Aclaratoria
para los vivos y los difuntos
Por: Ramón E. Azócar A.*
El presente escrito surge de
la necesidad de aclarar el perfil y la intencionalidad que tiene el denominado
Trabajo de Aplicación, para las áreas de Ciencias Sociales de la UNELLEZ-VPA; sobre
todo porque han surgido posturas rebuscadas, arbitrarias, superficiales,
absurdas; que tratan de cuestionar un trabajo interdisciplinario que se hizo
entre los años 2007-2009, para generar una metodología de acercamiento del
estudiante de Ciencias Sociales (carreras Licenciatura en Administración y
Licenciatura en Contaduría Pública) a las comunidades, a su entorno natural.
El Trabajo de Aplicación
pertenece a la modalidad de los trabajos especiales de grado, que se fundamentan,
en ciertos aspectos, en la investigación acción participativa, sin invadir sus
espacios metodológicos, sólo pretendiendo articular la formación, investigación
e interacción socio comunitaria y orientar hacia la solución de problemas que
afectan el entorno o medio ambiente en el que está inmersa la
universidad y sus estudiantes.
De la investigación acción,
el trabajo de aplicación toma su filosofía de involucrar a los estudiantes,
profesores, miembros de la comunidad y actores del gobierno nacional, regional,
local y la empresa privada en la búsqueda de las soluciones a problemas que
permitan el desarrollo endógeno de la comunidad. La elaboración de proyectos de
acción participativa conlleva a una cultura de trabajo en equipo, a la investigación
participativa y a la construcción colectiva de ideas para la elevación de la calidad
de vida de la gente.
El proyecto del trabajo
especial de grado, o trabajo aplicación, se inicia con el Subproyecto Práctica
Profesional I, aunque verdaderamente su origen parte desde Metodología de la
Investigación al comienzo de la carrera profesional. En estos Subproyecto se desarrolla la
construcción del discurso científico denominado Tesis de Grado que aborda
diferentes fases como lo son: a) Título,
b) Planteamiento del Problema, c) Objetivos de la investigación, d) Importancia
o Justificación, e) Limitaciones, f) Antecedentes, g) Bases Teóricas, Sistema de
Variables, h) Marco Teórico, i) Postura ontoepistemológica y Tipo de
investigación, j) Población y Muestra,(opcional)
k) Instrumentos de Recolección de Datos, l) Técnicas de Análisis, m) Propuesta,
n) Aplicación de la Propuesta, o) Relatoría de la Aplicación de la Propuesta,
p) Resultado y Análisis del impacto que tuvo la propuesta, q) Conclusiones y
recomendaciones, r) Bibliografía General, y s) Anexos.
En razón a la fundamentación
metodológica del trabajo de aplicación, es importante mencionar que se ha partido
de cinco autoridades en el tema de la investigación para las ciencias sociales:
los profesores Jacqueline Hurtado de Barrera, Miriam Balestrini, Ezequiel
Ander-Egg, Carlos Sabino y Mario Tamayo y Tamayo. Cada uno, en su dilatada obra
publicada en textos de dominio público (también en sus páginas web), ha
detallado el sentido de identificar una necesidad, buscar una solución para
satisfacerla, aplicarla y medir el impacto que tuvo haber aplicado esa
potencial solución.
Para acercarnos a un ejemplo
directo, valga la postura de Marylin Giugni O., Desirée Delgado L., y Mirella
Herrera C., de la Universidad de Carabobo, que en su ensayo arbitrado
(publicado en la revista Docencia Universitaria, Vol. IX, Nº 2, Año 2008,
SADPRO – UCV, Universidad Central de Venezuela), titulado “Percepción de
Utilidad de una Herramienta para la Gestión de Trabajos Especiales de Grado
basados en Sistemas Web”, expresan, para el caso que les ocupa, que se valen de
la investigación acción participativa pero haciéndole una adaptación que permita al investigador aprovechar la herramienta
metodológica que da la investigación acción pero sin alterar la ubicación
temática del investigador y sus objetivos puntuales de resolver problemas de
carácter administrativo-contable. Para el caso del ejercicio de estos
investigadores, o la utilización de la investigación acción para temas de
ingeniería en sistemas, la adaptación les quedó de la siguiente manera: “La
investigación fue desarrollada utilizando la Metodología Investigación-Acción
propuesta por Susman y Evered (1978), por la adaptación que de ésta se hace en el
contexto de la Ingeniería de Software y Sistemas de Información. A continuación
se detallan las cinco fases presentes en el proceso iterativo: 1. Fase de
Diagnóstico: Corresponde a la identificación y descripción de la situación actual.
