domingo, 18 de junio de 2017

LA MODERNIDAD Y SU RACIONALIDAD CIENTÍFICA

       
Nota: Las ideas acá dispersas ahondan en razón de un pensamiento metodológico que describe el contexto en el cual se construirá el Trabajo de Aplicación. Es en razón de este contexto que debe fundamentarse la propuesta metodológica, o la reflexión metodológica acerca del tema o evento de investigación.

LA MODERNIDAD



Obra de Benjamín Arenas, "La ventana del Mago", 2017.


Considerada como una serie de rasgos y características que definen a dicho periodo, y que suponen una cierta ruptura, la aparición de un nuevo clima intelectual. Surge en el siglo XV después que se provocaran cambios emblemáticos a nivel mundial como: el Descubrimiento por los europeos, el desarrollo de la imprenta, la Reforma Protestante, el Renacimiento y la Revolución.
Moderno, modernidad, modernización son palabras claves de nuestra época. En México es frecuente encontrar estos términos en artículos y ensayos, en el discurso político y en los pronunciamientos de los líderes: el sistema político, la economía o el país en general. El reiterado uso de estos vocablos acaba por tornarlos banales y huecos, razón por la que se hace necesario precisar su sentido original, así como sus diferentes acepciones.
De acuerdo con el Vocabulurio filosófico de Lalande,  el término "moderno" se empleaba ya en el siglo X en las polémicas filosófico-religiosas, tanto con una acepción positiva -para denotar apertura y libertad de espíritu, estar al tanto de los más nuevos descubrimientos o de las ideas recientemente formuladas como con una acepción negativa -para significar ligereza, querer estar a la moda, cambiar por el gusto de cambiar.
Ahora bien, no fue sino hasta el siglo XIX cuando su uso se volvió común y se utilizó para distinguir la antítesis entre feudalismo y capitalismo (tradición y modernidad), como gran momento de cambio-ruptura en el proceso histórico. En la misma época, modernidad empezó a servir para nombrar una aspiración cultural y una expresión artística: así Rimbaud afirmaba "hay que ser absolutamente moderno" y en América Latina los modernistas constituían una importante corriente literaria. A la vez, el término adquirió una connotación ideológica (como serie de representaciones más o menos elaboradas que encubren y justifican una práctica, la capitalista, y facilitan la expansión del mundo de la mercancía). De esta forma se propagó e introdujo en países como México donde las élites cultivadas, fascinadas por su poder de seducción, eligieron a la modernidad como bandera en la creencia de que bastaba con adoptar su lenguaje para romper y superar el "atraso ancestral".
En el siglo XX este concepto fue empleado para designar los cambios y transformaciones de la realidad contemporánea. En este sentido, la modernidad ha sido objeto de reflexión de muchos autores, entre los cuales destaca Henri Liebre quien, en su permanente cuestionamiento y meditación sobre el mundo en el que vivimos, ha hecho del análisis crítico de la modernidad uno de los ejes alrededor de los cuales gira su pensamiento.
En términos sociales e históricos, no se llega a la Modernidad con el final de la Edad Media en el siglo XV, sino tras la transformación de la sociedad postindustrial rural, tradicional, en la sociedad industrial y urbana moderna que se produce con la revolución industrial y el triunfo del capitalismo.


Obra de Benjamín Arenas, "Casi-rostros", 2017.


En este sentido; la superación de la sociedad industrial por la la sociedad post-industrialse ha dado en llamar postmodernidad La crisis de la modernidad comenzó hacia el final de la PRIMERA GUERRA MUNDIAL cambiando la mentalidad y las conciencias así como otros profundos cambios sociales que derivaron en cambios políticos.
Asimismo, la modernidad promovió transformaciones en la organización de las naciones en el cual, se secularizan los estados para dar paso al poder republicano, la racionalidad administrativa y la industrialización. Además, con la aparición de los Estado-Nación. deben reorganizar los territorios y se procede a la creación de la urbe, para conseguir un desarrollo industrial capitalista y un progreso económico y tecnológico.

La modernidad como desarrollo global

En términos generales la modernidad ha sido el resultado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.
Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se interpenetran, avanzan ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación.
La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista (MPC) y destruye o íntegra (pero vaciándolas de su contenido y despojándolas de su significado) las estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso, que atraviesa por diversas etapas, desemboca en la actual generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.

La modernidad como ruptura histórica

La modernidad reviste características tales que, sin lugar a dudas, representa una ruptura con respecto a las formas anteriores. Las formaciones pre capitalistas eran sociedades predominantemente agrarias, en las que prevalecía el valor de uso y la economía natural y los objetos producidos eran concretos y variados, concebidos para durar. El hecho de que se tratara de sociedades más bien cerradas, aisladas y con escasas comunicaciones facilitó la formación de culturas muy diversas. Las relaciones sociales eran personales, directas e inmediatas, lo que evidentemente no excluía la explotación y la sujeción, inherentes a toda sociedad estatal, pues se trataba de sociedades jerarquizadas, cuya base de legitimidad política y social era religiosa y el poder sacralizado y absoluto.
El advenimiento del capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía, adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición de objeto durable y variado.
Las relaciones sociales muestran una nueva opacidad debido a la aparición de intermediaciones (desde la mercancía hasta el Estado) que tienden a adquirir una existencia autónoma y en consecuencia a fetichizarse, generando una enajenación económica y política. La base de legitimidad socio-política se fundamenta en la racionalidad; el poder condensado en el Estado se vuelve impersonal y está definido por instituciones y constituciones. De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente a lo opaco; de lo inmediato a lo mediato; de lo diferente y variado a lo homogéneo.

Características de la modernidad

Su carácter global y acumulativo (desarrollo de técnicas, conocimientos, instrumentos, clases, ideologías, instituciones, entre otros). Además, su carácter expansivo (proceso que se origina en Europa occidental y luego se propaga como forma imperialista por todo el mundo).
Como producto de un desarrollo interno, la nueva clase burguesa se fue constituyendo y consolidando junto con el proceso global de acumulación, en medio de luchas y enfrentamientos que se libraron en todos los ámbitos de la praxis social, contra la nobleza y el sistema feudal, situación que confirió a esta clase un papel activo y revolucionario. En este combate fue ganando parcelas de poder (hasta terminar por conquistarlo por completo), a la vez que iba elaborando un pensamiento crítico (racional) y una práctica de participación democrática, apareciendo nuevos proyectos de organización social y política. Proyectos, leyes e instituciones que se encuentran en íntima relación con las actividades productivas urbanas y las relaciones sociales que de ella surgen, y que, desde luego, no impedirán las actividades coactivas y represivas del nuevo Estado en formación, pero limitarán en cierta forma lo arbitrario.
Como forma expansiva imperialista, la modernización capitalista se mundializa (mediante un complejo proceso de integración-desintegración de las culturas a las que domina) aunque no deja de encontrar resistencias y antagonismos. Se impone sobre las formas precapitalistas existentes en los territorios conquistados destruyéndolas, o bien subordinándolas, transformándolas y utilizándolas.
En el terreno de las ideas, la razón va a presidir el nacimiento del mundo moderno y a constituir su elemento de base. En la efervescente sociedad del siglo XVII, una racionalidad en un primer tiempo difusa y confusa -que se ha ido desprendiendo de la práctica capitalista desde sus inicios y que va a servir de fundamento a su pensamiento- se propaga, emerge de las urbes, de los diversos sectores de la burguesía. Nace del mundo de la mercancía que comienza a expandirse, del valor de cambio que sustiuye poco a poco al valor de uso, del dinero que reemplaza con su poder a la propiedad y renta de la tierra.
Para actuar y obtener ganancia, el comercio y la industria necesitan de la razón y de la racionalidad. La racionalidad es inmanente a la realidad de los nuevos tiempos y los filósofos formulan y sistematizan sus principios teóricos. En todos los dominios, ya se trate de la ciencia, de las creencias, de la moral o de la organización política y social, el principio de la razón va a sustituir a los principios que regían hasta ese momento, a saber, los de autoridad y tradición fundamentados religiosamente. El individuo quiere servirse de la razón en todo, desea examinar y conocer por medio de la razón.
Al referirse a las características del pensamiento de esa época, que abandona las preocupaciones teológicas para ocuparse de las terrenas, escribe Hegel: “El hombre adquiere confianza en sí mismo y en su pensamiento, en la naturaleza sensible fuera y dentro de él; encuentra interés y alegría en hacer descubrimientos en el campo de la naturaleza y en el de las artes. La inteligencia despierta para lo temporal; el hombre cobra conciencia de su voluntad y de su capacidad, mira con alegría a la tierra, a su suelo, a sus ocupaciones, viendo en ello algo justo e inteligente. ( ... ) Lo mundano quiere ser juzgado mundanamente y su juez es la razón pensante”.
En sus inicios, durante los siglos XVI y XVII, el racionalismo es casi tan herético, en términos políticos, como la herejía religiosa representada por Pascal y el jansenismo. Se persigue a ambos: Tomás Moro es decapitado en 1533, Galileo (1564-1642) es condenado por la Inquisición, Descartes, en busca de más libertad, prefiere emigrar a Holanda. En esa época, las matemáticas y, sobre todo, la física al impugnar las concepciones teológicas tienen también un carácter subversivo.
El siglo XVIII, heredero del pensamiento de Descartes, marca con la Ilustración el triunfo del racionalismo, de la razón propagando sus luces, de la creencia en la evolución y el progreso. Los filósofos de este siglo exponen los principios del nuevo orden que se está gestando y que se encuentra en abierta oposición al ideal autoritario que habían impuesto la Iglesia y el Estado en el siglo XVII. La crítica de la religión y del régimen absolutista se hace en nombre de la razón.
De igual manera, para señalar la autonomía de la naciente sociedad burguesa respecto a la feudal -religiosa y dividida en estamentos- se difunde la noción de sociedad civil regida por el derecho civil. Este término sirve también para designar al tejido de relaciones que brotan alrededor de la práctica capitalista naciente y que tiene como base el intercambio, tanto material (objetos) como espiritual (ideas). La sociedad civil, contrapuesta a la sociedad religiosa, implica ya la existencia de una clase burguesa que se caracteriza tanto por la participación activa en la reivindicación de sus derechos y la preservación de sus intereses, como por la capacidad de organizarse sin la intromisión del Estado y de la religión.
De la crítica política que privilegia a lo civil frente a lo estatal brota un proyecto social de corte democrático-liberal. Para esta doctrina el Estado es un medio, no un fin, que sirve de marco al ordenamiento jurídico; por otro lado, la esfera de la vida privada y las libertades individuales deben permanecer inaccesibles al Estado.
De hecho, el racionalismo teórico dio forma conceptual a una realidad ya existente que luchaba por romper las trabas que impedían su pleno desarrollo. Es obvio que este pensamiento tenía sus límites, ya que el proyecto "universal" que defendía, se reducía en realidad al proyecto e intereses de una clase concreta, la burguesía. Sin embargo, las ideas aportadas por los filósofos de la Ilustración no pueden ser vistas simplemente como la expresión ideológica de las fuerzas nuevas que luchaban por emanciparse: su actitud crítica, su rechazo del absolutismo político y de la intolerancia tienen un contenido que sigue vigente.
Al impugnar el orden existente, propusieron ideas y proyectos que eran el condensado de luchas sociales e ideológicas de varios siglos, y en muchos casos rebasaron el marco de las demandas burguesas para volverse reivindicaciones simplemente humanas, como son el caso de los Derechos del Hombre, la democracia o el espíritu crítico- que deben ser defendidas y hacerse más extensas. En nuestros días, frente a la enorme concentración del poder, esas ideas cobran un nuevo valor y se vuelve preciso rescatarlas y vindicarlas como proyecto social.
En nuestro siglo el vocablo modernidad es empleado también para designar a la nueva fase del capitalismo que se inicia alrededor de la década de los 20 y termina hacia la de los 80. Durante este período se observan múltiples y rápidas transformaciones entre las que puede señalar:

1. Un desarrollo sin precedentes de la técnica y la ciencia.
2. Una gran capacidad de adaptación del sistema capitalista, con un neocapitalismo que asimila la racionalidad planificadora (postulada por el marxismo) y da prioridad a la organización, a la planeación, a la racionalidad técnica (lo que no quiere decir que se suprima la ley del desarrollo desigual, que subsiste y marca diferencias entre países, regiones, clases y grupos hegemónicos, ricos y desarrollados, y países, regiones, clases, grupos subordinados, pobres y subdesarrollados.
3. La organización y sistematización, tanto de las actividades productivas como de la sociedad en general, son realizadas mediante la intervención del Estado y de los tecnócratas, y en consecuencia el Estado crece, asume nuevas y múltiples funciones, adquiere un papel preeminente y se manifiesta y actúa sobre todos los ámbitos de la realidad social.
4. Todas estas transformaciones operan sobre lo social, incluyendo a la vida cotidiana, que pierde espontaneidad y naturalidad para terminar por ser programada, organizada, controlada. Se manipulan las conciencias, se desvía la energía creadora hacia el espectáculo, hacia la visión espectacular del mundo; es decir, se tiende al predomino de la apariencia sobre la realidad. La explotación organizada y programada de la sociedad se lleva a cabo no sólo en el trabajo, sino a través del consumo dirigido y manipulado mediante la publicidad.

La modernidad y su racionalidad científica

El entendimiento, el juicio y la razón son facultades del hombre cuando su pensamiento abandona el desencantamiento de las explicaciones míticas. Tal secularización pretendía disolver los mitos y derrocar la magia mediante la ciencia, un tipo de ciencia, el juicio y la razón que se convierten en las consignas del movimiento de Ilustración, agregando a ellas la idea de libertad y de progreso infinito. Kant y muchos ilustrados son incansables luchadores de su tiempo, la razón que invocan es la potencia crítica, la que se interesa por todas las actividades sociales, un racionalismo que se vuelve combativo hasta de lo que representa.
El siglo XVIII se caracteriza por los grandes cambios y construcciones derivadas de las últimas cosmogonías y su lucha contra el pensamiento racional del siglo precedente: Ga li leo, Descartes, Spinoza, Hobbes. Contra ese estado de hechos se levantan los pensadores, la lucha que emprenden la organizan en función de los medios y lugares que les son propios, para ellos la cultura crítica es una primera naturaleza del pensamiento. A ello, se incorpora la filosofía de fines del siglo XVII en la que cobraban auge dos problemas ineludibles para ese momento: el del estatuto de las ciencias experimentales, que gracias a New ton, recibieron desde hacía un siglo la certeza de sus fundamentos; no por ello dejan de estar sometidas a interrogantes y Rosa María Ramírez Martínez cincuenta contradicciones que provienen de la tradición teológico-filosófica. Y el otro problema, es el que proviene de las cuestiones que, con Hume, plantea el “sentido común”.
Así, de Descartes a Leibniz la actividad filosófica, en sentido estricto, se desplegaba como una reflexión cuya finalidad última era la justificación de la existencia de esa ciencia que, como la naturaleza, se escribe en lenguaje matemático. La propuesta del proyecto ilustrado se matizará por la concepción de progreso: del hombre, de la sociedad y del conocimiento mismo.
En ese sentido, estos pensadores que por exaltar la idea de razón como solución a la construcción del conocimiento se incorporan al movimiento de la Ilustración, dejan fuera, en otros ámbitos, los asuntos de la metafísica y entienden el progreso con relación a la búsqueda de un proyecto emancipador para la sociedad, que fue explicado de diversas formas, algunas de ellas contrarias entre sí.
En este sentido, el problema del pensamiento se matiza por la actividad científica y la realidad política, las posturas desenmascaran a la teología y su alcance efectivo, desplazando la cuestión filosófica-metafísica sustituyendo la ecuación: Dios/mundo/Hombre por la de sujeto cognoscente/naturaleza unificada/saber universal. El orden de las ideas claras y distintas y el de los encajonamientos mecánicos no bastaban para explicar experiencias que en adelante han de aclarar la reflexión y la crítica. Al modelo de causalidad se va oponiendo el de la acción a distancia. La razón es la potencia crítica para construir un sistema abierto del conocimiento, de ahí la búsqueda de una nueva racionalidad en pro de la razón.
Esta nueva racionalidad entra en liza contra el cartesianismo Razón y Racionalidad. Una Dialéctica de la Modernidad 51 en nombre del cartesianismo mismo; el trabajo ideológico de la Ilustración parece destruir los principios sobre los cuales se funda; generando, más tarde, sus antinomias expresadas en la conformación de ciertos dogmatismos, como el de concebir una sola idea, única, de construir el conocimiento científico.

La Filosofía Moderna
La filosofía moderna abarca los comienzos del Renacimiento y la reforma protestante hasta los últimos años del siglo XX. Después de quince siglos de filosofar acerca de cuestiones teológicas, surge un espíritu de reacción de protesta en contra de la postura tradicional que había adoptado la filosofía. Se considera a René Descartes como padre de esta filosofía, pues su genio lo condujo a la creación de una nueva ciencia matemática, la geometría analítica y llegó a la conclusión de que para evitar el error no basta la inteligencia, sino que hay que aplicarla adecuadamente, es decir requiere de un método.

De la Edad Media a la Edad Moderna

Suele considerarse que la Edad Moderna se inaugura con el humanismo y el Renacimiento y se distinguen dentro de ella corrientes tales como la platónica, neoplatónica, aristotélica y, dentro de ésta, la averroísta y la alejandrinista, entre otras. Por otra parte, a veces se atribuye al platonismo renacentista el afán de renovación religiosa, mientras que al aristotelismo el de las ciencias naturales. Sin embargo, muchas veces no pueden hacerse en historia divisiones excesivamente incomunicadas. Es verdad que el Renacimiento centra su atención en el hombre y desde su propia originalidad y valor descubre a Dios, a la cultura y a la naturaleza. La Edad Media había partido de un orden dado por la revelación divina y encabezado por Dios-Creador tratando de dar una explicación racional a dicho orden, mediante las categorías filosóficas griegas, sobre todo.
Con ello, la atención medieval se había centrado en la pura especulación, dejando de lado las consideraciones naturales, científico-positivas de la naturaleza: este mundo no era más que uno de tantos elementos creados por Dios y ordenados a él. Cabría pensar que la ciencia medieval había abandonado el aspecto científico llamado positivo del saber y la filosofía natural; lo que vendría avalado por el hecho de la gran preponderancia que tuvo el pensamiento platónico en la Edad Media y por tratarse de un platonismo entendido en su aspecto más especulativo.
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Alta Edad Media
Período de la historia de Europa que abarca desde la caída del Imperio romano de Occidente hasta aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento económico y cultural. En este periodo conviven tres imperios: el bizantino, el árabe o islámico y el carolingio.

