
parcelado y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo
conocimiento.
El estudio de la complejidad no se debe tomar como mera curiosidad
intelectual, sino que se trata de
explorar sus planteamientos para ver hasta qué punto se podría aplicar en una
contextualización más amplia del conocimiento.
La teoría de la complejidad y el pensamiento
complejo, según Edgar Morín, no intenta
en modo alguno constituirse en método único, sino captar la realidad como
sistema complejo, en sus diversas conexiones, mediaciones y
condicionamientos. Por eso no establece
relaciones antitéticas entre orden y caos, incertidumbre y certidumbre, entre
las partes y el todo, admitiendo de este modo la racionalidad pero oponiéndose
a la racionalización que simplifica, reduce y no aprehende la realidad en su
contexto y complejidad.
La educación como proceso cultural y los desafíos ante
el pensamiento complejo. La educación, planteada desde la complejidad es
imposible sin una reforma del pensamiento, que haga de ella un verdadero
proceso de aprehensión del hombre como sujeto complejo que piensa, siente,
conoce, valora, actúa y se comunica. y para revelar la complejidad del hombre
hay que asumirlo con sentido cultural, es decir en su actividad real y en la
praxis que lo integra a la cultura. Edgar
Morín (2001) nos presenta en su obra “los siete saberes necesarios para la
educación del futuro” partiendo de los vacíos
que descubre en la educación, los cuales se concretan en:
- La ceguera del conocimiento.
- Los principios del conocimiento
pertinente
- La Enseñanza de la condición humana.
- La enseñanza de la identidad terrenal.
- La enseñanza a afrontar las
incertidumbres.
- La enseñanza de la comprensión.
- La enseñanza de la ética del género
humano.
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