Aquí se obtienen evidencias que sirven de punto de partida y comparación con
los datos que se observen de los efectos del plan de acción. 2. Fase de
Planificación de la Acción: Especifica las acciones que deben ser ejecutadas
para mejorar el problema. 3. Fase de Implementación de la Acción: Se implementa
la acción planificada. Los investigadores y participantes colaboran generando
cambios que mejoren la situación actual. 4. Fase de Evaluación: Después de ser
completadas las acciones, los investigadores evalúan las salidas, utilizando técnicas
apropiadas que aporten evidencia de la calidad de las acciones emprendidas. 5.
Fase de Especificación del Aprendizaje: Es el cierre del ciclo, aquí se
reflexiona sobre los resultados de la fase de evaluación. Posiblemente se dará
inicio a una nueva iteración.”
Como
puede darse cuenta el lector, la concepción que se le da a la investigación
acción participativa obedece a la necesidad que tenga la disciplina y grupo de
investigadores para responder a sus necesidades de investigación; la
investigación acción participativa es flexible, elástica y moldeable a
realidades complejas. No hay una receta que la oriente o la determine. Por
ello, el papel del investigador es holístico, no bi-dimensional.
Otro
aspecto a destacar es el paradigma o enfoque de ese trabajo de aplicación.
Perfectamente puede ser Cualitativo o Cuantitativo; es un asunto que decide el
investigador con su tutor o grupo de asesores; lo que está negado es a ser
visto como “cualicuantitativo”, eso no existe, es contra natura. Uno de los
críticos a estas posturas, Miguel Martínez Miguelez, a quien falsamente se le
ha atribuido secundar la utilización de esta aberración metodológica, de lo que
escribe es de la complementariedad de los enfoques, no de su unidad o
compactación. Por lo menos, en los textos leídos de él, entre ellos “El
paradigma Emergente”, no se aprecia sino una postura de apoyo de ambos enfoques
en la acción de indagación científica. Debe haber sí una postura del
investigador que identifique hacia donde su estudio indica mayor adhesión,
hacia la cantidad, o resultado; o hacia la cualidad o proceso.
Se ha sugerido, sin embargo, la
identificación del trabajo de aplicación con el paradigma postpositivista,
puesto que es un paradigma enmarcado en la línea de la complementariedad y
respeta los afluentes y límites de cada enfoque metodológico
(cualitativo-cuantitativo); no los mezcla, sino que los diferencia y deja, al
investigador, la decisión final de cómo califica el enfoque de su discurso
científico.
Para
definir el paradigma, o modelo, postpositivista se presenta una voz altamente
calificada, el Dr. Guillermo Terán Acosta, tomado de su libro “Hacia una
Educación de Calidad”, sub-punto “El Proyecto de Investigación: ¿Cómo elaborarlo?
Quien expresa: El paradigma positivista, denominado también paradigma cuantitativo,
empírico-analítico, racionalista, se
basa en la teoría positivista del conocimiento, se caracteriza por su
naturaleza cuantitativa, sostiene el
realismo ontológico al manifestar que se puede descubrir cómo funciona la naturaleza y predecir fenómenos naturales.
La realidad está fuera de las cosas, es decir la realidad está determinada, la realidad es
observable, medible y cuantificable.
“La epistemología
positivista –continúa el Dr. Terán- se
caracteriza por ser objetiva, el conocimiento se obtiene al formular preguntas correctas a la naturaleza y
dejar que ésta responda. Lo que busca el conocimiento positivista es la causa
de los fenómenos y eventos del mundo social, formulando generalizaciones de los procesos observados. La
metodología positivista es por naturaleza experimental y manipulativa. El
centro del problema es lo empírico, la
naturaleza misma es capaz de ser sometida a experimentación, cuidadosamente controlada…”
Ahora bien, y acá recalca el
Dr. Terán, ese paradigma positivista, en su nueve versión integradora y
holística, asume una postura interpretativista que le califica como opción en
el momento de asumir, en vez de los
resultados, el proceso de investigación, como garantía de validez del trabajo
en la búsqueda de una verdad objetiva. Expresa el Dr. Terán: “Ante la posición
del positivismo, surge otro paradigma alterno, el postpositivismo, denominado también paradigma cualitativo,
fenomenológico, naturalista, humanista o etnográfico, que según Guba (1990) es una
versión modificada del positivismo. Estos nuevos planteamientos proceden fundamentalmente de la
antropología, la etnografía, el interaccionismo simbólico entre otros. El paradigma
postpositivista sostiene una postura ontológica más flexible al aceptar que la imperfección de los
sensorios y el intelecto humano no permiten percibir y conocer el mundo y sus causas tal como están
ahí afuera Rivas Balboa (1998). La realidad existe pero no puede ser totalmente conocida,
esta es manejada por leyes universales que no pueden ser totalmente aprehendidas. Para este
paradigma, la realidad es holística, global y polifacética, nunca es estática ni tampoco es
una realidad que nos viene dada, sino que se crea. (Kemmis, 1988).