Baja Edad Media
La Baja Edad Media sucede cronológicamente a la Alta Edad Media y es el periodo que abarca desde los inicios del siglo XI hasta el Renacimiento, ya en el siglo XV, aunque para algunos autores, sólo este período sería medieval, mientras que el correspondiente a la Alta Edad Media sería en realidad Antigüedad Tardía. Periodo de máxima expresión del feudalismo y de máximo poder de la Iglesia Católica.

Caída del Imperio Romano
Caída del Imperio romano de Occidente (en el año 476, en que el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústo, es depuesto por los hérulos del rey Odoacro en la ciudad de Roma);
Caída del Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino (en el año 1453, con la Caída de Constantinopla, que es conquistada por el Imperio otomano) debido a los intereses del imperio otomano por el buen territorio estratégico que ofrecía las tierras de Oriente.

LAS GRANDES INVASIONES BÁRBARAS

Durante decadencia del Imperio Romano, fueron muchos los pueblos bárbaros (extranjeros) que, aprovechando las disidencias internas, se aproximaron a sus fronteras y se establecieron en ellas, presionando en forma permanente para entrar. Si bien las legiones romanas contuvieron todos los intentos realizados, los bárbaros lograron penetrar lentamente entre los siglos I y IV, y establecerse en el interior, hasta que, finalmente, empujados por otros pueblos, lo hicieron en forma violenta.
Los germanos, de raza blanca, establecidos desde el río Rin hasta el Oder, entre los cuales se encontraban los trancos, anglos, alamanes, suevos, borgoñones, daneses, sajones, lombardos, hérulos, vándalos y visigodos, estos últimos divididos en ostrogodos, o godos del Este; y visigodos, o godos del Oeste.
Los eslavos, también de raza blanca, que se ubicaron en el valle inferior del Danubio, en Bohemia y a orillas del rio Vístula, integrados por los venetos, polacos, eslavones, servios, moravos, bosníacos y croatas
Y, por ultimo, los tártaros o mogoles, en su mayoría de raza amarilla, entre los cuales sobresalían los hunos (hiung-un), y quienes derivaron de la mezcla de razas, como loS fineses, lapones, avaros, búlgaros y húngaros o magiares.
Los primeros que penetraron fueron los mogoles, que ya eran dueños del Asia y se convirtieron en el azote de los europeos. De costumbres primitivas, eran hábiles jinetes y temibles combatientes, sin escrúpulos de ninguna naturaleza. Vivían prácticamente a caballo y se alimentaban casi exclusivamente de carne.
Luego lo hicieron los eslavos, en tanto que los germanos renovaron con su aporte las poblaciones de Occidente y contribuyeron a su defensa contra el ataque de los primeros. La gran diferencia entre unos y otros consistió en que los mogoles no buscaban tierras para establecerse, sino pastos para su ganado y ciudades para saquear.

CLODOVEO Rey de los Francos

Clodoveo tenía solo quince años cuando se convirtió en el jefe de su tribu, su coronamiento dio inicio a la primera dinastía de reyes de Francia, los Merovingios, los cuales tomaron su nombre del abuelo de Clodoveo, el gran Meroveo.
El reino de Clodoveo se inscribe más bien en la continuidad de la antigüedad tardía que en la alta edad media según numerosos historiadores. No obstante contribuye formar el carácter original de este último período, dando inicio a una primera dinastía de reyes cristianos, y gracias a la aprobación de las élites galo-romanas, crea un poder central en Galia. Clodoveo era en aquel tiempo (496) el único príncipe católico del mundo conocido en el sentido que se le daba entonces a la palabra católico. Anastasio, emperador del oriente, profesaba el eutiquismo. Vayamos y venzámoslos con la ayuda de Dios, y sometamos la tierra".  "Lo dicho agradó a la multitud, y el ejército reunido marchó hacia el sur hasta el Loira".

El Código de Justiniano
En latín, Codex Iustinianus es una recopilación de constituciones imperiales promulgada por el emperador Justiniano, en una primera versión, el 7 de abril de 529, y en una segunda, el 17 de noviembre de 534. Esta última forma parte del denominado Corpus Iuris Civilis.
El "primer" Código de Justiniano (conocido como Codex vetus o primus) fue la primera obra elaborada dentro del proceso recopilador de Derecho romano justiniano. Esta obra no se ha conservado, salvo por un fragmento del índice. Fue preparado por una comisión de juristas, presidida por Triboniano, comenzando sus labores en febrero de 528. Los comisionados debían recopilar las constituciones imperiales vigentes en la época, pudiendo utilizar obras anteriores como el Código Teodosiano del año 438, de carácter oficial, y el Código Gregoriano de 293 y Hermogeniano, de carácter privado. Con la promulgación de este código se dejó sin efecto los anteriores. El derecho justiniano es el derecho más importante del mundo romano sobre todo hacia el siglo II, donde alcanza su máximo esplendor, este derecho sirvió para realizar muchos códigos civiles actuales entre ellos el francés o el español.
El derecho justiniano recoge una constitución muy importante en el mundo romano que es la de Caracalla. Esta constitución habla sobre todo del siervo. El siervo sería libre después de 20 años de servicio.
Debido a las reformas efectuadas por Justiniano fue necesario actualizarlo hacia el año 533. Una comisión presidida nuevamente por Triboniano debió agregar todas las nuevas constituciones imperiales dictadas por Justiniano al "primer" Código, recibiendo la facultad de interpolarlas o modificarlas, para su adecuada incorporación.
El 16 de noviembre de 534 –en fecha posterior al Digesto– se promulgó el "segundo" Código de Justiniano (denominado en ocasiones Codex repetitae praelectionis), quedando derogado el anterior y prohibida su alegación. Está estructurado en 12 libros, divididos en títulos, que contienen las constituciones.

El Imperio bizantino
También llamado Imperio romano de Oriente o, sencillamente, Bizancio) fue el Estado heredero del Imperio romano de oriente que pervivió durante toda la Edad Media y el comienzo del Renacimiento y se ubicaba en el Mediterráneo oriental. Su capital se encontraba en Constantinopla (en griego: Κωνσταντινούπολις, actual Estambul), cuyo nombre más antiguo era Bizancio. También se conoce al Imperio bizantino como Imperio romano de Oriente, especialmente para hacer referencia a sus primeros siglos de existencia, durante la Antigüedad tardía, época en que el Imperio romano de Occidente continuaba todavía existiendo.
A lo largo de su dilatada historia, el Imperio bizantino sufrió numerosos reveses y pérdidas de territorio, especialmente durante las guerras romano-sasánidas y las guerras árabo-bizantinas. Aunque su influencia en África del Norte y Oriente Próximo había entrado en declive como resultado de estos conflictos, continuó siendo una importante potencia militar y económica en Europa, Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental durante la mayor parte de la Edad Media. Tras una última recuperación de su pasado poder durante la época de la dinastía Comneno, en el siglo XII, el Imperio comenzó una prolongada decadencia durante las guerras otomano-bizantinas que culminó con la toma de Constantinopla y la conquista del resto de los territorios bajo dominio bizantino por los turcos, en el siglo XV.
Durante su milenio de existencia, el Imperio fue un bastión del cristianismo, e impidió el avance del Islam hacia Europa Occidental. Fue uno de los principales centros comerciales del mundo, estableciendo una moneda de oro estable que circuló por toda el área mediterránea. Influyó de modo determinante en las leyes, los sistemas políticos y las costumbres de gran parte de Europa y de Oriente Medio, y gracias a él se conservaron y transmitieron muchas de las obras literarias y científicas del mundo clásico y de otras culturas.
En tanto que es la continuación de la parte oriental del Imperio romano, su transformación en una entidad cultural diferente de Occidente puede verse como un proceso que se inició cuando el emperador Constantino I el Grande trasladó la capital a la antigua Bizancio (que entonces rebautizó como Nueva Roma, y más tarde se denominaría Constantinopla); continuó con la escisión definitiva del Imperio romano en dos partes tras la muerte de Teodosio I, en 395, y la posterior desaparición, en 476, del Imperio romano de Occidente; y alcanzó su culminación durante el siglo VII, bajo el emperador Heraclio I, con cuyas reformas (sobre todo, la reorganización del ejército y la adopción del griego como lengua oficial), el Imperio adquirió un carácter marcadamente diferente al del viejo Imperio romano. Algunos académicos, como Theodor Mommsen, han afirmado que hasta Heraclio puede hablarse con propiedad del Imperio romano de Oriente y más adelante de Imperio bizantino, que duró hasta 1453, ya que Heraclio sustituyó el antiguo título imperial de «augusto» por el de basileus (palabra griega que significa 'rey' o 'emperador') y reemplazó el latín por el griego como lengua administrativa en 620, después de lo cual el Imperio tuvo un marcado carácter helénico.
En todo caso, el término Imperio bizantino fue creado por la erudición ilustrada de los siglos XVII y XVIII y nunca fue utilizado por los habitantes de este imperio, que prefirieron denominarlo siempre Imperio romano (griego: Βασιλεία Ῥωμαίων, Basileia Rhōmaiōn; latín: Imperium Romanum) o Romania (Ῥωμανία) durante toda su existencia.

Hégira
En árabe: هِجْرَة [hiyra]) indica el traslado de Mahoma. Es la emigración de los musulmanes de La Meca a Medina, ocurrida en el año 622 de la era cristiana. Dicho evento marca en el mundo islámico el primer año. Los musulmanes toman desde el año 622 d. C. el primer día del año lunar en el que se produjo (16 de julio de 622) como referencia para su calendario. El término, por extensión, se aplica a cualquier fuga o emigración semejante. En el año 639 d. C., el califa Umar señaló el año de la Hégira como el primero de la era musulmana. En consecuencia, el 622 d. C. se convirtió en el 1 AH (anno hegirae, «año de la Hégira») en el calendario musulmán.
La palabra hiyra significa literalmente «migración», y no «huida», como por error se traduce algunas veces.

CARLOMAGNO
Su verdadero nombre era Carlos I, pero se la conoce como Carlomagno (Carlos el grande). Nació en 747 d.C. y falleció en 814 en Francia. Fue rey franco y lombardo y también fue el fundador y Emperador del Imperio de Occidente, que pasó a llamarse Carolingio tras su restauración y que más tarde sería restaurado de nuevo. La verdadera razón de su coronamiento fue una inteligente negociación llevada entre el Papa León III y el mismo emperador.
Pero estas negociaciones se remontan a hechos pasados en las que la Iglesia y Carlomagno son aliados. El Papa Adriano I le pide ayuda a Carlomagno, tras la muerte de su hermano en el 772 d.C., para derrotar a los lombardos. Dos años más tarde los derrotan y Adriano I lo nombra Rey de Lombardia y “Protector de Roma”. Aquí podemos apreciar como empiezan a ayudarse mutuamente la Iglesia y el rey.
Entonces el rey y el Papa León III hacen un pacto en el que el ejército papal le ayuda a conquistar la gran parte de Europa, unificada en una nación, cristianizar a las diferentes etnias y nombrarlo Emperador de Roma. A cambio, Carlomagno entregó unos territorios a la Iglesia llamados estados Pontificios.
En el año 800 d. C. el Sumo Pontífice lo corona en la Basílica de San Pedro Emperador de los romanos. Después de esto Miguel I de oriente lo reconoce como emperador de Occidente.
Gracias a todo esto conformó un imperio  Europeo y cristiano llamado Carolingio. Esto ayudo mucho a la futura evangelización de Europa y, en consecuencia, al nacimiento de una Europa con unas mismas raíces.
 En el año 813 d.C. Carlomagno corona a su propio hijo, Luis, Emperador del imperio Carolingio.  Un año más tarde fallece y es enterrado en Aquisgrán.  Los estados Pontificios al igual que el Imperio fueron decayendo hasta reducirse a la ciudad del Vaticano y Francia.

Las Cruzadas
Fueron una serie de campañas militares impulsadas por el papado y llevadas a cabo por gran parte de la Europa latina cristiana, principalmente por la Francia de los Capetos y el Sacro Imperio Romano. Las cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, se libraron durante un período de casi doscientos años, entre 1095 y 1291. Más tarde, otras campañas en España y Europa Oriental, de las que algunas no vieron su final hasta el siglo XV, recibieron la misma calificación.

La peste negra
Peste bubónica o muerte negra se refiere a la pandemia de peste más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Europa en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1346 y1361, matando un tercio de la población continental; aunque Diane Zahler estima que la mortandad superó la mitad, quizás el 60% de los europeos ó 50 de 80 millones.
Se estima que la misma fue causa de muerte de aproximadamente 50 a 75 millones de personas entre los primeros casos en Mongolia (1328) y los últimos en la Rusia Europea (1353). Afectó devastadoramente Europa, China, India, Medio Oriente y el Norte de África. No afectó el África subsahariana ni al continente Americano.
La teoría aceptada sobre el origen de la peste explica que fue un brote causado por una variante de la bacteria Yersinia pestis. Apareció hacia 1320 en el desierto de Gobi y en 1331-1334, llegó a China, un año después de que grandes inundaciones devastaran extensas regiones del país, después de arrasar en 1330 Birmania, llegando a India en 1342 y algunas regiones de la actual Rusia en 1338 y a Europa en 1346.
Según crónicas de 1353, desde 1331 murieron dos tercios de la población china, en efecto, entre esa fecha y 1393 su población cayó de 125 a 90 millones. Es común que la palabra «peste» se utilice como sinónimo de «muerte negra», aun cuando aquella deriva del latín «pestis», es decir, «enfermedad» o «epidemia», y no del agente patógeno. De acuerdo con el conocimiento actual, la pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo en Mesina. Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas. En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió. En el territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra.
Hamburgo, Colonia y Bremen fueron las ciudades en donde una mayor proporción de la población murió. No obstante, el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor. Las consecuencias sociales de la muerte negra llegaron muy lejos; rápidamente se acusó a los judíos como los causantes de la epidemia por medio de la intoxicación y el envenenamiento de pozos. En consecuencia, en muchos lugares de Europa se iniciaron pogromos judíos y una extinción local de comunidades judías. Aun cuando líderes espirituales o seculares trataron de impedir esta situación, la falta de autoridad debido a la agitación social, que a su vez era consecuencia de la gravedad de la epidemia, generalmente no les permitía a aquellos tener éxito.

Johannes Gutenberg
Fue un orfebre alemán, inventor de la prensa de imprenta con tipos móviles moderna (hacia 1440). Su mejor trabajo fue la Biblia de 42 líneas. La invención de la imprenta con caracteres móviles, obra del alemán Johannes Gutenberg, es uno de los grandes hitos de la historia de la cultura. La posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros facilitó el acceso de un mayor número de personas en todo el mundo al saber escrito y conllevó radicales transformaciones en la política, la religión y las artes.
El impacto de la invención de la imprenta fue tremendo. La producción de libros durante los primeros cincuenta años después de la decisiva aportación de Gutenberg fue, casi con toda seguridad, mayor que en los mil años precedentes. La imprenta de Gutenberg provocó una verdadera revolución en la cultura. El saber escrito dejó de ser patrimonio de una élite y se extendió a amplias capas de la población. La escritura fue sustituyendo a la tradición oral como forma privilegiada para transmitir conocimientos, a la par que las publicaciones impresas, como libros o periódicos, se generalizaron. A principios del siglo XX la escritura impresa ya era el medio predominante en Occidente para la difusión del saber. Además de su enorme significado para la religión, la política y las artes en general, fue este un avance tecnológico que facilitó todos los demás que le siguieron.
Los cambios que trajo consigo la imprenta de Gutenberg sólo son comparables a los que está originando la generalización de la informática en el umbral del siglo XXI. Los ordenadores están sustituyendo a los documentos impresos como instrumentos para transmitir y conservar los textos. Sin embargo, el libro, tal como lo hemos entendido hasta la actualidad, continuará siendo de gran utilidad durante mucho tiempo. Podría decirse que aún vivimos en lo que el sociólogo canadiense Marshall McLuhan denominó la «galaxia Gutenberg», la época de la historia marcada por el predominio de la letra impresa.


Obra de Benjamín Arenas, 2015.



Teología fundamental

La Teología fundamental es una disciplina de la Teología católica en investigación y docencia.  Es función de la Teología fundamental el presentar desde el punto de vista de la razón los fundamentos y las características de la fe cristiana, analizando sus condiciones y desarrollando las diferencias esenciales con respecto a otras visiones del mundo y otras religiones.
Sus orígenes se encuentran en las apologías de los primeros siglos del cristianismo y en la Apologética. La denominación se empezó a utilizar en el siglo XIX. En el siglo XXI se estudia teología fundamental de la misma manera que antes apologética con dos enfoques: en Alemania desde la búsqueda de la Verdad y la de Roma, que busca estructurar, fundamentar a la persona desde la propuesta de sentido "dar razón de tu esperanza a todo aquel que te la pida" (1Pe.3, 15). También se estudia la materia orígenes cristianos.
La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los fundamentos de la estructura de la realidad, el sentido y la finalidad última de todo ser. La metafísica tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en cuanto tal. El segundo es el de la teleología, que es el estudio de los fines como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica, sobre si sus enunciados tienen propiedades cognitivas.
La metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre un asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de «necesidad inevitable». Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como «animal metafísico».

Gottfried Leibniz
Fue uno de los grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como "El último genio universal". Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como en la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia. Incluso Denis Diderot, el filósofo deísta francés del siglo XVIII, cuyas opiniones no podrían estar en mayor oposición a las de Leibniz, no podía evitar sentirse sobrecogido ante sus logros, y escribió en la Enciclopedia: "Quizás nunca haya un hombre leído tanto, estudiado tanto, meditado más y escrito más que Leibniz... Lo que ha elaborado sobre el mundo, sobre Dios, la naturaleza y el alma es de la más sublime elocuencia. Si sus ideas hubiesen sido expresadas con el olfato de Platón, el filósofo de Leipzig no cedería en nada al filósofo de Atenas."
De hecho, el tono de Diderot es casi de desesperanza en otra observación, que contiene igualmente mucha verdad: "Cuando uno compara sus talentos con los de Leibniz, uno tiene la tentación de tirar todos sus libros e ir a morir silenciosamente en la oscuridad de algún rincón olvidado." La reverencia de Diderot contrasta con los ataques que otro importante filósofo, Voltaire, lanzaría contra el pensamiento filosófico de Leibniz. A pesar de reconocer la vastedad de la obra de éste, Voltaire sostenía que en toda ella no había nada útil que fuera original, ni nada original que no fuera absurdo y risible.

GÉNESIS E HISTORIA DE LA MODERNIDAD
En todo contexto social y cultural, lo antiguo y lo nuevo alternan y discuten. Ya la Edad Media conocía la "via modernorum". Pero la modernidad como estructura histórica y polémica de cambio sólo puede discernirse en Occidente a partir del siglo XVI y no adquiere toda su amplitud más que a partir del XIX.
La fecha del descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492), según los manuales escolares, constituye el fin de la Edad Media y el comienzo de los tiempos modernos. En este período la invención de la imprenta, los descubrimientos de Galileo y el humanismo del renacimiento inauguran una nueva forma de ver la realidad. También hay que señalar la reforma protestante, que introduce una división en la cristiandad, pero también una nueva forma de vivir la fe cristiana, que valoriza la libertad y la autonomía de la persona. Durante los siglos XVII y XVIII los fundamentos filosóficos de la modernidad se sitúan en línea con el pensamiento individualista y racionalista que tuvo en Descartes y luego en los filósofos ilustrados sus mejores promotores. La revolución de 1789 establece el Estado moderno, centralizado y democrático.
El siglo XIX conoce el progreso continuo de las ciencias y de las técnicas, la división racional del trabajo y la urbanización, que introducen el cambio de las costumbres y la destrucción de la cultura tradicional. La palabra misma de "modernidad" parece ser que la empleó por primera vez Théophile Gautier en un artículo del Moniteur universel del 8 de julio de 1867: "Por un lado la modernidad más extrema, por otro el amor austero a lo antiguo".
Desde el siglo XIX hasta hoy el proceso de ruptura con el pasado y con la tradición se fue implantando constantemente gracias a la actuación cada vez más intensa de nuevas fuentes de energía, de medios más eficaces de producción y de transporte, de una organización racional y más anónima de la sociedad. La informatización y la robótica contribuyen en nuestros días a cambiar de forma todavía más marcada las diferentes esferas de la vida. La difusión industrial de los medios culturales, la intervención admirable de los medios de comunicación social (radio, televisión, vídeo) van forjando masivamente una mentalidad de cambio por el cambio, en donde los contenidos son efímeros y no tienen demasiada importancia.

LA MENTALIDAD MODERNA
Desde el siglo xix, los cambios han contribuido a mejorar las condiciones de existencia de los hombres y han favorecido la explosión de la modernidad. La modernidad, que no puede explicarse sin esos diversos cambios, no se identifica con ellos y los trasciende, ya que es una forma de pensar, un modo de vida y una mentalidad que tienen sus propias características y valores: la hegemonía de la eficacia mensurable, la supremacía de la estructura sobre el contenido y de la imagen sobre -el pensamiento, la promoción de la racionalidad y de la actividad- en detrimento de la sabiduría y de la contemplación, la valoración del consenso y de la opinión pública que prevalece sobre la verdad.
La modernidad experimenta también ciertas resistencias y no se libra de las ambigüedades que ahora se manifiestan por la preocupación de salvar a la persona como sujeto en el proceso de homogeneización de la vida social, por los temores y las decepciones de un desarrollo ciego que amenaza a nuestra tierra frágil, por una búsqueda de lo irracional, de lo misterioso y hasta de lo religioso. Hay, pues, cierto desencanto respecto a la modernidad. Algunos hablan hoy de "posmodernidad", para significar precisamente que somos menos ingenuos y más realistas frente a los resultados de las tecnologías y de las ciencias y su capacidad de dar sentido a la existencia humana. Somos más lúcidos sobre los resultados de un progreso querido por él mismo, en detrimento a veces del bien del individuo. Somos escépticos frente a un saber totalizante y frente a una manera de ser que no tiene en cuenta la singularidad y el arraigo histórico y cultural.

FE CRISTIANA Y MODERNIDAD
La secularización es el impacto más visible de la modernidad sobre la fe cristiana. Se ha impuesto masivamente una mañera de pensar y de vivir sin referencia a Dios y a su palabra. La teología fundamental no puede librarse del choque con la modernidad si quiere ser significante y afianzar su credibilidad para hoy. La fe cristiana es rica en una larga historia, pero, no es prisionera de su pasado. Al contrario, es siempre nueva. Desde la predicación apostólica se ha presentado como una novedad absoluta, total, ya que no toma su origen de los dinamismos y de las necesidades del hombre; sino del misterio mismo del amor de Dios. Las imágenes de un renacimiento, de una eterna juventud, de un día sin ocaso son las que mejor lo expresan en oposición a un mundo antiguo que camina hacia su muerte.
La fe cristiana tiene una palabra original que decir a la modernidad. Ante las posibilidades prácticamente ilimitadas de la ciencia y de la técnica moderna, la fe cristiana puede lanzar la consigna de renunciar a las técnicas, excepto a las que produzcan condiciones que posibiliten la promoción de la calidad de vida necesaria para la existencia humana. Estimula ciertamente el dominio sobre los elementos, porque sabe que el hombre está llamado a acabar la creación. Pero, por otra parte, recuerda el valor de cada persona y afirma que ninguna puede ser sacrificada con el pretexto del progreso científico. La técnica moderna se ha convertido muchas veces en su propio fin y no se somete más que a la ley del desarrollo de sus propias posibilidades.
Pues bien, la fe cristiana se niega a admitir que pertenezca a la ciencia sola la decisión de la cuestión del sentido de la existencia humana. Además suscita actitudes y comportamientos concretos ante los que sufren, a quienes la modernidad tiene tendencia a dejar de lado. La teología fundamental no puede limitarse a pensar el misterio cristiano dentro de su tradición, ni siquiera dentro de algún que otro sistema filosófico. Tiene que salir de su propia concha tradicional para ponerse a escuchar a las hombres que sufren y a dialogar con las culturas. La praxis y la inculturación de la fe cristiana constituyen el programa de la teología fundamental en la era de la modernidad.
Según el proceso de la modernidad, el hombre se hace autónomo al liberarse de sus tutelas tradicionales, y hasta de la tutela de Dios. La no necesidad de Dios en la realización del progreso del hombre es una dimensión de la modernidad. Hay que admitir que el Dios al que ignora es el Dios que era considerado como útil para la marcha del mundo y como garantía del orden social, pero no precisamente el Dios de la fe cristiana. La teología fundamental tiene que redescubrir a ese Dios de la alianza, que se da a los hombres de forma gratuita, respetando su autonomía y su libertad; a ese Dios cuya fuerza es la del amor y cuyo derecho la gracia. Mostrará cómo el misterio de Dios no es la simple respuesta a una vaga necesidad religiosa y a un sentimiento de impotencia. Hablará del Dios que supera todas las esperanzas del corazón humano y que no es necesario, en cierto sentido, para el éxito del progreso humano. Presentará al Dios que quiere comunicarse gratuitamente al hombre y mostrará la posibilidad para el hombre de reconocerle y de estar en comunión con él.
En un momento en que se eclipsan la religión y el significado mismo de Dios, la teología fundamental tiene que mostrar que Dios se hace siempre presente al hombre, incluso al que vive en la modernidad, en su ausencia aparente, una ausencia que manifiesta la cruz de Jesús. Para la fe cristiana es en la cruz, en la que Jesús realiza la experiencia del silencio de Dios, donde Dios salva al mundo y manifiesta su solidaridad con los que sufren y mueren. La teología de la cruz, en cuanto que revela el verdadero rostro de Dios, forma parte, por consiguiente, de la teología fundamental, que quiera estar atenta a la modernidad y presentarle la credibilidad del mensaje cristiano.
La Modernidad es una categoría que hace referencia a los procesos social e histórica que tiene sus orígenes en Europa Occidental a partir de la emergencia del Renacimiento. El movimiento propone que cada ciudadano tenga sus metas según su propia voluntad. Se alcanza la meta de una manera lógica y racional, es decir, sistemáticamente se da un sentido a la vida. Por cuestiones de manejo político y de poder se trata de imponer la lógica y la razón, negándose en la práctica los valores tradicionales o impuestos por la autoridad.
La Modernidad es un periodo que principalmente antepone la razón sobre la religión. Se crean instituciones estatales que buscan que el control social esté limitado por una constitución y la vez se garantizan y protegen las libertades y derechos de todos como ciudadanos. Surgen nuevas clases sociales que permiten la prosperidad de cierto grupo poblacional y la marginación de otro. Se industrializa la producción para aumentar la productividad y su economía; y, finalmente, es una etapa de actualización y cambio permanente.
La Modernidad es un concepto filosófico, historiográfico y sociológico, que propone un mundo de metas. En el mundo moderno cada ciudadano propone sus metas según su propia voluntad. Se alcanza la meta de una manera lógica y racional, es decir, sistemáticamente se da un sentido a la vida. Por cuestiones de manejo político y de poder se trata de imponer la lógica y la razón, negándose en la práctica los valores propuestos
La modernidad es la posibilidad política reflexiva de cambiar las reglas del juego de la vida social. La modernidad es también el conjunto de las condiciones históricas materiales que permiten pensar la emancipación conjunta de las tradiciones, las doctrinas o las ideologías heredadas, y no problematizadas por una cultura tradicional.
La modernidad es un período histórico que aparece, especialmente, en el norte de Europa, al final del siglo XVII y se cristaliza al final del siglo XVIII. Está caracterizada por instituciones como el Estado-nación, y los aparatos administrativos modernos.
En las sociedades modernas las normas que rigen la vida cotidiana, que determinan cómo significamos, cómo interpretamos, cómo vivimos nuestra vida, no están producidas a ese nivel de la relación cara a cara, sino que están producidas por mecanismos expertos, impersonales, que parten del conocimiento experto en relación con el Estado.
Culturalmente, la modernidad es caracterizada en términos de la creciente apropiación de las hasta entonces dadas por sentadas competencias culturales, por formas de conocimiento experto asociadas al capital y a los aparatos administrativos del Estado.

Características Generales de la Modernidad

1) Ruptura con el pasado referencial: la Iglesia, la Civilización romana y el Imperio Carolingio
2) Superación desde la manera cristiana de comprender la historia,  lo nuevo, es la redención de lo antiguo.
3) Surgen movimientos que marcan la novedad: artístico, música, letras, pintura, filosofía, teología, entre otros.
4) Se inicia un despertar del pensamiento humano, libre de toda esclavitud intelectual.
5) Separación entre la fe y la razón.
6) Adversarios y partidarios de la modernidad se unían en una creencia en común que se perpetuaría a lo largo de los siglos: los valores son universales y eternos.
7) Introducción al progreso: político, social y económico.
8) La modernidad nace del presente: el presente ya no existe en relación con el pasado, sino en sí mismo.
9) La modernidad se vuelve no sólo normativa, sino imperativa: ya no es la pertenencia a un periodo histórico, ser moderno se vuelve una elección.
10) El mundo como lo conocemos ahora, es una mera respuesta a la modernidad, es decir, un suceso de cambios en el pensamiento del hombre.
11) De la mano del hombre, surge la ciencia y poco después la tecnología.
12) Aparece el humanismo: movimiento intelectual que surge en las Ciudades Italianas y desde ellas se expande por Europa. Trae consigo una nueva mentalidad crítica individualista.
13) Crecimiento económico: aparecen nuevos productos, nuevas rutas y nuevos países hegemónicos
14) En lo social: nuevas enfermedades atacan los núcleos urbanos, mestizaje, crecimiento poblacional.
15) En lo cultural: época de intercambio cultural.
16) Se establecen nuevas clases sociales: nobleza, burgueses y campesinos.
17) Con el renacimiento, se introduce un renacer: una vuelta a la antigüedad clásica grecorromana.
18) El conocimiento es del dominio público: las universidades son la piedra fundamental del cambio del pensamiento humano.

La modemidad como desarrollo global
Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se interpenetran, avanzan a ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación:

1. su carácter global y acumulativo (desarrollo de técnicas, conocimientos, instrumentos, clases, ideologías, instituciones, etc.).
2. su carácter expansivo (proceso que se origina en Europa occidental y luego se propaga como forma imperialista por todo el mundo).

La modernidad como ruptura histórica
El advenimiento del capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía, adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición de objeto durable y variado.
Las relaciones sociales muestran una nueva opacidad debido a la aparición de intermediaciones (desde la mercancía hasta el Estado) que tienden a adquirir una existencia autónoma y en consecuencia a fetichizarse, generando una enajenación económica y política. La base de legitimidad socio-política se fundamenta en la racionalidad; el poder condensado en el Estado se vuelve impersonal y está definido por instituciones y constituciones. De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente a lo opaco; de lo inmediato a lo mediato

La modernidad en el siglo XX
En nuestro siglo  la modernidad es empleado también para designar a la nueva fase del capitalismo que se inicia alrededor de la década de los 20 y termina hacia la de los 80. Durante este período se observan múltiples y rápidas transformaciones entre las que podemos señalar:

1. Un desarrollo sin precedentes de la técnica y la ciencia.
2. Una gran capacidad de adaptación del sistema capitalista, con un neocapitalismo que asimila la racionalidad planificadora (postulada por el marxismo) y da prioridad a la organización, a la planeación, a la racionalidad técnica (lo que no quiere decir que se suprima la ley del desarrollo desigual, que subsiste y marca diferencias entre países, regiones, clases y grupos hegemónicos, ricos y desarrollados, y países, regiones, clases, grupos subordinados, pobres y subdesarrollados.
3. La organización y sistematización, tanto de las actividades productivas como de la sociedad en general, son realizadas mediante la intervención del Estado y de los tecnócratas, y en consecuencia el Estado crece, asume nuevas y múltiples funciones, adquiere un papel preeminente y se manifiesta y actúa sobre todos los ámbitos de la realidad social.
4. Todas estas transformaciones operan sobre lo social, incluyendo a la vida cotidiana, que pierde espontaneidad y naturalidad para terminar por ser programada, organizada, controlada. Se manipulan las conciencias, se desvía la energía creadora hacia el espectáculo, hacia la visión espectacular del mundo; es decir, se tiende al predomino de la apariencia sobre la realidad. La explotación organizada y programada de la sociedad se lleva a cabo no sólo en el trabajo, sino a través del consumo dirigido y manipulado mediante la publicidad.

Pensadores más destacados de las corrientes postmodernas:

a)        Gilles Deleuze: Nace en Francia en el año 1925 fallece en 1995. Su pensamiento tiene una fuerte relación con el arte y la literatura que se pueden encontrar dentro del posmodernismo de base estructuralista. Fue profesor de filosofía de la Universidad de París. En cuanto a su propuesta ontológica, se puede decir que se topa con la necesidad de fundamentar el ser en el sujeto, todo ello por cuanto procura mostrar que hay un fundamento anterior al ser y al sujeto, y al ser como sujeto.

b)    Friedrich Nietzsche: Nace en Alemania en el año 1844, fallece en 1900. Precursor de un pensamiento posmoderno, en el que considera que nuestra cultura se ha puesto en contra de la razón y se cuestiona la creencia en una verdad objetiva, universal. Proclama la muerte de Dios que significa la muerte de la razón y de la metafísica, la necesidad de Dios ya no es tan importante en la conciencia del hombre moderno. "Dios ha muerto porque los hombres lo han matado". Designa como el advenimiento del superhombre, del hombre nuevo que está más allá del bien y del mal.

c)    Jean Baudrillard: Nace en Francia en el año 1929, fallece en 2007. Crítico  de la sociedad de consumo y uno de los teóricos de la posmodernidad. Teórico crítico postestructuralista, prestigiosos analistas de los fenómenos de la postmodernidad. En su pensamiento sobre la formación del conocimiento y la percepción de la realidad, los medios y sus extensiones tecnológicas aparecen como elementos centrales del análisis.

d)    Jean-François Lyotard: Nace en Francia en el año 1924. Fallece en 1998, la idea de la realización de la universalidad en el saber, en la justicia, en la paz, entre otras, ha sido “liquidada”, destruida. Identifica la condición postmoderna, «la condición del saber en las sociedades más desarrolladas [y que] designa el estado de la cultura después de las transformaciones que han afectado a las reglas de juego de la ciencia, de la literatura y de las artes a partir del siglo XIX». El «saber» y, en especial, sus «formas de legitimación» las cuales durante la Modernidad se sustentaron sobre unos «grandes relatos unificadores»,  de  carácter ideológico y teleológico, entraron en crisis a mediados del siglo XX.

e)    Jacques Derrida: Nace en Francia en el año 1930, fallece en 2004. Derrida es considerado el filósofo de la deconstrucción que consiste en el movimiento contrario al llevado a cabo por la modernidad. Su trabajo ha sido conocido popularmente como pensamiento de la deconstrucción, aunque dicho término no ocupaba en su obra un lugar excepcional. Es, acaso, el pensador de finales del siglo XX que más polémicas ha levantado, por su iconoclastia y por su empeño crítico. En cierta medida, logró realizar el sueño nietzscheano del filósofo-artista.


f)     Gianni Vattimo: Nace en Italia en el año 1936, fallece en 2004. Plantea la cuestión de la vida o muerte de la modernidad en su ensayo Posmodernidad, ¿una sociedad transparente?, y lo hace partiendo de la modernidad, entendida como la época en que el hecho de ser moderno era un valor determinante, La primera consecuencia producto de los conceptos de progreso y superación, de algún modo, es que el viejo ideal que tanto han defendido pensadores del siglo XIX y XX, el de la emancipación del ser humano, aquella promesa de libertad, debe ser dado por imposible.