Desde el punto de vista
epistemológico es subjetiva, se considera que el conocimiento es un producto de la actividad humana, y, por lo
tanto, no se descubre, se produce. Los hallazgos emergen dentro de la interacción del
investigador y lo investigado, los hallazgos de la investigación deben ser consistentes con la
tradición existente en un área y de la comunidad crítica.
La metodología puede
mejorarse realizando los estudios en sus contextos y sitios originales, introduciendo métodos cualitativos, y
manejando estilos de derivación de teoría subyacente y por descubrimiento.
Martínez (1999) señala, que
la diferencia esencial entre le paradigma positivista y postpositivista se
encuentra al nivel de la gnoseología o teoría del conocimiento. Por cuanto la orientación
postpositivista supera el esquema de la percepción como reflejo de cosas y el conocimiento como copia de la realidad. Se
concibe el conocimiento como resultado de la interacción de una dialéctica entre conocedor
y objeto conocido. Además, el paradigma emergente
o paradigma postpositivista significa un rescate del sujeto y de su
importancia, que la mente construye la
percepción por medio de formas propias o categorías. Tanto lo percibido como su
significado dependen de la formación previa, de las expectativas y creencias de
quien construye”.
En una palabra, lejos de
establecer polémicas, lo que se busca es a motivar a los acuciosos críticos y
detractores, a que investiguen, busquen formas, maneras de expresar sus
posturas críticas en un plano de respeto y de enriquecimiento al debate, no
desde lo lejano de un horizonte de especulaciones y de discursos que llevan
como título un abordaje agresivo y descalificador, que abona el terreno de la
intolerancia y por ende nos aparta del diálogo académico, el cual no debe
cortarse ni anularse, porque allí sí la imposición de normas y procesos se hace
valer y se pierde lo fructífero de una universidad: la confrontación de ideas.
Simplificando lo dicho, y
buscando un perfil de esa ciencia postpositivista, valga destacar los
siguientes aspectos de ella:
ü La
ciencia postpositivista considera que sobre un objeto caben diversas
interpretaciones válidas, diversos lenguajes.
ü La
apuesta por el diálogo se traduce en un intento pragmático de ampliar la
comunidad, de dar cabida al mayor número de voces posibles sobre un asunto
determinado.
ü La
ciencia postpositivista, hermenéutica y dialógica, reconoce la falibilidad de
toda interpretación.
ü La
ciencia postpositivista produce, distribuye y consume sentidos acerca del
mundo. Trata de dar cuenta del mundo, y, en el campo de la ciencia social,
procura dar cuenta del mundo social, de su condición y potenciales proyectos.
ü La
ciencia social postpositivista afirma que toda posición teórica tiene
potenciales consecuencias prácticas. Por ello, y de acuerdo con su voluntad
dialógica, esta ciencia sostiene apuestas teoréticas acordes con consecuencias
prácticas democratizadoras.
ü La ciencia
postpositivista apuesta por una ética de la responsabilidad, basada en la suspensión de los juicios de
convicción de la verdad propia para considerar las otras verdades.
ü La
ciencia postpositivista desemboca en una categoría epistemológica clave por su
nexo con la práctica ético-política: la categoría de objetividad; por la cual
se entiende, la adecuación del enunciado con la cosa enunciada a partir de un
lenguaje considerado privilegiado.
La ciencia postpositivista y
dialógica, según Javier Benito Seoane Universidad Central de Venezuela -Venezuela.
Universidad Católica Andrés Bello –Venezuela, en su ensayo “Teoría social
clásica y postpositivismo”, adopta para sí gran parte de esta reflexión
marxiana. Mantiene un acuerdo en torno a la crítica a la epistemología
positivista y subscribe la perspectiva dialéctica hasta que ésta comienza a
coquetear con el cierre dogmático. De hecho, las consideraciones marxianas que
apuntan en la dirección de una «sociología del conocimiento» conforman una de
las fuentes indiscutibles del postpositivismo. Marx forma parte junto con
Nietzsche y Freud, diría Ricoeur (2004), de los filósofos de la sospecha,
antecedentes fundamentales de todo el cuestionamiento postpositivista. El
concepto de ideología es en sí mismo una denuncia contundente de las
consecuencias perversas que determinadas teorías y formas de conciencia tienen
para la aspiración de una sociedad justa, democrática.
*.-azocarramon1968@gmail.com