Conceptualización La postmodernidad

La posmodernidad es un concepto muy amplio que se refiere a una tendencia de la cultura, el arte y la filosofía que surgió a finales del siglo XX, a nivel general, puede decirse que lo posmoderno se asocia al culto de la individualidad, la ausencia de interés por el bienestar común y el rechazo del racionalismo, aunque la idea tiene muchas aristas.
Enmarcado en la definición anterior, se debe señalar que la postmodernidad constituye un verdadero cambio de paradigma que puede alumbrar las relaciones gnoseológicas, sociológicas, éticas y estéticas del presente,  tomando en cuenta lo planteado por Azocar  (2012)  en “ Ensayos Contemporáneos”  en la postmodernidad se materializa  una nueva manera de entender la realidad; de ver más allá de la monotonía de un pensamiento encajonado en paradigmas y captar que la vida y los hechos se ven bajo el criterio de la complementariedad, sobre esta premisa se debe señalar que el autor de dicho ensayo se basa en lo contemporáneo, en una época donde los avances van más allá lo tecnológico, es decir sobre el desarrollo del pensamiento del hombre va de la mano con la evolución de las nuevas tecnologías en el siglo XXI, donde lo cualitativo y cuantitativo es parte de una misma forma y asumen, desde la visión sistémica, un impulso sinérgico que mueve los acontecimientos y sus reacciones en un espacio y tiempo cada vez más angosto e inmediato.
     En este sentido, el siglo XXI se desarrolla en medio de profundas transformaciones que afectan todos los niveles entre los que destaca, la educación, cultura, ciencia, tecnología salud, entre otros, por esta razón  los habitantes de esta época están sujetos  a cambios en lo histórico social; lo científico, tecnológico e incluso lo ideológico, algunos autores entre los que destacan Lyotard; Vattimo utilizan la palabra posmodernidad”, para referirse a esta época dando cuanta que se trataría de un tiempo que aparecería a continuación de la modernidad, resultado claro, que lo  posmoderno revelaría la caducidad de algunos de los principales postulados modernos que se centraban en la búsqueda racional de la verdad y del progreso garantizado por el desarrollo científico.
     En base a lo anteriormente señalado, Jameson, por ejemplo, considera que en lugar de alabar o denostar una época resultaría más conveniente: evaluar la nueva producción cultural a partir de las hipótesis que implica una modificación general de la cultura misma, no obstante, imposible obviar otros sectores primordiales en la postmodernidad del siglo XXI,  siendo estos la educación, ciencia, tecnología y salud, sin menospreciar otros como el deporte, la industria, las artes etc.
     Generalmente se puede  dejar claro que en la mentalidad postmoderna, el hombre es el único sujeto constitutivo de la sociedad,  desaparecen los proyectos colectivos que se  gestaban bajo las formas de clase, nación, Estado, humanidad o pueblos de modo que no hay cabida para acciones que no tengan por destinatario al individuo concreto, visto de esta forma que la postmodernidad, no da cabida a ideologías políticas consideradas obsoletas, y fuera de orden en el siglo XXI, que aún existe como forma de gobierno en países “tercermundistas”.
En un primer momento, "postmoderno" viene a ser sinónimo de desencanto de la modernidad y de sus valores, de visión fragmentaria de la vida, de provisionalidad, de cierta nostalgia y melancolía. Los intelectuales postmodernos hablan de la razón débil, incapaz de llegar a la verdad; de una razón que ha perdido su sentido y no puede construir sistemas duraderos, ni mucho menos utopías.
En definitiva, postmodernidad es sinónimo de "crisis de civilización". Crisis para la que no se atisba un futuro con esperanza. De ahí que el postmoderno viva al día, goce el momento presente, experimente la mística de lo cotidiano. El hombre postmoderno es un hombre solitario, hedonista, preocupado por sobrevivir, sin grandes ni duraderos ideales. Para este hombre postmoderno la sociedad en crisis ha tocado techo. Seguimos profundizando: ¿Cuántas caras ofrece la postmodernidad?.
La postmodernidad, en su versión común, ha venido a ser sinónimo de desencanto, desmitificación y ruptura abierta con la modernidad. A la que ha acusado de decadencia y origen de todos los males de nuestra sociedad moderna: desde la irreversible destrucción ecológica, al anunciado antihumanismo (regímenes autoritarios, guerras sin límite, violación constante de los derechos humanos, etc.). En este sentido de "decadencia", la postmodernidad aboga por desenmascarar y desnudar la paradoja de la razón ilustrada (Wellmer), por vivir el momento presente (Baudrillard), por un nuevo narcisismo individualista (Cueto) y por el progresivo imponerse de la razón débil o el no recurrir a los metarrelatos o puntos de vista que pudieran dar sentido global a nuestra historia y cultura más allá de nuestra pequeñas y cotidianas historias (Lyotard, Vattimo, Mardones); historias, por lo demás, particulares y que ni siquiera tienen la pretensión de dejar huella alguna (Umbral): es el imperio de lo "light".
Pero la postmodernidad, poco a poco, va haciendo resurgir otro sentido diverso: el de "resistencia y regeneración" de la otra cara de la modernidad: la olvidada. La de la solidaridad, libertad, fraternidad, igualdad. En definitiva, la de la utopía. Y ello en diversas versiones y direcciones: recuperando el metarrelato y el sentido de la historia (M. Cruz, Gómez Muller), profundizando en las raíces de la razón y de la democracia (Ballesteros), optando decididamente por el no hombre y su dignidad, haciendo realidad una política con rostro humano (González Faus), potenciando el nacimiento de un nuevo humanismo post-ideológico (Jiménez Sánchez), redescubriendo el valor de la comunidad y lo comunitario (Barcelona), dialogando integralmente con la modernidad (González-Carvajal), haciendo una relectura de los signos de los tiempos (Quinzá Lleó), restaurando el valor de la belleza que integra el sentido de unidad y verdad (Díaz Murugarren), o incluso volviendo a redescubrir la dimensión mística profunda desde el Dios de Jesús, el Cristo (González Ruiz).
A todas estas, la postmodernidad se hace necesaria porque, cuando la postmodernidad sólo se queda en la primera de sus acepciones, la de la decadencia, no es extraño que no sea más que una nueva modalidad de consumismo, del "fin de una historia sin horizonte", de moda para pequeños o grandes burgueses que hacen realidad y desembocan en el triunfo del llamado neoconservadurismo social (Mardones) o de la religiosidad ecléctica y difusa de la "Nueva Era" (Spangler).
En un primer momento, "postmoderno" viene a ser sinónimo de desencanto de la modernidad y de sus valores, de visión fragmentaria de la vida, de provisionalidad, de cierta nostalgia y melancolía. Los intelectuales postmodernos hablan de la razón débil, incapaz de llegar a la verdad; de una razón que ha perdido su sentido y no puede construir sistemas duraderos, ni mucho menos utopías.
Lo fragmentario y provisional, las historias cortas y sin huella, definen en gran manera toda:
a) Diferencia: Es entendida como una multiplicidad de identidades culturales o realidades que existen en nuestro planeta y que cobran voz a través de las comunicaciones haciéndonos partícipes de su existencia. Este reconocimiento de las diferencias genera una conciencia en nosotros mismos de que somos una entre muchas culturas.
b) Pluralidad: es una idea muy similar a la idea de la diferencia, se distingue de ésta en que aquélla denota una cierta actitud ante la vida, una voluntad política que no se queda en la aceptación o reconocimiento de lo otro como diferente, sino que pretende una comunicación con esta alteridad, una coexistencia y voluntad para compartir un mundo en común. La pluralidad denota una multiplicidad de racionalidades: ya no se va a pensar en una razón universal unificadora sino en muchas racionalidades, y en muchas maneras de ver y vivir el mundo.
c) Relativismo: Al aceptar las diferencias y vivir en un mundo plural es inevitable caer en un relativismo; si no hay una razón unificadora de valores y conocimientos, lo que cada quien crea será válido según la cultura o la realidad en que se viva. Esto de alguna manera genera un vacío de ideales en el que no existe un modelo de perfección humana, un tipo ideal. El relativismo se opone así al universalismo, que plantea como tal una escala de valores universales que no tienen lugar en la sociedad plural.
d) Comunicación en masa: En palabras del filósofo Gianni Vattimo (uno de los pensadores más importantes de la postmodernidad), los medios de comunicación masiva son el principal factor de la sociedad postmoderna. Éstos han convertido al mundo en un lugar más complejo; se encargan de mostrar las diferentes realidades, las múltiples identidades en toda su individualidad y peculiaridad; pero también nos muestran irrealidades o, en otras palabras, realidades artificiales, a veces producto de la imaginación de todos aquellos que participan en y de estos medios.
En un mundo donde la comunicación rompe todas las fronteras, en donde podemos conocer a través del internet, el cine y la televisión, culturas y diferencias que en otros tiempos habrían sido impensables y ajenas a nuestra realidad, el sentido de la historia y de la razón se ve alterado de manera definitiva.
e) Vacío de ideologías: Tal vez lo que más destaca de este fin de la modernidad o de la historia es que no hay ideologías. Como consecuencia del relativismo, de la pluralidad, del reconocimiento de la diferencia y de la comunicación en masa y del mundo en el que “todo se vale”, se acaban las ideologías (por lo menos en el sentido en el que estábamos acostumbrados en la modernidad): como un sistema ordenado de ideas donde surgen y tienen cabida muchas maneras de pensar se acaba lo que conocemos como mentalidad, es decir un conjunto de valores e ideas compartidas con un grupo de personas dentro de una sociedad.


Postmodernismo y postmodernidad
Se entiende por “postmodernismo” a un conjunto de proposiciones, valores o actitudes que, independientemente del grado de su validez teórica, no puede negarse que existen y funcionan ideológicamente como parte de la cultura, la sensibilidad o la situación espiritual de nuestro tiempo. El rechazo a la totalidad y a los “grandes relatos”, el culto al fragmento y a la diferencia, los usos del desorden, la ironía, el relativismo, la actitud lúdica, el desánimo, son rasgos de esta sensibilidad. ¿A qué se debe la existencia y difusión de esta situación espiritual? Para algunos, el postmodernismo se corresponde con la existencia de una nueva época, la postmodernidad, por la que entienden a un período histórico distinto a la modernidad en el sentido de que los nuevos tiempos se sustraen a la lógica de desarrollo que imperaba en aquella época; Se multiplican las relaciones e intercambios. Crece prodigiosamente la información y la oferta consumista. El yo es bombardeado e invadido por la propaganda, hasta sucumbir en un estado de saturación.
¿Quién vive en la Postmodernidad?
Si reflexionamos acerca de las características antes señaladas, nos ponemos a pensar en quiénes son aquellos que están viviendo esta era postmoderna. Y es que cuando vivimos en un planeta donde las diferencias no sólo existen entre naciones (países ricos y pobres), sino al interior de cada país, vemos que los contrastes sociales muestran también realidades muy distintas.
Hay comunidades rurales y poblaciones marginadas en donde no se puede, ni siquiera, hablar de modernidad porque ésta nunca ha llegado a ellos. ¿Cómo entonces podríamos hablar de postmodernidad? En cierto sentido parecería como si la postmodernidad fuese sólo un fenómeno de las grandes ciudades, o por lo menos de aquellos que tienen acceso a las telecomunicaciones. Sin embargo, podemos decir que la marginación y la pobreza, y en general todas las minorías, son de hecho el tema principal de la postmodernidad, donde son reconocidas como parte de una realidad global y ya no como la “periferia”. El pobre, el homosexual, el negro o el indígena, el “diferente”, por decirlo así, es el principal protagonista de la postmodernidad. Éste es el principio de la pluralidad.
Postmodernidad como posibilidad
La postmodernidad no es nihilista (escéptica): antes al contrario, nos plantea la posibilidad de un futuro en el que todos estemos representados en el sentido de que haya un lugar para todos en el mundo, sin importar cuáles sean nuestras características particulares; en donde, a través de conocer a los otros seres humanos diferentes a nosotros, se nos revele también una nueva posibilidad de existencia.
La indiferencia quizás una de las consecuencias más importantes de la comunicación en masa, porque la realidad postmoderna es una en la que los seres humanos y aquí la ironía, que somos más visuales que nunca, ya no nos conmovemos con lo que vemos, con todo y que lo que vemos es muchas veces pobreza, violencia, miseria y desencanto.
De la mano con la postmodernidad esta la globalización, donde encontremos que es un proceso mediante el cual los habitantes del mundo tienen una mayor interdependencia en todas las facetas de la vida: culturales, económicas, políticas, tecnológicas, entre otras.

POSTMODERNIDAD EN LA EDUCACION
La postmodernidad educativa tiene un parangón o modelo filosófico en el cual se inspira; La educación actual tiene que modificar sus contenidos, sus aportes curriculares, ya que como  se vive al transformarse las condiciones del saber se transforma también el saber mismo. En consecuencia, la transmisión de contenidos educativos se asentará en la enseñanza y aprendizaje de lenguajes, que como hemos dicho es el saber que alimenta las nuevas tecnologías de la información, este cambio, llevará consigo otro mucho más determinante, y es que se separará la formación de la instrucción,  en el sistema educativo hay que tomar en cuenta que el futuro, en un mundo cambiante, dependerá de la capacidad de innovación, e innovar significa crear, descubrir, ampliar en definitiva el saber.
            Cabrá pues plantearse la cuestión educativa en términos de eficacia y de utilidad, por lo que la enseñanza individualizada, así como el valor del individuo, se verán en alza, en contra de la cultura del lazo social, ahora bien la postmodernidad es útil en la educación actual, visto de esta forma quienes están inmerso en el sistema educativo como docentes están en la capacidad de señalar que en Venezuela no existe postmodernidad en esta ciencia social,  solo con observar el estado de la infraestructura de las instituciones educativas para poder señalar que en el país, el algunos casos no se aplica esta terminología postmodernista.

POSTMODERNIDAD EN EDUCACION INICIAL
            El niño moderno era un ser indefenso, que necesitaba del amor, cuidado y enseñanzas de los adultos (padres muchas veces) a los que debía obediencia porque su razón era incompleta y sus conocimientos no eran útiles en la sociedad adulta. Infancia era igual a dependencia, obediencia y heteronomía es decir que se regían por imperativos que estaban fuera de ellos mismos; el niño era un ser privilegiado al que se debía proteger.
Resulta oportuno, señalar que los  niños en la postmodernidad son los que gozan del saber (virtual, informático y telemático); su mundo es tan legítimo como el mundo adulto: consumen, luego existen; y si no consumen, emergen con violencia y finalmente existen (aunque esa emergencia les cueste el encierro, la cárcel y hasta la muerte), esto se observa en los ambientes de los preescolares, donde los escolares son autónomos, independientes, algunos ya están adaptados  a las nuevas tecnologías, quizá mejor que los adultos.
            Son chicos que, portadores de una cultura legítima, obligan a sus padres y maestros a adaptarse a ella; los conocimientos se elaboran o se vetan en otros espacios: la televisión con sus reality, los programas de opinión donde el “no experto” 9 adquiere voz y critica. Niños cada vez "más adultos" por su capacidad de elección y su independencia tecnológica pero, paradójicamente, cada vez más indefensos frente a la influencia más mediática y la compulsión al consumo.

POSTMODERNIDAD EN LA ESUELA PRIMARIA
     La Posmodernidad en instituciones educativas primaria, va relacionado con la madurez intelectual tampoco resulta fácil, según Piaget, el niño en edad escolar elabora teorías y metafísicas que la realidad hace sensatas y lo convierte en adulto. Pero la posmodernidad no inspira pasión por las teorías ni por las metafísicas. Las cosas son más bien como son, indiferentemente, el colegio o 'cole' aparece como el lugar más aburrido que existe.
      Es entonces, cuando el interés está fuera del colegio, la palabra es desautorizada y la posmodernidad pone por encima de ella la imagen (lo cual es una regresión a la situación infantil pre-verbal),  en las escuelas  con frecuencia trata al escolar como a un niño: poco capaz de soportar frustraciones, necesitado de motivaciones afectivas, ni el colegio, ni la cultura de la imagen combaten suficientemente el pensamiento mágico, fomentando la idea de que aprender es apoderares de algo sin esfuerzo.
     Asimismo, el acceso masivo a la escuela ha requerido muchos docentes, entre los cuales no siempre se encuentran los impulsados por una vocación docente, sin que, por otra parte, puedan dejar esa profesión que es su único recurso económico y el de su familia. K. Popper propone, como un medio para mejorar la educación, "dar a los malos profesores la posibilidad de abandonar la enseñanza".  Los malos docentes (dejando a los narcisistas y los autoritarios, que siempre los ha habido) lo son, en parte, porque la posmodernidad les ha cambiado el rol.
     Además de estar mal pagados por su trabajo, y por ello frecuentemente malhumorados o apremiados, descontentos frente a sí mismos y a los alumnos, con una profesión en descrédito social, la modernidad preparaba al docente en una saber o disciplina específica, con la misión de posibilitar aprender a los alumnos ese saber: El aprendizaje era fundamentalmente un problema cognitivo.
      Por tal motivo, con la posmodernidad, se ha priorizado el aprendizaje socio-afectivo. Lo que importa ahora son los modos de relacionarnos, las actitudes, los hábitos sociales, el amor, la persona y sus valores. Esto se lograba en la modernidad a través del proceso de aprender cognitivo, para el cual el docente estaba preparado. En la escuela se habla mucho de los afectos, las actitudes y los valores, se ven muchos conflictos en vídeos; pero no logra desarrollar la afectividad en sus alumnos, pues, el clima posmoderno es un clima de indiferencia.

Consecuencias de la postmodernidad
§  Desde el punto de vista de la comunicación:
La postmodernidad emite los mensajes de la muerte de las ideologías y de la lealtad a los valores existentes y la cotización de los mercados.  
§  Desde el punto de vista de la política:
La postmodernidad proclama el fin basada en un supuesto: El agotamiento de la ideología. Con esa visión, concibe la idea de la agonía del Estado y de la política.
§  Desde el punto de vista del Arte:
 La postmodernidad señala el fin de las vanguardias basada en los criterios respecto de la estética.
En la Filosofía: El nihilismo orgánico, la muerte de la razón, la aniquilación del sujeto y el fin de la Historia. En un aspecto particular, los críticos han observado la afección de distintas categorías. El filósofo nicaragüense Alejandro Serrano Caldera, al comentar la tesis de la "desconstrucción" de modelos y paradigmas de la modernidad, se ha referido a la orfandad de categorías.
Afianzamiento del nihilismo: Se concreta cuando la postmodernidad propicia la negación de toda creencia; revive un sistema del siglo XX con su finalidad de destruir las estructuras sociales de la modernidad. Al referirse a la post modernidad, Francisco Umbral dice: "En lo que ha dejado de creer la postmodernidad, precisamente, es en la especulación filosófica o metafísica." (15:179)
En la política: En los países de las economías subalternas, los conceptos de Estado – nación y de soberanía se debilitan -aún más de lo que están- cuando estos países abren sus fronteras para dar paso a la globalización de los mercados alrededor de un centro hegemónico mundial o regional. El post modernismo propugna la reducción del Estado a su mínima expresión; sustenta el criterio que no tiene ideología porque ésta ha muerto. Pero, en realidad, tiene tendencia hacia la derecha. Considera que los dirigentes políticos deben ser sustituidos por gerentes o, es más, por máquinas computadoras para tomar decisiones.
En la estética: El rechazo de la nacionalidad y la funcionalidad del arte, el rechazo a la función crítica de las artes. En relación con la literatura, los seguidores del post modernismo han sustentado un criterio determinista: A una situación determinada corresponde una literatura determinada acorde con el tiempo en que se produce. En la situación modernista, han visto factores negativos: La incertidumbre, el escepticismo, la disminución, la discontinuidad, la fragmentación, la crisis. En resumen, la postmodernidad propicia las novelas irónicas con temas cotidianos de tiempos recién pasados. ¿No es este fenómeno un reflejo de la teoría del fin de la Historia adoptada por los seguidores del postmodernismo en épocas de globalización?
Post-modernidad religiosa/ciencia médica
La posmodernidad presenta como rasgos esenciales de esta etapa de la humanidad hay un desencanto social en relación con la religión, la política y la ciencia. La idea de verdad y de progreso es cuestionada. La comunicación y el consumo son factores esenciales para entender nuestra civilización. Las ideas tradicionales dejan de ser referentes válidos y se tiende a la desmitificación de todo. Lo que importa es lo inmediato, el aquí y el ahora del presente. Hay un gran interés por lo alternativo en cualquiera de sus manifestaciones. Lo individual desplaza a los proyectos colectivos, lo cual se aprecia en el culto al cuerpo o los libros de autoayuda. La posmodernidad es una crítica de la modernidad, de sus valores y principios. Como propuesta alternativa presenta nuevas propuestas: la subjetividad, el multiculturalismo y la pluralidad. Ante estas ideas, hay pensadores que critican el pensamiento posmoderno, al considerarlo un referente decepcionante, sin un proyecto definido e incapaz de afrontar los retos de la humanidad, de guiar el pensamiento o la creación artística.
Como corriente ideológica y tendencia de la civilización, la posmodernidad ha tenido algunos logros destacados: el papel de la clase media y su desarrollo, el aumento de las libertades en occidente y algunos aspectos positivos de la globalización. Por el contrario, tiene rasgos negativos y criticables: la banalización, el consumismo, la pérdida de identidad por la misma globalización, la ausencia de referentes políticos válidos y, en definitiva, la sensación de que el mundo está fragmentado y no hay proyectos estimulantes para orientar a los individuos y a la humanidad en su conjunto. Ante esta situación algo caótica, es lógico que aparezcan propuestas religiosas, sociales y políticas variopintas y, en ocasiones, muy poco fiables.
Es preciso reflexionar, en este contexto postmoderno, sobre algunos aspectos que afectan a todo hombre inmerso en esta crisis, las sociedades contemporáneas están gobernadas por la disociación creciente del universo instrumental y el universo simbólico, de la economía y las culturas, y por el poder cada vez más difuso, en un vacío social y político en aumento, de acciones estratégicas cuya meta no es crear un orden social sino acelerar el cambio, el movimiento, la circulación de capitales, bienes, servicios, informaciones. ¿Quién no conoció las primeras experiencias alarmantes que se producen durante los años iniciales de la infancia? De pronto se le declaraba a uno enfermo, bajo la supervisión de los padres, y esa mañana no le permitían levantarse. Durante los años subsiguientes, estas experiencias comienzan a acumularse, de modo que lo que va quedándole a uno claro es que lo extraño no es tanto la enfermedad, como el milagro de la salud.
Esto da motivo para inscribir la situación científico-teórica y la situación práctica dentro de un contexto más amplio: el de la sociedad modelada por la ciencia post-moderna. También desencadena la pregunta acerca de ¿cómo uno debe orientarse en su vida práctica respecto a la enfermedad y de la salud? Es indudable que en la experiencia de la salud y de la enfermedad asoma parte de una problemática general que no puede referirse sólo a la posición especial de la ciencia médica dentro de las ciencias naturales modernas.
Con esto, el tema, se desplaza hacia un contexto muy amplio que desde la aparición de la ciencia moderna y el establecimiento de su tensión con el acervo de experiencias de la humanidad, constituye, en el fondo, un deber común a todos. El hombre vive en un medio cada vez más modificado por la ciencia-un medio al que apenas se atreve a llamar naturaleza- y, por otra parte, en una sociedad moldeada por la cultura científica de la Edad moderna, a la cual debe acomodarse. Hay diversidad de prescripciones y de reglamentos que establecen una creciente burocratización de la vida. ¿Cómo no perder el coraje para modelar la propia vida?
Es muy elocuente el hecho de que en la progresista civilización técnica de nuestros días haya debido inventarse una expresión como "calidad de vida", que pretende describir lo que se ha sufrido entre tanto. Lo cierto es que uno de los temas más antiguos en la vida del hombre lo constituye la cuestión de que cada uno debe "elevar" su propia vida y debe preguntarse cómo hacerlo. Esto se da allí donde el cuidado de la salud es regido por ritos religiosos, dominados por ciertas figuras y grupos sociales importantes.
Al respecto, expresa Gadamer (1996), la cultura científica de la Port-Modernidad, ha conducido a formas de vida que automatizan, en gran medida la existencia del individuo. ¿Qué posibilidades tenemos, entonces, cuando se trata de la salud? Nos preguntamos ¿por qué ha aumentado la angustia en nuestro mundo actual? ¿A qué se debe esta situación? Se considera que el tipo de conocimientos y de certezas que nos ha brindado la ciencia, por medio de la experimentación y del control, ha incrementado las necesidades de seguridad del ser humano.
Por otra parte, nuestro verdadero punto de apoyo no es la esperanza sino el sufrimiento del desgarramiento, como el universo de la objetivación y las técnicas se degrada en puro mercado, mientras que el universo de las identidades culturales se encierra en la obsesión comunitaria, el ser particular, el individuo, que es cada uno o cada uno de nosotros, sufre al ser desgarrado, al sentir que su mundo vivido está tan descompuesto como el orden institucional o la representación misma del mundo.
En las últimas décadas -sobre todo a partir de Foucault-, el concepto de enfermedad se ha convertido otra vez en un problema, desde el punto de vista sociopolítico. Es innegable que una conciencia social normativa y el correspondiente comportamiento de la sociedad entera siempre contribuyen a definir un concepto de enfermedad de esta naturaleza y lo tornan problemático.
También los conceptos de salud y de enfermedad describen fenómenos vitales: aspectos de un aumento y una disminución de la vitalidad que acompañan a las crecientes y bajantes de nuestra sensación de vida. Se considera que la salud se encuentra siempre dentro de un horizonte de perturbaciones y amenazas. Al decir de Touraine (1998), desgarramiento personal, pérdida de identidad a la que nos resistimos dando tanta importancia a la autoestima, el autodesarrollo -a la autonomía, en una palabra- nos impulsa, en primer lugar, a tratar de aliviar el sufrimiento del individuo desgarrado; dado que éste no puede ya apelar a un Dios creador, una naturaleza auto organizada o una sociedad racional.
Las teorías económicas no son meros diseños o estrategias técnicas. Son, sin lugar a dudas, la expresión de concepciones éticas que afectan en su totalidad a la vida humana, a los lazos sociales, y muy especialmente a las relaciones de poder. Quizás una de las características más sobresalientes de las patologías psíquicas nuevas, la constituye la constatación en ellas de una relación es-trecha entre los rasgos subjetivos que presentan con las manifestaciones dominantes de la cultura y la vida social actual, lo cual hace que las personas puedan ser percibidas como verdaderos "paradigmas de lo social". Patologías caracterizadas por un malestar proveniente del peso represivo que ejercían sobre nosotros las prohibiciones, la ley; vivimos hoy una patología inversa, la de la imposible formación de un Yo, ya esté sumergido en la cultura de masas o encerrado en comunidades autoritarias.
Desde un punto de vista personal, observamos que estamos asistiendo al surgimiento de nuevos rasgos en los comportamientos de la cultura, de modalidades novedosas en los vínculos humanos, de formas de sociabilidad que cuestionan aspectos claves del lazo social, de transformaciones en el Estado que han modificado profundamente la organización de los ámbitos de lo público y lo privado, los nuevos dinamismos  de la política que cuestionan los sentidos tradicionales de la representación y aun de los criterios de la democracia. Esta nueva situación constituye el centro de las transformaciones que sufre en la actualidad todo el campo de la salud mental.
Para Touraine, el sufrimiento individual es la principal fuerza de resistencia al desgarramiento del mundo des modernizado. Y es lógico y esperable que así suceda, ya que el conjunto de estas nuevas situaciones no transita sólo por los espacios de la organización del Estado, de la política o de la vida económica, sino que atraviesan centralmente la cultura y se reflejan en la subjetividad singular de cada uno de nosotros, producen rasgos nuevos en la subjetividad y modifican aspectos esenciales de la individualidad, y ambas dimensiones se manifiestan en las conductas concretas de los hombres.
La posmodernidad, en concreto, se coloca el acento en la crisis de la Razón instrumental como articuladora única (hegemónica) del proceso de apropiación del mundo natural y de explicación del mundo social. Frente al razonamiento diádico y excluyente, la posmodernidad introduce el principio de ambivalencia y de inconmesurabilidad del mundo. Bajo estas premisas, la Razón deviene un articulador discursivo más, en horizonte de opciones posibles para sujetos y actores. Al mismo tiempo, este desencanto abre cauces, como señala Lechner, para pensar la pluralidad y ponderar la creatividad e imaginación social y culturalmente hablando.
La posmodernidad construye un discurso que critica los holismos científicos, sociales y culturales para permitir la emergencia de una suerte de pluralismo reflejado en las retóricas y políticas de la identidad, de la diferencia y del derecho a tener derechos, que va configurando la formación de un humanismo “de lo otro” como contenido ético básico de la sociedad global. La limitación de la mirada posmodernista consiste, según Lechner, en que no da salidas en el terreno de lo político-institucional; no permite pensar el problema del orden y de la vida colectiva. En este sentido, la democracia tiene como uno de sus más importantes retos representar tal diversidad. El Estado-nación pierde la consistencia que antaño se le otorgó, por ello es necesario repensar un nuevo formato político-institucional, más aún en el tiempo de la globalización, en donde las fronteras que separan lo propio y lo ajeno se vuelven más difusas.
Frente al carácter coactivo de la Razón, la ley y la ciencia en la modernidad, el pensamiento posmoderno, sin renunciar a la importancia de esas narrativas, otorga un rol más activo a individuos y actores sociales al relevar el carácter reflexivo y situado de sus interpretaciones e intervenciones sobre lo que sucede en el mundo. La noción de sociedad global del riesgo designa con claridad la tensión derivada de la sociedad programada y los riesgos que han sido construidos a través de ella.
La posmodernidad da cuenta, a todas estas,  de las mutaciones en la cognitividad, en la racionalidad, así como en la acción de individuos, actores sociales y políticos, e instituciones frente a problemas que antes eran de los expertos y que hoy imputan a todos. El problema consiste en cómo articular la explosión de identidades y prácticas en una realidad fragmentada con un orden social y político. En este aspecto, Lechner emparenta el posmodernismo con el anarquismo, pues ambos ofrecen herramientas para el cuestionamiento de lo dado pero no para la construcción de la vida en común.
Al destacar el carácter pluralmente irreductible, contingente y fragmentado del mundo, el pensamiento posfundamento ha realimentado la reflexión sobre la diversidad, lo marginal o lo irracional como partes del rompecabezas comprensivo del mundo. La posmodernidad, como horizonte reflexivo, revela el carácter horizontal de las redes de conceptos que configuran nuestros marcos comprensivos del mundo. Aquí se encuentra uno de los aspectos más fecundos de la obra de Lechner: la revaloración de las subjetividades para la reflexión.
El mundo no es solo materialidad, también se nutre de expectativas, sentimientos, pasiones y valores de los sujetos. La esperanza de construir una vida buena o mejor está presente activamente en la acción de los individuos y de los sentidos que le otorgan. La diferencia con la fe anterior es que ese futuro ya no está pre-escrito, sino que permanece abierto y se construye gracias a la acción humana. La historia, muy lejos de lo que afirma Francis Fukuyama, no ha llegado a su fin.
Un punto final es el papel de los intelectuales. Como sabemos, la legitimidad social que alcanzó el sujeto de ideas como oráculo, guía o faro de la sociedad hoy está erosionada. La importancia que asumió estaba en relación directa con el Estado-nacional, y de este modo se constituía en la encarnación espiritual del “pueblo”, de la identidad nacional. Pero ahora, cuando precisamente esa estructura institucional está en crisis, el papel del intelectual debe ser re-pensado, también por los mismos intelectuales. Si antes reflexionaba sobre la pretendida homogeneidad como realidad o como aspiración, en la actualidad el pensamiento debe erigirse sobre la heterogeneidad y, desde ella, edificar sus propuestas de socialidad, de constitución de la vida en común.

La Transmodernidad
 La transmodernidad, es la vuelta a un metarrelato y la globalización. Este fenómeno, es considerado como el gran referente que marca la ruptura con la postmodernidad y da pasó a un nuevo fenómeno totalizante y totalizado debido a  que todo lo fragmentado, la atomización de relatos contextualizados son envueltos bajo un mismo manto, englobados bajo la globalización.
Es por ello, que se considera que la transmodernidad es el mundo de lo virtual, de la ficción, una copia que suplanta al modelo. Es un intento de abrirse paso frente a los desafíos de nuestra época sin renunciar a los proyectos ilustrados; según (León, 2006) menciona,   que lo  engloba el término es un intento por definir la realidad de hoy en día, tomando en cuenta que lo Post es un fenómeno anterior.
En éste orden de idea, el  prefijo «trans» connota no sólo los aspectos de transformación, sino también la necesaria transcendencia de la crisis de la modernidad, retomando sus retos pendientes, tanto éticos y políticos (igualdad, justicia, libertad, etc.), pero asumiendo las críticas postmodernas. Considerando lo trans según Belausteguigoitia reconoce un nuevo campo epistemológico. Es decir, lo trans es la palabra importante que hay que entender. Lo trans  es un “más allá de”. Con lo trans se genera otro territorio. No se pasa una frontera sino que se transgrede. Una frontera se le cruza o atraviesa, se la transforma, o se le supera. En otras palabras, los contenidos de esos espacios, de esos cuerpos que se atraviesan quedan transgredidos y afectados.
En este sentido,  lo trans aplaza o desplaza; es decir, se cambia la perspectiva del sujeto y su relación con el objeto. Este genera un campo de existencia de algo complejo. Lo trans tiene que ver con la posibilidad de penetrar los límites y transformar los contenidos. En este proceso de superar los límites y los contenidos, se crea lo transdisciplinario, o la transmodernidad, donde se crea el pensamiento de hombre, mujer o cualquier género.
Asimismo la transmodernidad, si es considerada como una corriente evolutiva, debe reportar beneficios para las naciones con los descubrimientos científicos y el desarrollo de la tecnología; teniendo claridad respecto de que la globalización que, en teoría, propugna la existencia de un solo bloque mundial está formando, en la práctica, bloques antagónicos que recurren a la lucha comercial para conquistar a los mercados y para preservar los mercados cautivos.
Transmodernidad y su filosofía
Bajo esta perspectiva, se puede decir, que se debiera pensar en una filosofía moral que propicie la humanización de los procesos manejados  en la producción de bienes y servicios; humanizar la competencia entre las naciones hegemónicas provocativas de luchas por el dominio de los mercados mundiales: Una filosofía que restaure la actitud moral a partir de los problemas confrontados por las naciones de economías subalternas y de todas sus secuelas. Entre éstas secuelas, las desigualdades económicas excesivas en sus estratos sociales y, como consecuencia, la provocación de violencia y de guerras internas.
De este modo,  esta filosofía no debiera ser producto del pensamiento aislado de un filósofo o de una nación; en esta era de la globalización, debiera idearse una corriente de pensamiento para un bloque globalizado de naciones de economías subalternas y culturas influenciadas por países extranjeros, incluirse a las naciones latinoamericanas en general y, en particular a las de pequeñas economías, y para concretar el objetivo, debiera organizarse congresos de aplicación práctica. Rodríguez Magda discrepa claramente de Dussel en su concepto de transmodernidad reconociendo que su propia propuesta teórica corresponde a una concepción del primer mundo, de ese mundo globalizado y que ella lo caracteriza como vacío.

Definiciones y Críticas De Transmodernidad según autores
Es por ello, que la transmodernidad es el nuevo paradigma del primer mundo, sofisticado. Lo que nos dice Dussel, es muy diferente. Sin embargo, este autor no hace alusión a Rodríguez Magda, ni siquiera referencias discretas; más bien se refiere a los filósofos mayores de Europa como Habermas. Sin duda aquí se encuentra también Rodríguez Magda como filósofa que toma las ideas de estos pensadores. Dussel propone un claro proyecto de quiebre con el eurocentrismo y el discurso totalizante de la Modernidad/Postmodernidad, y nos plantea una visión desde el excluido. Dussel nos dice que el punto de partida al que se refiere tiene tras sí un hecho con relevancia ética.


POSTURA DE ENRIQUE DUSSEL
Dussel viene trabajando esta propuesta mundial desde hace mucho tiempo, aproximadamente desde el año 1965. La transmodernidad no es un estado de la cultura actual, no es una continuidad de la postmodernidad ni parte de la tríada dialéctica de la que habla Rodríguez Magda; tampoco es una especie de  cultura  idéntica a otras ni un término imponente como lo expresa anteriormente. La transmodernidad es un proyecto que va por fuera de la modernidad y de la postmodernidad, es un proyecto paralelo que surgiría fuera de Europa y de Estados Unidos, oponiéndose así al carácter totalizante que tiene el proyecto moderno europeo.
 A diferencia de Rodríguez Magda, Dussel realiza un planteamiento mucho más historicista del término, y a juicio nuestro, mucho más cercano a nuestra realidad, debido a que la  idea de transmodernidad significa ver y analizar los fenómenos de manera mundial, desde el sistema-mundo, y no solamente desde categorías intraeuropeas y eurocéntricas.
Cabe señalar, que el cambio de transmodernidad exigirá una nueva interpretación de todo el fenómeno de la modernidad, para poder contar con momentos que nunca estuvieron incorporados a la modernidad europea, y que busca lo mejor de la modernidad europea y norteamericana que se globaliza, afirmará desde afuera de ella, componentes esenciales de sus propias culturas excluidas, para desarrollar una nueva civilización futura, la del siglo XXI (Dussel, 2001).
Lo que hay detrás de la posición de Dussel es un esfuerzo por interpretar de manera no eurocéntrica la historia, y plantear un proyecto a futuro, utópico, un planteamiento de diálogos interculturales simétricos. La idea de transmodernidad lleva consigo el propósito de resurgir lo propio de cada cultura, aquello que dejó de lado el proyecto moderno por ser inconmensurablemente disímil a su propia ideología. Sobre la basa  de lo  antes expuesto, cada cultura en particular debe entenderse como una cultura única que corresponde a características  muy particulares, debido a que  estas son opuestas a sus propias creencias.
En esta misma  dirección, Europa comenzó a ser centro del mercado mundial y extender por ello el sistema mundo a todo el planeta  desde la revolución industrial; que en el plano cultural produce los fenómenos de la ilustración. En este sentido podemos apreciar que Europa en un periodo de (doscientos años), se convierte en un icono para el resto de las culturas que no logran en ese tiempo asumir un desarrollo similar, pero es muy corto plazo para profundizar las culturas universales y similares , como : China, Japón, Vitnamita, Corea, entre otros.
La transmodernidad se propone ver desde el otro los fenómenos y discursos hegemónicos que se producen y se enuncian desde el centro. Desde la cultura europea-estadounidense, las otras culturas que son asimétricas tanto en el aspecto económico, militar, político, científico como tecnológico, guardan en sí una alteridad con respecto a la modernidad europea, con la cual se han interrelacionado y convivido, y han aprendido, a la vez, a responder a su manera a los desafíos  (Dussel, 2005). El mismo nos dice que estas culturas sólo están en un proceso de letargo, y que en la actualidad comenzarían a despertar; estando en un proceso de pleno renacimiento buscando caminos nuevos para su próximo futuro.
Cabe considerar, que a  diferencia de Rodríguez Magda, Dussel plantea que las culturas exteriores a la occidental, por no ser modernas tampoco pueden caer en la categoría de postmodernas. Son pre modernos (más antiguas que la modernidad), conviven con ella y a futuro serán transmoderno. Dussel nos dirá entonces que las culturas, por ejemplo la china (en la cual centra principalmente sus ejemplos), no podrán caer nunca en las categorías del postmodernismo occidental, Al contrario, partiendo desde sus propias raíces, tendrán su desenvolvimiento propio, entonces la transmodernidad es,  un proyecto mundial, historicista y cultural que mira desde un otro, capaz de tener voz ante el discurso hegemónico occidental, es decir un diálogo entre culturas.
Según, Jean Baudrillard ha descrito magistralmente toda esta escenografía de lo trans. Según su percepción “todos somos transexuales, en tanto el cuerpo sexuado está abocado hoy a una suerte de destino artificial  Lo social se convierte en su propia puesta en escena mediática: “estamos en la transpolítica, es decir en el grado cero de lo político, que es también el de su reproducción y de su simulación indefinida”. La semiurgia de las cosas a través de la publicidad, los media y las imágenes comportaría una transestética, vértigo ecléctico de las formas. “El sistema funciona menos por la plusvalía de la mercancía que por la plusvalía estética del signo”.
            De esta manera,  la glasnost (transparencia) marcó la caída de la perestroika, el deshielo del régimen soviético y el fin de la política de bloques, esa misma metáfora de transparencia ejemplifica hoy un mundo que desea ser imagen, instantánea presencia en la pantalla, holograma translúcido y transferible. Un mundo transaccional cuyo modelo de legitimación no es la autoridad, sino el contrato, la negociación para el ámbito político, financiero o social, criterio que avala tanto el talante democrático cuanto el dinamismo económico.
Cabe destacar, que no se trata de un mero juego de palabras, de la aleatoria frecuencia de un prefijo sin mayores consecuencias. Su apabullante presencia en aquellos calificativos con los que pretendemos describir nuestro presente es el aviso de una diferente configuración epistemológica, de una serie de desplazamientos epistémicos generadores de un nuevo paradigma. Nos empeñamos en pensar política y éticamente con nociones modernas, repetimos cultural y estéticamente los tópicos postmodernos, reflexionamos sobre la globalización con la perplejidad de este ir y venir entre ambos paradigmas fenecidos. La realidad es ya otra, urge un pensamiento transmoderno, es necesario, si queremos comprender lo que está ocurriendo, pensar la Globalización con el paradigma de la Transmodernidad.
Es por ello, que la Transmodernidad se nos parece síntesis dialéctica de la tesis moderna y la antítesis postmoderna, bien cierto que al modo light, híbrido y virtual propio de los tiempos. Irónicamente, frente a las pretensiones hegelianas, no como un acrecentamiento del Absoluto, sino constituyendo su vaciamiento omnipresente; no como verdadera realidad, sino virtualidad real; abandona la estructura piramidal y arborescente del Sistema, para adoptar el modelo reticular de la excrecencia replicante. Obviamente, la globalidad no es el Espíritu, ni el pensamiento único la Razón Absoluta, pero precisamente la síntesis, para serlo, debía recoger a la vez la positividad moderna y el vacío postmoderno, el anhelo de unidad del primero y la fragmentación del segundo. Henos aquí en una totalización suma de contingencias, que olvida el Fundamento y la Definición, convirtiéndose en cristalografía proliferante. La característica de la trasmodernidad son:  Nuevo paradigma, Diversidad cultural, Pensamiento único, Nueva economía, y Proyectos a futuro (cibernético).


Cuadro comparativo de la modernidad, posmodernidad y transmodernidad

MODERNIDAD
POSTMODERNIDAD
TRANSMODERNIDAD
Realidad
Simulacro
Virtualidad
Presencia
Ausencia
Tele presencia
Homogeneidad
Heterogeneidad
Diversidad
Centramiento
Dispersión
Red
Temporalidad
Fin de la historia
Instantaneidad
Razón
Deconstrucción
Pensamiento único
Conocimiento
Antifundamentalismo escéptico
Información
Nacional
Postnacional
Transnacional
Global
Local
Global
Imperialismo
Postcolonialismo
Cosmopolitismo transgénico
Cultura
Multicultural
Transcultural
Fin
Juego
Estrategia
Jerarquía
Anarquía
Caos integrado
Innovación
Seguridad
Sociedad de riesgo
Economía industrial
Economía postindustrial
Nueva economía
Territorio
Extraterritorialidad
Ubicuo transfronterizo
Ciudad
Barrios periféricos
Mega ciudad
Pueblo/clase
Individuo
Chat
Actividad
Agotamiento
Conectividad estática
Público
Privado
Obscenidad de la intimidad
Esfuerzo
Hedonismo
Individualismo solidario
Espíritu
Cuerpo
Cyborg
Átomo
Cuanto
Bit
Sexo
Erotismo
Cibersexo
Masculino
Femenino
Transexual
Alta cultura
Cultura de masas
Cultura de masas personalizada
Vanguardia
Postvanguardia
Transvanguardia
Oralidad
Escritura
Pantalla
Obra
Texto
Hipertexto
Narrativo
Visual
Multimedia
Cine
Televisión
Ordenador
Prensa
Mass-media
Internet
Galaxia Gutenberg
Galaxia McLuhan
Galaxia Microsoft
Progreso/futuro
Revival pasado
Final Fantasy






















































Al observar,  las tres columnas, la primera predominan los principios bien definidos que tienden a la cohesión, la unidad, la afirmación, a un pensamiento fuerte. La segunda se ordena generalmente como antítesis: disgregación, multiplicidad, negación, pensamiento débil. La tercera suele mantener el ímpetu definidor de la primera pero despojado de su fundamento: al incorporar su negación, resuelve el tercer momento en una especie de clausura especular.




Evolución del término Paradigma 

Dado el carácter histórico y social del lenguaje, las palabras, y por ende todos los elementos que componen el acervo léxico de una cultura, son depositarias del dinamismo y adaptabilidad que refleja el progreso de los hablantes y demás usuarios de una lengua. Por ello, es muy poco probable que hoy en día un determinado término esté sometido a las restricciones que predominaron durante el período en que fue usado por vez primera. Tal es el caso del vocablo paradigma, el cual ha alcanzado un grado tal de madurez que lo ha convertido en una de las palabras de mayor trascendencia en el habla de los cultivadores del hacer científico. En esta parte del trabajo se hará referencia a la evolución histórica que ha tenido esta palabra, desde que fue usada primigeniamente por los griegos hasta la época actual cuando, gracias a la obra del físico y filósofo norteamericano de la ciencia Thomas S. Kuhn, adquiere una notable relevancia en el ámbito de la epistemología y la sociología del quehacer científico. 
Para la revisión del proceso de evolución histórica del término paradigma y su posicionamiento actual en el vocabulario de quienes se interesan por los asuntos propios de la ciencia y su filosofía y por las prácticas de sus protagonistas, es decir, los científicos, se hará la transposición del esquema que Michel Serres* (1968, citado por Li Carrillo, 1981, p. 78) ha propuesto para el estudio de los conceptos matemáticos. Serres afirma que en la evolución de dichos conceptos es posible identificar tres edades:
La edad de aparición, la edad de reactivación y la edad de recurrencia. La edad de aparición corresponde a la época de nacimiento del concepto, a su génesis en el tiempo histórico; la edad de ractivación, al momento de inserción del concepto dentro de un sistema "que le da un nuevo sentido"; y la edad de recurrencia, a la etapa actual donde se revela "la potencia de fecundidad" del concepto, su valor y su eficacia en el trabajo científico efectivo. "Con respecto de la historia ordinaria, cronológica, es la primera edad la que cuenta; con respecto de la verdad de la sincronía del sistema, es la segunda; y con respecto de la diacronía completa de las matemáticas, es evidentemente la tercera" (Li Carrillo, 1981, pp. 78-79) (Las comillas fueron introducidas por Li Carrillo para distinguir lo tomado textualmente por él a partir de la obra de Serres). 
Para la aplicación del Esquema de Serres en el estudio del vocablo paradigma que se propone: (a) asociar la edad de aparición con el uso primigenio que Platón hace de este término; (b) vincular la edad de reactivación con su inserción en la Sociología por parte de Merton y Parsons; y, (c) considerar como edad de recurrencia, el período que se inicia a partir de la relevancia que alcanza el vocablo como consecuencia de la publicación del libro de T. S. Kuhn, La Estructura de las Revoluciones Científicas, en 1962. 
La Edad de Aparición del vocablo podría ubicarse rastreando su etimología. Paradigma proviene del griego paradigma (que significa ejemplo o, mejor aún, modelo o patrón); originalmente, Platón utilizó esta expresión para designar un instrumento de mediación entre la realidad y su ideación. En efecto, como lo expone Vassallo (1977), uno de los problemas que transita toda la obra de Platón es el que se refiere a la relación entre el Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible o Mundo de las Cosas; sostiene Vassallo que:
Estas ideas, estas formas o esencias reales constituyen un mundo "inteligible", es decir, sólo accesible a la razón, al "logos"; mundo inteligible que no sólo es exterior al sujeto cognoscente, sino que existe "separado" también del mundo de las cosas sensibles, trascendente a ellas y por sí subsistente. Inmateriales, permanentes y eternas, ellas es el principio de las cualidades de las cosas sometidas al flujo del devenir, del mundo de lo sensible e impermanente (Vassallo, 1977; XVIII-XIX). 
El reto platónico consiste en exhibir el vínculo entre ese mundo inteligible, conceptual, ideativo y el sensible, el material. Platón ofrece tres posibles soluciones: (a) participación, la Idea como propiedad intrínseca de la cosa: todo lo bello participa de la Idea de Belleza; (b) presencia, como cualidad circunstancial de la cosa: la Sabrosura de la fruta se extingue cuando ésta es definitivamente consumida; (c) imitación, entre las Ideas y las cosas en que resplandecen sus cualidades se da una relación análoga a la existente entre el modelo y su imagen "las cosas sensibles tienden a ser ´como´ lo inteligible, ´semejantes´ a lo inteligible (Vassallo, 1977, p. XXV). Es en esta solución por imitación, con la cual aspira explicar el asunto de la relación entre el Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible, donde Platón hace uso del término.
En la versión platónica, un paradigma constituye no un simple modelo, a modo de "copia", "patrón" o "muestra" de algo que es real, sino, mucho más que eso: un paradigma es un modelo ejemplar, es decir, perfecto de tal modo que se ha de considerar digno de ser seguido e imitado (José Ferrater Mora , 1994, Pp. 2691-2693)
Este último es el mismo significado que se le atribuye en el contexto de la gramática; en este caso, con la expresión paradigma se alude a un Conjunto de formas flexivas que toma una unidad léxica, o conjunto de unidades léxicas que pueden aparecer y ser intercambiables entre sí en un determinado contexto; en la gramática tradicional se utiliza este término para designar al conjunto de formas flexivas que toman las palabras que presentan flexión, es decir, variaciones o cambios en su forma que indican tanto sus relaciones con las demás palabras, como sus diferentes significaciones; como ejemplificaciones de esto se pueden mencionar: a) la conjugación en el verbo; b) la declinación en sustantivos, pronombres y adjetivos en las lenguas que presentan la categoría de caso. Así: -ré, -rás, -rá, -remos, -réis, -rán constituyen el paradigma del futuro de indicativo de cualquier conjugación. Por ello, en este ámbito, se pueden considerar como paradigmas a los ejemplares que se utilizan como modelos en la conjugación de los verbos, como lo es el caso del verbo amar cuya conjugación en todos los modos y tiempos sirve como modelo ejemplarizante para conjugar todos los otros verbos que integran la familia de los verbos regulares de la primera conjugación (ar). 
La Edad de la Reactivación del vocablo paradigma podría ubicarse a partir del momento cuando, desde estos contextos filosófico y lingüístico, el término pasa a ser utilizado en el ámbito sociológico. Robert Merton y Talcott Parsons (Strimska, 1981) son quienes comienzan a utilizarlo para referirse a sus teorías acerca de los mecanismos de la acción social y los principios organizativos que subyacen en las estructuras sociales. En este caso, al vocablo le son incorporadas otras connotaciones que contribuyen a ampliar su significado original. 
La Edad de Recurrencia, tercera etapa en la evolución histórica del término, podría ser ubicada al comienzo de la década de los años sesenta, gracias a la obra de T. S. Kuhn. Quien reconoce la influencia que en su obra tuvieron los trabajos de muchos pensadores dedicados a áreas muy disímiles que "aparentemente carecían de relación con la historia de las ciencias" (p. 10) y entre los cuales destacan:
1. Alexandre Koyré, Émile Mayerson, Hélène Mitxger, Anneliese Maier: Historia de las ideas científicas.
2. Epistemología Genética (Jean Piaget, quien distinguió las etapas del desarrollo intelectual del niño).
3. Psicología de la Percepción (principalmente los trabajos de los investigadores alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka, quienes plantearon que la percepción estaba muy influida por el contexto y la configuración de los elementos percibidos; las partes derivan a menudo su naturaleza y su sentido global, y no pueden entenderse separadas de éste. Más aún, la mera suma de las partes no equivale al todo).
4. Efectos del lenguaje sobre la visión del mundo (B. L. Whort). 
5. Problemas de Filosofía (W. V. O. Quine, conocido por su afirmación de que el modo como el individuo usa el lenguaje determina qué clase de cosas está comprometido a decir que existen 
6. Además de las anteriores, una influencia crucial, aunque no suficientemente reconocida por Kuhn, fue la que recibió del médico judío polaco Ludwik Fleck quien, al padecer los rigores de la crueldad nazista en el Campo de Concentración de Auschwitz, tomó conciencia de que las teorías científicas no son inocentes (Mires, 1996). 
En el Prefacio de su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas, Kuhn (1986, p. 11) escribe que durante su pasantía como Junior Fellow de la Society of Fellows de la Universidad de Harvard, descubrió: La monografía casi desconocida  de Ludwik Fleck, Entstehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen Tatsache (Basilea, 1935), un ensayo que anticipaba muchas de mis propias ideas... la obra de Fleck me hizo comprender que esas ideas podían necesitar ser establecidas en la sociología de la comunidad científica. (Kuhn, 1986, Pp. 11-12).
En opinión de Mires (1996), Ludwik Fleck, como antecesor de Kuhn, ha sido "injustamente olvidado" (p. 157), de allí que, por considerar que resulta pertinente, seguidamente se expondrán algunos de los planteamientos de este autor que, en algunos casos, contrastan con conceptos kuhnnianos y en otros han sido recogidos por Kuhn (1986) "aunque (como él mismo dice) los lectores descubrieran pocas referencias en el texto a esas obras o conversaciones, estoy en deuda con ellas en muchos más aspectos de los que puedo recordar o evaluar hoy [esto último refiriéndose no sólo al trabajo de Fleck, sino también al de los otros autores, Koyré, Piaget, Whort, Quine, entre otros (Kuhn, 1986, Pp. 11-12).

Tentativas para aclarar el significado del término Paradigma

Desde que Kuhn publicara, en 1962, la primera edición de su célebre obra ERC, varias han sido las tentativas para clarificar el sentido y significado del término paradigma para reducir así su polisemia, ampliamente señalada y asumida por el propio Kuhn en el Postscritum que hiciera para la segunda edición, el cual amplió en su texto Mis Segundos Pensamientos sobre Paradigmas (Kuhn, 1981).

La complejidad
La complejidad generalmente refiere a dos situaciones bien concretas. Por un lado, al conjunto de características de lo que se encuentra conformado por muchos elementos se lo designa con la palabra complejidad.
 El mejor ejemplo que podemos dar para entender esta referencia es la del rompecabezas, el hecho que esté compuesto por varias piezas, mil en algunos casos muy sofisticados que se pueden hallar en el mercado, es lo que le otorgará al juego la complejidad que mencionábamos. Y por otro lado, cuando una determinada cuestión que se nos presenta, por ejemplo, un ejercicio o una situación, se caracteriza por su dificultad y calidad de difícil y complicado. También se suele usar el término complejidad para referirse a la mencionada cuestión
En tanto, la palabra complejidad, por estos días cuenta con una gran popularidad debido a que suele ser continuamente aplicada en el lenguaje corriente para referirse a cualquier tipo de fallo, imponderable o negligencia que se nos presenta en la realización de nuestras actividades cotidianas. Es decir, la complejidad está plenamente asociada a la palabra problema y quizás la razón de esto la encontremos en que casi siempre cuando un problema nos invade la atención, seguramente, para darle solución nos enfrentemos a la elección de entre varias soluciones variables y heterogéneas, hecho que remite a percibir varios elementos interrelacionados entre sí y que nos sitúa casi en un mismo contexto como el descripto en la primera definición de complejidad.
Por otro lado y casi de la mano de la complejidad podríamos decir, el ser humano de hoy en día se encuentra y enfrenta con diferentes elementos, herramientas y servicios que le permiten, en mayor o menor medida, reducir al máximo la complejidad, entendida como dificultad claro está, que se les pueda presentar en algún aspecto de sus vidas. Es decir, si encuentro difícil resolver un tema matemático, entonces puedo acudir a un profesor para comprenderlo y solucionada la complejidad, o si por ejemplo no puedo resolver yo misma la decoración de mi casa, puedo consultar revistas especializadas al respecto que ofrecen distintas alternativas de decoración o bien contratar a un experto en la materia como ser un decorador.

La complejidad según varios términos
Complejidad
ü  Para otros usos de este término, véase Complejidad (desambiguación).
Presentación de las disciplinas y especialidades más importantes en materia de complejidad Ilustración metafórica de la complejidad.
ü  Complejidad es la cualidad de lo que está compuesto de diversos elementos interrelacionadas. Por un lado, en términos coloquiales, la palabra complejidad tiende a ser utilizada para caracterizar un conjunto intrincado y difícil de comprender ("complicado"). Por el otro lado, se refiere a un sistema complejo, que es un sistema compuesto de partes interrelacionadas que como un conjunto exhiben propiedades y comportamientos no evidentes a partir de la suma de las partes individuales. Un sistema complejo normalmente no es complicado, lo que permite estudiarlo y, una vez entendido, se encuentran mecanismos muy simples que producen complejidad.
ü  La complejidad es una noción utilizada en diferentes campos tales como la filosofía y la epistemología (consultar obras de Anthony Wilden y de Edgar Morin ), así como también la física, la biología (consultar obras de Henri Atlan), la sociología, la informática, la matemática, y también las llamadas ciencias de la información y de la comunicación o TIC. La definición de "complejidad", por cierto, tiene importantes sesgos diferenciadores según el dominio en consideración.
ü  Desde un punto de vista etimológico, la palabra complejidad es de origen latino, proviene de complectere, cuya raíz plectere significa trenzar, enlazar. El agregado del prefijo “com” añade el sentido de la dualidad de dos elementos opuestos que se enlazan íntimamente, pero sin anular su dualidad. De allí que “complectere” se utilice tanto para referirse al combate entre dos guerreros, como al entrelazamiento de dos amantes. La complejidad y sus implicaciones son las bases del denominado pensamiento complejo de Edgar Morín.

Complejidad de Kolmogorov
Esta teoría define  la complejidad de Kolmogórov  un objeto finito por el tamaño del más pequeño programa informático (en sentido teórico) que permite de reproducir ese objeto.
Así por ejemplo, un texto comprensible tiene una complejidad débil, pero también contiene poca información. Es así que los utilitarios generalistas para compresión no pueden comprimir eficazmente archivos totalmente aleatorios (operación por naturaleza imposible), pero sí archivos que se sabe de antemano conllevan cierta redundancia que se traduce en correlaciones.

 La Complejidad Desde El Punto De Vista De La Física
Intuitivamente, un sistema es complejo cuando está compuesto por múltiples ramificaciones (aunque algo con estas características no es forzosamente complejo y complicado, ya que al descomponerlo en partes puede resultar relativamente sencillo de comprender). Dos criterios permiten caracterizar esta noción de una manera más fina y concreta: el número de partes, y la independencia de las partes

La Complejidad En Biología
En el caso de los seres vivos, la complejidad emerge por etapas. Dos grandes principios parecen intervenir de manera repetitiva en este proceso: la yuxtaposición de entidades similares o idénticas, y luego la integración de las mismas en entidades más complejas, donde ellas constituyen sus partes. Georges Chapouthier propuso para esos conjuntos compuestos el término  mosaico vivo. En arte, un mosaico es un conjunto que integra pequeños elementos, las « teselas», que no obstante conservar sus características individuales de forma y color, al integrarse en el todo cobran otra significación. En un mosaico vivo, el « todo» está constituido por capas o divisiones (célula, organismo, comunidad) en donde se deja cierta autonomía de funcionamiento a esas partes. Una concepción similar en mosaico fue propuesta por el lingüista Stéphane Robert en lo referente a la complejidad del lenguaje.

Sistemas Complejos
Es un sistema compuesto de partes interrelacionadas que como un conjunto exhiben propiedades y comportamientos no evidentes a partir de la suma de las partes individuales. Las características de los sistemas complejos (como la interdependencia, la diversidad y la adaptabilidad de los agentes, etc.), desafían los supuestos básicos de las teorías tradicionales. El número y la independencia de las partes.
Un sistema complejo está formado de un gran número de partes. Tomando esta definición en sentido estricto, en realidad todos los sistemas materiales serían complejos, salvo posiblemente las partículas subatómicas, los átomos, los iones, y las moléculas. Pero un sistema puede tener un gran número de partes sin presentar características muy complicadas o rebuscadas, si es el caso por ejemplo que se estudia el movimiento, y se constata que todas sus partes se mueven al unísono, o sea en forma solidaria. La independencia de las partes precisamente excluye el caso señalado, aunque el concepto correspondiente es difícil de definir con precisión.
En la medida que consideremos un sólido como un cuerpo perfectamente rígido, con toda evidencia sus partes no son independientes unas de otras, y con solamente algunas cifras, con sólo algunas variables de estado, podemos caracterizar completamente el estado de movimiento del sólido: posición del centro de inercia, velocidad de traslación, velocidad de rotación, u otros, y con estas informaciones, el movimiento de cada una de las partículas del sólido queda perfectamente determinado.
Por el contrario, si se considera que el cuerpo no es completamente rígido, se podrían estudiar las vibraciones, y por cierto, los movimientos resultantes de las partículas entonces serían mucho más complicados. Algo similar podría afirmarse de un fluido, aunque obviamente aquí se debiera distinguir entre el movimiento estacionario del fluido y el movimiento turbulento.
Para describir los movimientos de un cuerpo con partes independientes unas de otras, se requiere naturalmente muchas más variables de estado, en teoría un número infinito. Y en este contexto, afirmar que sus partes son independientes, no implica que ellas no interactúen unas con otras, sino solamente que el conocimiento del estado de una de sus partes proporciona muy poca información o ninguna información respecto del estado de las otras partes.
Como podrá observarse, en buena medida hay subjetividad y ambigüedad en la apreciación de este concepto de independencia, y de allí surgen las grandes dificultades que se tienen para definir este concepto en buenos términos. Un sistema mal conocido puede parecer bien complejo, ya que en ese marco se revela como inexplicable, si bien que podría parecer muy simple si solamente se tienen en cuenta observaciones y descripciones superficiales.

Algunos Lineamientos Para Estudiar La Complejidad

    Los sistemas simples son objeto de estudios privilegiados, pues son sistemas que se pueden caracterizar como resultado de una experiencia, y cuyos resultados son reproducibles. Este interés por la simplicidad explica en parte porqué se encuentran, en los libros y laboratorios de física, las mismas geometrías simples analizadas una y otra vez (círculo, esfera, cilindro,...).
En una primera aproximación, puede decirse que los sistemas complejos en realidad son todos los sistemas, pues la complejidad es la regla y la simplicidad la excepción. El conocimiento preciso del estado presente de un sistema complejo trae consigo el problema de la identificación/determinación de los parámetros.
Los sistemas complejos nos dan muchas sorpresas: emergencia (surgimiento, aparición) de propiedades colectivas, auto-organización, números de Feigenbaum en los sistemas caóticos. El Santa Fe Institute, creado en Estados Unidos por varios especialistas en física (y entre ellos Murray Gell-Mann), y cuya denominación significativa es (Institute for multidisciplinary study on complex adaptive systems o Institute for complexity research expanding the boundaries of science), (en español Instituto de estudios multidisciplinarios sobre sistemas complejos adaptativos o Instituto de investigación sobre complejidad para la expansión de las fronteras de la ciencia), sin duda ha tomado el análisis de este tipo de asuntos como su actividad principal.
Para aprehender o captar la complejidad en toda su riqueza, es necesario poner en juego diferentes dominios de conocimientos y diferentes enfoques. Dar cuenta de la complejidad del mundo obviamente parece un objetivo válido para los investigadores. Y Edgar Morin, sociólogo y filósofo, propuso un interesante abordaje de la complejidad en una conferencia que dictó en Francia en 1993 ("Introduction à la complexité" ).
A poco que se analiza la temática de la complejidad, puede notarse la capacidad de este asunto de todo poner a discusión y de todo poner en duda. La complejidad notoriamente es resultado de los efectos entremezclados de muchos parámetros, los que se influencian y potencian unos a otros. No obstante ello, muchos de nuestros abordajes consisten en simplificaciones que aíslan efectos, sin ponerlos en relación unos con otros, lo que notoriamente enlentece y complica el proceso de comprensión en su conjunto del sistema estudiado. Por algo la teoría general de sistemas a veces es llamada sistémica.
Complejidad de lo real, complejidad de lo virtual.
En el mundo real, una parte de la complejidad proviene de la irracionalidad de los actores (y de los diversos resultados de sus decisiones), así como de la multiplicidad de impactos externos en la medida que consideremos sistemas abiertos. En el mundo virtual, dificultades específicas por cierto aparecen: identificación de entidades virtuales; definición de las mismas y establecimiento de sus roles; procedimientos de autentificación, etc.

El Pensamiento Complejo
El pensamiento complejo es una noción utilizada en filosofía y epistemología por autores tales como Anthony Wilden o Edgar Morin, y que también se aplica en física y biología (Henry Atlan), así como en sociología, en informática, y en otras disciplinas. La definición varía significativamente según el área del conocimiento considerada.
Sin embargo, del uso del pensamiento complejo en todas estas disciplinas es el reconocimiento de que la realidad es compleja: no puede contemplarse desde un pensamiento disyuntivo, reduccionista, simplificador y predominantemente acrítico. Se requiere de una visión holística e integrada que vislumbre las distintas perspectivas de un objeto o situación. Desde la óptica psicológica este tipo de pensamiento se conceptualiza como “aquel capaz de profundizar críticamente en la esencia de los fenómenos, jugando con la incertidumbre y concibiendo la organización”
Por su parte, Edgar Morín ve el mundo como un todo indisociable, y propone un abordaje de manera multidisciplinar y multirreferenciada, de manera que se pueda lograr la construcción del pensamiento, contraponiéndose a la causalidad para encarar fenómenos como una totalidad orgánica. Morín hace mención de una situación paradójica: se han adquirido una increíble cantidad de conocimientos sobre el mundo, el universo, y el ser humano, obtenidos primordialmente con el método científico: en nombre de la razón se creyó enterrar mitos y tinieblas. Y sin embargo el error, la ignorancia, la ceguera progresan por todas partes al mismo tiempo que los conocimientos (Morin, 2003).
El pensamiento complejo nos permite contemplar diferentes representaciones de un sistema, al mismo tiempo, (llamado metarrepresentación por Heylighten (1990), con el fin de tener un entendimiento más completo del mismo.
Ante esta situación, se da lugar a la incertidumbre sobre lo que se sabe. Es decir, si el conocimiento existente es reestructurado, somos capaces de generarlo, abandonarlo y recuperarlo. Al respecto, la visión del pensamiento complejo se opone al paradigma de la simplicidad, a la parcelación del saber, puesto que  “un conocimiento mutilado conduce a una práctica mutilante” Lo anterior desencadena en que, la subjetividad y el desequilibrio se hagan presentes, lo que implica que los docentes deben trabajar con sus estudiantes en el desarrollo de un pensamiento complejo, que les permita contemplar epistemológica y holísticamente la realidad, siendo no sólo un observante pasivo, sino participante y constructor de ella.

1. El paradigma de la Complejidad” Edgar Morín fue el propulsor del “nuevo paradigma de la complejidad” El pensamiento de Morín conduce a un modo deconstrucción que aborda el conocimiento como un proceso que es a la vez, biológico, cerebral, espiritual, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico, mientras que la epistemología tradicional asume el conocimiento sólo desde el punto de vista cognitivo. Este nuevo planteamiento tiene enormes consecuencias en el planteamiento de las ciencias, la educación, la cultura, la sociedad.
2. Relación: educación diversidad inclusión exclusión Plantea el concepto de EXCLUSIÓN SOCIAL GRAVE nos referimos a contextos de extrema pobreza, bajo nivel escolar, sin ocupación o trabajo y con formas precarias de auto sustentamiento (trabajo ocasional, mal pagado, al margen de la legalidad), dependencia de drogas, exposición a violencia grave física y psicológica, vida en la calle y de calle, explotación sexual, enfermedades transmitidas por vía sexual, VIH-Sida, desplazamientos y migraciones forzadas, imposibilidad de acceso a los servicios básicos.
3. La perspectiva de la complejidad, en educación, debe crear en las personas competencias y actitudes para asumir y enfrentar la diversidad que asume formas distintas según género, cultura, etnia, lengua, orientación sexual, preferencia sexual o creencia religiosa. “Aprender a convivir” significa desarrollo de la tolerancia, pero más que ello, apertura a lo distinto.
4. Una de las tareas urgentes de la educación es “ayudar al individuo a percibirse como una identidad múltiple, ayudándolo al mismo tiempo a percibir a los otros individuos como identidades también múltiples”.  El  reconocimiento de la diversidad exige también repensar la propia identidad. Necesitamos reconocer nuestra identidad y pertenencia local, pero abiertos a las exigencias de la ciudadanía global.
5.  La epistemología de la complejidad propone una reforma del pensamiento y la educación: tiene como misión integrar contextos diversos que posibiliten la integración de los saberes dispersos. A lo largo del siglo XX el concepto de complejidad se ha integrado prácticamente en todos los ámbitos. Se habla de una realidad compleja, de relaciones complejas de la ciencia de la complejidad, de la teoría de sistemas complejos, del paradigma de la complejidad.
6.  Apuesta por defender un modelo de vida que entiende la libertad como responsabilidad, un modelo de convivencia política orientado hacia la democracia participativa, y la comunidad como forma de proyectarse hacia la globalidad. La ciencia de la complejidad, es orientadora de un modelo de pensamiento y de acción ciudadana.
7. La complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido en conjunto) de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple. En un sentido, la complejidad siempre está relacionada con los sistemas ricamente organizados.
8. Es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple. La complejidad no sería algo definible de manera simple para tomar el lugar de la simplicidad. La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.
9. Las fuentes inspiradoras del concepto de complejidad son la Teoría de Sistemas, la Teoría de la Información, la Cibernética, y el concepto de Auto- organización.
10. La complejidad es, efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Así es que la complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre...
11. El pensamiento complejo está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento. El pensamiento complejo es estrategia y no designa a un programa predeterminado que baste para aplicar sin variación en el tiempo.
12. La estrategia permite, a partir de una decisión inicial, imaginar un cierto número de escenarios para la acción, escenarios que podrán ser modificados según las informaciones que nos lleguen en el curso de la acción. La acción supone complejidad, es decir, la iniciativa, decisión, conciencia de las transformaciones.
13. Necesidad de un nuevo paradigma cognitivo, constructivista, lingüístico, sistémico, complejo y necesidad de nuevos procedimientos asociativos.

Teoría De La Complejidad
La expresión viene del inglés (complexity theory), que designa un nuevo punto de vista sobre la realidad y un emergente método de conocimiento y análisis científicos de ella, surgidos en los años 80 del siglo anterior. Pero es un punto de vista integral, dinámico, en movimiento, que incluye dentro de sus observaciones la observación a sí mismo, de modo que se autocuestiona y es capaz de denunciar sus propias deficiencias y contradicciones.
La teoría de la complejidad es una categoría científica en formación fundada, en gran medida, sobre la teoría del caos  que se aplica a los sistemas complejos de la realidad. La asociación entre las dos teorías se debe a sus planteamientos sobre procesos causales y no lineales y a sus comportamientos no deterministas. Tienen ellas, por tanto, muchos puntos de contacto aunque son diferentes ya que la una plantea el caos y la otra un orden complejo.
Heinz Pagels, Roger Lewin, Edgar Morin, Gaston Bachelard, François Jacob, Michel Serres, M. Michell Waldrop, Iliya Prigogine y otros pensadores y científicos norteamericanos y europeos que la patrocinan sostienen que la teoría de la complejidad es “la ciencia del siglo XXI”.
Ella concibe el movimiento como la forma de existir de la materia y del pensamiento. Las partículas que integran la materia se encuentran en continuo movimiento. Ninguna manifestación de la materia ni del pensamiento está en quietud o en reposo. Tiene una visión integral del mundo del mundo como un todo que atiende los nexos entre los sistemas vivientes. Como bien dice el sociólogo, antropólogo y filósofo francés Edgar Morin, obstinado y pertinaz explorador de la complejidad, “el mundo como un todo está cada vez más presente en cada una de sus partes”. Este es el punto de vista central de la teoría de la complejidad, que descubre en toda su infinita profundidad la complejidad de lo real y que permite asociar en la unidad elementos antagónicos pero complementarios, reconocer la dualidad en el seno de la unidad y ver la cohabitación del orden y el desorden en todas las cosas.
Uno de los que han desarrollado esta teoría es Michell Waldrop en su libro “Complexity: The Emerging Science al the Edge of Order and Chaos” (1994), que sostiene que a cada nivel de complejidad corresponden propiedades completamente diferentes de las cosas y que en cada etapa de su evolución son necesarias nuevas leyes y conceptos.
Para esta teoría la complejidad de todo lo viviente es enorme, hasta el punto que la complejidad del ser humano, de la sociedad, de la Tierra, del cosmos ha obligado a redefiniciones científicas, dentro de las cuales algunos problemas se han declarado “no científicos” mientras que otros, que no han estado en la mira de la ciencia, han pasado a ser sus objetivos importantes. En general, las teorías, ideas, ideologías  en suma: la cultura han tenido que ser repensadas. Y se ha forjado un pensamiento multidimensional capaz de aprehender la complejidad de lo real.
 Por eso Morin, en sus cinco volúmenes de “El Método” publicados entre 1977 y 2002, habló en los albores del tercer milenio de una nueva teoría antropocosmológica y definió al ser humano como un homo complexus, porque es una criatura “sensible, neurótica y delirante” al mismo tiempo que racional. Es racional e irracional y, por tanto, capaz de toda clase de mesuras y desmesuras. Ama y odia, es tierna y violenta, sonríe, ríe y llora. Está compuesta de elementos racionales pero también de elementos afectivos. Es seria y calculadora pero al mismo tiempo “ansiosa, angustiada, gozosa, ebria y extática”. Se pierde por los laberintos del mito, la magia y la hechicería pero es capaz también de introducirse en la filosofía y la ciencia.
Combina el conocimiento científico con la quimera, y la civilización con la barbarie. Se mueve entre el determinismo y la libertad. En su naturaleza alternan el homo sapiens con el homo demens, o sea que en ocasiones la inteligencia se impone sobre la emoción y en otras ocurre el fenómeno inverso. Pero esa complejidad se acrecienta si pensamos, como dice Morin, que “somos la extremidad de un ala cósmica, impulsados en y por una aventura que nos supera. Estamos poseídos por los mitos, los dioses, las ideas; somos sonámbulos casi totales” en un mundo de complejidades insondables.
Lo cual explica que el hombre combine su desarrollo económico con el subdesarrollo ético, psíquico, afectivo y humano que le aqueja. A su alrededor la civilización y la barbarie están a un paso. Somos tribus de bárbaros con energía nuclear.
Morín afirma que la relación entre el individuo y la sociedad de la que forma parte es una relación dialógica e interactiva porque “somos engendrados por la sociedad que engendramos” y porque poseemos ideas y mitos que nos poseen. Dentro de su mirada general  macrocósmica y microcósmica—, la teoría de la complejidad ve a la sociedad humana como un objeto ontológicamente muy intrincado porque envuelve una enorme cantidad de elementos de diversa clase, relacionados entre sí de múltiples maneras, en una suerte de “juego de espejos” en que ellos se reflejan mutuamente.
Fue el sociólogo alemán Niklas Luhmann (1927-1998), en su libro ”Teoría de la Sociedad” (1993), al abordar el tema social desde la perspectiva multidisciplinaria de la teoría general de sistemas, quien incorporó al análisis social la noción de la complejidad. Luhmann afirmó que “la complejidad tiene la forma de una paradoja: la complejidad es la unidad de una multiplicidad”. Y añadió: “la unidad es compleja en la medida en que posee varios elementos y los une mediante relaciones”.
En su obra “The Society of Society” (1997) Luhmann concibió el orden social como un complejo sistema orgánico y psíquico, producto de una gran diversidad de sistemas que operan e interactúan de manera simultánea. A la suya, por eso, se le denominó sociología de la complejidad. Para estudiar los sistemas sociales, Luhmann adoptó el concepto de autopoiesis formulado por el biólogo chileno Humberto Maturana al definir la organización de los organismos vivos, que tienen la capacidad de producir y reproducir por sí propios los elementos que los constituyen y dijo que “los sistemas autopoiéticos son los que producen por sí mismos no sólo sus estructuras, sino también los elementos de que están compuestos”.
Sin embargo, hay pensadores que, sin negar las complicaciones de lo social, atribuyen las dificultades no al objeto social sino al sujeto que lo observa sin la capacidad para comprender su sistema. De donde concluyen que la complejidad es una cuestión subjetiva antes que objetiva.
Ocurre con frecuencia, entonces, que la realidad social sobrepasa los linderos de la complejidad y entra en los dominios del caos. Y no es que el caos no tenga explicación. Con frecuencia la tiene, puesto que en último término obedece a un sistema de causas y efectos, aunque ellos sean en buena medida aún desconocidos por la ciencia. Lo difícil es remediar el desorden catastrófico que frecuentemente asumen los hechos sociales.

Características de la Complejidad

Según Campbell, algunos puntos que pueden mencionarse con respecto a la complejidad son:
-La Complejidad puede ocurrir en sistemas naturales, aquellos diseñados por el hombre e incluso en estructuras sociales.
-Los sistemas dinámicos complejos pueden ser grandes o pequeños; de hecho en algunos sistemas complejos, los elementos grandes y pequeños viven cooperativamente.
-La forma física puede ser regular o irregular.
-Como una regla, entre más grande es el número de partes del sistema, existe mayor probabilidad de ocurrencia de la complejidad.
-La complejidad puede ocurrir en sistemas disipadores (en contacto con su medio ambiente y que se desgastan al operar) o conservadores de energía (como el movimiento planetario).
-Los sistemas no son completamente probabilísticos ni completamente determinísticos; exhiben ambas características.
-Las causas y efectos de los eventos que el sistema experimenta no son proporcionales.
-Las diferentes partes de sistemas complejos están conectadas y afectan una a otra de una manera sinergética.
-Existe feedback positivo y negativo.
-El nivel de complejidad depende de las características del sistema, su medio ambiente, y la naturaleza de las interacciones entre ellos.
-Los sistemas complejos son abiertos, en el sentido de que intercambian materia, energía e información con su medio ambiente.
-Los sistemas complejos tienden a generar procesos irreversibles.
-Los sistemas complejos son dinámicos y no se encuentran en equilibrio.
-Muchos sistemas complejos no son bien comprendidos y frecuentemente generan cambios que sugieren que las relaciones funcionales que los representan no son diferenciables (de fácil solución).
-Existen paradojas como eventos rápidos y lentos, formas regulares e irregulares, y cuerpos orgánicos e inorgánicos en cohabitación.
Campbell también menciona que "Causa y efecto no son proporcionales, un pequeño efecto puede tener consecuencias significativas; por otro lado un gran esfuerzo puede llevar a un pequeño cambio, a lo que los matemáticos llaman a estos eventos no lineales

Los Siete Saberes Necesarios Para La Educación Del Futuro Edgar Morin Interpretación Ilustrada Y Sintetizada Siguiente.

Es necesario aprender a navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza; En tal sentido la educación actual tiene grandes obstáculos para avanzar. Y por eso nuestros esfuerzos por una mejor educación no prosperan. La educación del futuro debe considerar saberes que son normalmente ignorados en la educación actual.
Debemos considerar que el conocimiento es una interpretación limitada de nuestros sentidos: la vista, el oído, el tacto, el olfato. La realidad y su conocimiento sufren una reconstrucción continua a medida que nuestras ideas evolucionan. Hay veces que las ideas pueden convertirse en “dioses de una religión” y nos cerramos a su interpretación a la luz de nuevas ideas. Y así como no hay seres humanos falsos o verdaderos, tampoco hay ideas verdaderas o falsas. Las cegueras del conocimiento: El error y la ilusión
El primer saber: “Los hechos son testarudos, los hombres lo son más aún”. Max Levin Cargamos ideas que creemos que son inmutables, pero no lo son. Debemos abrirnos a nuevas ideas, en conjunto, y no aferrarnos a creer ciegamente en las ideas aceptadas o antiguas.
Por lo tanto fragmentamos nuestro conocimiento en áreas específicas, pero no tenemos la visión del todo. Es necesario tener en cuenta el contexto de los conocimientos para que tengan sentido. El ser humano es complejo y multidimensional porque es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo, racional. Y el conocimiento para que sea pertinente debe reconocerlo. Es necesario enfrentar la complejidad, es decir cuando son inseparables los componentes interdependientes de un todo. El aprendizaje por disciplinas impide ver lo global y lo esencial y diluye la responsabilidad individual en la resolución de problemas. Los principios del conocimiento pertinente.
El segundo saber: “No se puede conocer las partes sin conocer el todo, ni el todo sin conocer las partes”. Blaise Pascal. Debemos desarrollar la inteligencia general para resolver problemas usando el conocimiento de una manera multidimensional, tomando en cuenta la complejidad, el contexto y con una percepción global.
Nos olvidamos que cada individuo posee una identidad que debe ser respetada. Nuestra identidad individual, asociada a nuestra identidad como especie y la identidad social conforman un trinomio propio de la realidad humana. La animalidad y la humanidad constituyen nuestra humana condición y por eso es necesario entender el fenómeno de la hominización. Existe una unidad humana y una diversidad humana al mismo tiempo. Por un lado la unidad de los rasgos biológicos del Homo Sapiens, y por el otro una diversidad psicológica, cultural, social. Comprender lo humano significa entender su unidad en la diversidad y su diversidad en la unidad (Unitas Multiplex). Enseñar la condición humana.
 El tercer saber: “Tenemos los elementos genéticos de nuestra diversidad”. Edgar Morin Somos individuos, especie y sociedad al mismo tiempo.  Debemos entender que el destino de los seres humanos tiene la faceta del destino de la especie humana, del destino individual y el social entrelazada e inseparable y que tenemos un destino y una condición común como ciudadanos de la tierra.
El destino planetario de los seres humanos es una realidad clave, hasta ahora ignorada por la educación. Las sociedades viven aisladas olvidando que habitan en la misma “residencia terrenal”. Destruimos nuestro planeta y a nosotros mismos porque no entendemos la condición humana ni tenemos una conciencia de interdependencia que nos ligue a nuestra tierra y considerarla como la primera y última patria. La identidad terrenal.
El cuarto saber: “El mundo está cada vez más devastado por la incomprensión”. Edgar Morin La indiferencia hacia nuestro pequeño mundo se está agravando con el paso de los años. Debemos enseñar sobre la grave crisis planetaria que marcó el siglo XX mostrando que todos los seres humanos, de ahora en adelante, poseemos los mismos problemas de vida y de muerte, y que compartimos un destino común.
Las ciencias nos han dado muchas certezas, pero también nos han revelado incertidumbre. La incertidumbre histórica, lo inesperado y la inestabilidad es irremediable en la historia humana. Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre cerebro-mental, lógica, racional, psicológica. Nuestra sinceridad no garantiza certidumbre; existen límites para el conocimiento. Es necesario aprender a navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza. Sepamos confiar en lo inesperado y trabajar para lo improbable. Las acciones sólo son predecibles a corto plazo. La ecología de la acción es una apuesta que reconoce riesgos y la estrategia permite modificar o anular cada acción emprendida. Enfrentar las incertidumbres.
 El quinto saber: “Lo esperado no se cumple y para lo inesperado un Dios abre la puerta”. Eurípides La incertidumbre es parte de la vida y debemos aprender que el conocimiento no es más que nuestra idea de la realidad. Se debe desarrollar un pensamiento que reconozca y enfrente la incertidumbre de nuestro tiempo y enseñar principios de estrategia que nos permitan afrontar los riesgos y modificar su desarrollo en virtud de las informaciones en el camino.
El planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos para salir de nuestro estado bárbaro. El estudio de la incomprensión desde sus raíces es una apuesta para la educación por la paz. Nos creemos el centro del mundo y todo lo extraño o lejano es secundario, insignificante o amenazante. La ética de la comprensión es el arte de vivir que nos hace comprender de manera desinteresada, no espera reciprocidad. Ensenar la comprensión.
 El sexto saber: La comunicación sin comprensión se reduce a palabras. La verdadera mundialización llegará cuando seamos capaces de comprendernos. La educación del futuro debe enfocar sus baterías a un cambio de pensamiento encauzado a enseñar a comprender, a tolerar.
La democracia y la política deben estar encaminadas a la solidaridad y la igualdad. La ética no se enseña con lecciones de moral. Es la conciencia de que el humano es individuo y al mismo tiempo es parte de una sociedad y una especie: una triple realidad. La especialización del conocimiento mutila la posibilidad de una mirada global y pertinente y produce regresión democrática. Sólo los expertos deciden la aplicación del conocimiento. La Humanidad es un concepto ético: es lo que debe ser realizado por todos y cada uno. La ética del género humano.
El séptimo saber: La comunidad de destino terrestre nos impone la solidaridad. La educación debe contribuir a una toma de conciencia de nuestra Tierra-Patria y también a que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal.

Siete principios del pensamiento complejo.
1.    El principio sistemático u organizativo: es imposible conocer las partes sin conocer el todo y viceversa.
2.    El principio holográmico: consiste en que el todo está inscrito en las partes, como una especie de reflejo.
3.    El principio del bucle retroactivo o retroalimentación: la causa actúa sobre el efecto y l efecto sobre la causa.
4.    El principio del bucle recursivo: consiste en auto producción y auto organización, hace referencia a la especie humana, se es producto y más tarde productor de lo mismo.
5.    El principio de autonomía dependencia: Morin destaca que los organismos auto organizadores se auto producen constantemente gastando energía, en consecuencia, para mantener su autonomía.
6.    El principio dialógico: permite asumir racionalmente la inseparabilidad de nociones contradictorias para concebir un mismo fenómeno complejo. Es el principio de una doble lógica para comprender dos nociones antagónicas como el orden y el desorden para dar origen a la organización.
7.    El principio de reintroducción del que conoce en todo conocimiento: se señala que todo conocimiento es una reconstrucción / traducción que lleva a cabo a una persona, de acuerdo a una cultura y tiempo específicos.


IDEAS FINALES

El conocimiento científico moderno tiene por objeto aclarar  la aparente complejidad de los fenómenos a fin de revelar el orden simple al que obedece, mediante  métodos de verificación empírica y lógica usados a lo largo de los últimos tres siglos, se han adquirido conocimientos sobre el mundo pero también han progresado los errores derivados del modo de organizar el conocimiento, incapaz de reconocer y  aprehender la complejidad de lo real. El conocimiento científico moderno opera mediante la selección de datos significativos y rechazo de los no significativos: separa (distingue) y une (asocia), jerarquiza y  centraliza. La complejidad como postura filosófica, surge por la necesidad de un pensamiento complejo donde aparecen los límites, las insuficiencias y las carencias del pensamiento simplificador. El pensamiento complejo plantea en uno de sus axiomas la imposibilidad de una omnisciencia, por eso, el pensamiento complejo está animado por una tensión permanente, entre la aspiración a un saber no parcelado y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento.
El estudio de la complejidad no se debe tomar como mera curiosidad intelectual, sino que se trata  de explorar sus planteamientos para ver hasta qué punto se podría aplicar en una contextualización más amplia del conocimiento.
La teoría de la complejidad y el pensamiento complejo,  según Edgar Morín, no intenta en modo alguno constituirse en método único, sino captar la realidad como sistema complejo, en sus diversas conexiones, mediaciones y condicionamientos.  Por eso no establece relaciones antitéticas entre orden y caos, incertidumbre y certidumbre, entre las partes y el todo, admitiendo de este modo la racionalidad pero oponiéndose a la racionalización que simplifica, reduce y no aprehende la realidad en su contexto y complejidad.
La educación como proceso cultural y los desafíos ante el pensamiento complejo. La educación, planteada desde la complejidad es imposible sin una reforma del pensamiento, que haga de ella un verdadero proceso de aprehensión del hombre como sujeto complejo que piensa, siente, conoce, valora, actúa y se comunica. y para revelar la complejidad del hombre hay que asumirlo con sentido cultural, es decir en su actividad real y en la praxis que lo integra a la cultura.  Edgar Morín (2001) nos presenta en su obra “los siete saberes necesarios para la educación del futuro”   partiendo de los vacíos que descubre en la educación, los cuales se concretan en:
  • La ceguera del conocimiento.
  • Los principios del conocimiento pertinente
  • La Enseñanza de la condición humana.
  • La enseñanza de la identidad terrenal.
  • La enseñanza a afrontar las incertidumbres.
  • La enseñanza  de la comprensión.
  • La enseñanza de la ética del género humano.


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